Editoriales

México en marcha

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 02 DICIEMBRE 2020
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México en marcha

Líderes mundiales de las más diversas corrientes y tendencias expresaron abiertamente sus deseos de que la Cuarta Transformación de México tuviera éxito, cuando fue planteada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Una de las expresiones más señaladas fue la del líder opositor de Francia y fundador del movimiento Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quien afirmó: "El triunfo de López Obrador marca el resurgimiento de una gran nación y el despertar de una esperanza para el mundo".

A dos años de distancia, México está, nuevamente, marcando rumbos en la política planetaria inmersa en un caos que bien podría definirse como una tormenta perfecta por el vórtice que impulsan las tres crisis que tienen en vilo a la humanidad: el fin del modelo neoliberal que tantos estragos provocó a la sociedad; la pandemia del Coronavirus y las resistencia de los poderes que no quieren abandonar sus privilegios. Como ocurrió a inicios del siglo XX, México avanza en la consecución de la justicia social.

El mismísimo Fondo Monetario Internacional, por voz de su Junta de Directores, ha expresado su reconocimiento al gobierno mexicano por haber sorteado los problemas económicos sin recurrir a un endeudamiento mayor y ha mantenido la economía nacional activa con los programas sociales que benefician a las víctimas del neoliberalismo y permiten mantener en alto el consumo popular de bienes y servicios con lo que la economía real, la de leche y pan, se mantiene dinámica en el confinamiento.

En el acto oficial de celebración por el segundo año de gobierno, dijo el presidente que: "Desde antes de asumir el mandato popular de presidente de la República fuimos elaborando un plan de desarrollo que surgió de muchos años de brega, recorriendo a ras de tierra el territorio nacional, valorando las potencialidades y los vastos recursos naturales, reflexionando sobre los obstáculos para el desarrollo y el bienestar de la población, aquilatando la grandeza cultural de México y recogiendo los sentimientos de la gente en todos los pueblos y regiones del país". 

Y recalcó: "Así fue como llegamos a la conclusión de que eran mayores las posibilidades de cambio que las de estancamiento o decadencia y que hacer realidad la transformación dependía, en primer lugar, de enfrentar el grave problema de la corrupción y de contraponerle la virtud de la honestidad que es la mayor riqueza de nuestro pueblo".

De entrada, queda claro que la propuesta de la Cuarta Transformación es un programa de gobierno que viene de lejos y que responde a la realidad que vivió el país durante la época del capitalismo salvaje, en que el gobierno estaba al servicio del poder económico y cuando éste tenía como meta única acrecentar los caudales de la camarilla surgida de la venta de garaje que hizo Salinas del patrimonio nacional acumulado durante más de medio siglo de gobiernos revolucionarios, con amplio sentido patriótico.

Haciendo honor al viejo y conocido refrán de que el movimiento se demuestra andando, el presidente dijo que: "De inmediato comenzamos a combatir la corrupción y a poner en práctica una política de austeridad republicana. Hemos ahorrado, en dos años, un billón 300 mil millones de pesos en compras y contratos, reduciendo al mínimo el robo de combustible, el llamado huachicol; disminuyendo drásticamente la defraudación fiscal y otras malas prácticas dañinas que proliferaban en la hacienda pública en el antiguo régimen. La austeridad y la cancelación de fideicomisos y fondos que se manejaban de manera discrecional, deshonesta y en beneficio de minorías, también nos ha permitido liberar más presupuesto en beneficio del pueblo".

Esa indudable que se han cometido errores y que se han afectado intereses legítimos, circunstancias que vienen a resultar inevitables cuando se está trabajando por limpiar la casa y cumplir con los imperativos de la ley; pero, los aciertos y los logros son mucho más importantes y, finalmente, el país marcha por la vía correcta rumbo hacia su destino que será, indudablemente, de justicia y bienestar para todos.

De la mayor trascendencia es la visión global, integral e inclusiva del gobierno. No se trata únicamente de avanzar en la solución de los problemas económicos o políticos; sino de una transformación total de la vida institucional que incluye a las instancias que en este momento se muestran reacias porque no quieren abandonar los privilegios que los llevaron a ser verdugos de sus compatriotas, como son el aparato electoral y los organismos autónomos que demandan que se les guise aparte y con aceite de oliva.

A lo ya realizado debe abonarse la suma de los hombres y mujeres que han comprendido la mística de la Cuarta Transformación y que han decidido sumar sus talentos para que este se haga realidad en un plazo menor.

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