Columnas

La suerte

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 06 DICIEMBRE 2020
  • COMPARTIR
La suerte

Cierto día, haciendo acondicionamiento físico en el gimnasio de la UAT, el pitcher reynosense de Grandes Ligas, Jaime García, fue cuestionado acerca de sus proezas en el béisbol e hizo referencia a sus facultades innatas, a su gran pasión por el deporte y a su preparación; luego mencionó uno de los elementos determinantes: mucha suerte. Explicó que por más afanes que haga una persona, deportista o no, sin la ayuda de la suerte, nada puede lograr. Seguramente, así ocurre en todas las circunstancias.

Sería muy prolijo y aventurado tratar en un espacio tan corto el tema de la suerte. Quizá baste con decir que comprende la conjunción de todos los elementos circunstanciales en los que el ser humano no tiene control. Como diría el maestro español José Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mi circunstancia". Lo que sí es fácil es encontrar casos en que las tareas de un hombre o de una comunidad son alentadas por la suerte, esto es, lo que ocurre en otras instancias que viene a favorecer los proyectos para vivir mejor.

Un caso concreto es el de la Cuarta Transformación. A estas alturas de baile, solamente los necios se empeñan en negar el gran acierto de afrontar la doble crisis del fin del periodo neoliberal y la pandemia del Coronavirus sin incurrir en déficit fiscal ni mayor endeudamiento. Varios países, como aconteció a principios del siglo XX, están buscando aplicar las mismas fórmulas para remediar los estragos del capitalismo salvaje. Así mismo, organismos internacionales han hecho énfasis en el acierto de México.

El senador Ricardo Monreal, al referirse a su participación en un foro de análisis sobre la construcción del Estado de Bienestar en el que estuvieron expertos de todo el mundo, apuntó que en el conversatorio se resaltaron los efectos causados por la adquisición de deudas públicas para frenar el impacto de la crisis sanitaria; que el rescate millonario de las actividades económicas soportadas con endeudamiento ha generando hoyos fiscales de difícil reconstrucción en los países que han acudido a la deuda pública.

Pues bien, a la idea de reorientar la economía nacional para avanzar en el proyecto de recuperar la justicia social, que no es otra cosas que la justa distribución de la riqueza que genera el trabajo del hombre para aprovechar los recursos que la naturaleza provee, se ha venido a sumar el hecho de que el presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, ha decidido proponer al Congreso la nominación de la Dra. Janeth Yellen como secretaria del Tesoro, posición desde la que manejará la economía de EU.

El asunto no es sólo bueno. Su trascendencia es de la mayor importancia, pues tiene que ver con el futuro de la economía mundial, que pende de un delgado hilo por los niveles de endeudamiento que han provocado que en breve la insolvencia de las deudas soberanas arrastre a las instituciones financieras a un colapso sin precedente. Así como jamás se había dado un nivel de acumulación de la riqueza en tan pocas manos, ni un horizonte tan vasto de compromisos crediticios sin respaldo de activos sólidos; así será el crack del sistema capitalista que olvidó las reglas del mercado para afincarse en la especulación.

En estos mismos momentos, el Banco Central Europeo titubea al poner fin de una forma ordenada a la política de tasas negativas, porque éstas generan numerosas distorsiones en la economía y en el sector financiero, aunque en su origen contribuyó a sanear a los bancos y salvar la economía de la zona euro. Los intereses negativos en que está instalada la zona desde junio del 2014, hacen muy inciertos aspectos como la sostenibilidad de la deuda corporativa, el contagio entre deuda soberana y privada, el aumento de la banca en las sombras, la acumulación de liquidez y otras distorsiones en los mercados. 

En Estados Unidos no se presentó ese problema porque la Dra. Yellen, cuando presidenta del Sistema de la Reserva Federal, mantuvo bajas, aunque no inmóviles, las tasas de referencia; pero, además, terminó el programa de recompra de bonos del Tesoro, con lo que obligó a los grandes inversionistas a redireccionar sus capitales para promover la inversión productiva y con ello estimular la creación de fuentes de empleo bien pagado. Sin embargo, ahora advierte que la gran cantidad de deuda corporativa podría hacer más prolongada la próxima recesión y provocar quiebras corporativas sin precedente.

La afinidad entre la Dra. Yellen y el presidente electo permite augurar un gran esfuerzo estabilizador que empieza por su objetivo de "ayudar a restaurar el liderazgo global de Estados Unidos", en contraste con las guerras comerciales y la retórica egoísta que prevalece actualmente. Ha dicho la economista que trabajará con los aliados más cercanos de USA para incrementar el comercio, el desarrollo y para reducir las emisiones globales de dióxido de carbono. Está abierta a entablar compromisos con China, Rusia e Irán, pero no teme aplicar sanciones económicas si no actúan como partes responsables en los objetivos que se han planeado los organismos internacionales humanitarias: la ONU, la OMC y la OMS.

La mujer que ha ocupado los tres puestos más importantes en el manejo de la política económica de la nación más poderosa del orbe: presidenta del Consejo de Asesores Económicos, presidenta de la Reserva Federal y ahora secretaria del Tesoro, inicia una nueva era en la gestión macroeconómica. Aleja el enfoque de Trump en los recortes de impuestos para los ricos y el mercado de valores. Se considera que Yellen es una 'paloma' en economía más preocupada por el desempleo que por la inflación. Yellen también ha declarado que adoptará un nuevo enfoque cooperativo de la economía internacional, lo que incidirá necesariamente en las relaciones con los socios comerciales y los vecinos.

En ese sentido, el gobierno de la Cuarta Transformación ha sido tocado por la suerte, pues, con la corrección de las distorsiones en la economía planetaria, se espera el advenimiento de una época en que el ser humano esté al centro de todos los afanes de cuantos en este planeta viven y trabajan. 

Si el trabajo bien remunerado es la piedra de toque de la política económica del vecino, lo mismo habrá de ocurrir de este lado de la frontera, donde ya se ha caminado un buen trecho.

Como dice el viejo y conocido refrán: Suerte te dé Dios...

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO