Editoriales

Ya nada será igual

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 06 NOVIEMBRE 2020
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Ya nada será igual

Un vaso roto jamás volverá a ser un vaso, esa verdad de Perogrullo marca el sentido de los tiempos, cuando lo que debía ser terso e inobjetable, se la vuelto percudido e incierto. No es la primera vez en que la Suprema Corte de los Estados Unidos debe decidir en una elección presidencial; pero, ahora no se trata de quién se queda con la presidencia, sino de la inoperabilidad de un sistema electoral en el que no gana quien obtiene más sufragios de los votantes, sino quien tiene mayor apoyo de los comisarios.

Los integrantes del Colegio Electoral, llamados delegados, comisarios o compromisarios, son 538 y son ellos, en representación de los votantes de su estado, los que eligen al presidente atendiendo el triunfo de alguno de los partidos contendientes en las urnas. Los delegados en su conjunto representan a los 50 estados de la Unión Americana más el Distrito de Columbia; pero, no todos tienen igual número de comisarios en el Colegio Electoral. En los extremos, 8 estados tienen sólo tres, en cambio, California tiene 55, Texas 38, Nueva York y Florida 29; les siguen Illinois y Filadelfia con 20, Oklahoma con 18. 

El quid está en que el partido que tiene más votos en un estado, gana todos los delegados. Por ejemplo, en la elección en juego, los republicanos han avanzado en la elección de senadores (reteniendo el Congreso) y en la de representantes, aventajando a los demócratas, aunque éstos siguen siendo mayoría; pero, no han podido reunir el número de comisarios para poder cantar victoria. Un caso similar ocurrió en las elecciones presidenciales pasadas, en las que Hilary Clinton obtuvo el mayor número de votos populares: 65.853.516, equivalente al 48,18 por ciento y Donald Trump 62.984.825, el 46,09 por ciento.

La elección de los delegados o compromisarios, se hace tomando en cuenta el número de senadores, de representantes y de delegados (en el caso del Distrito de Columbia). Así, la decisión la tomarán 100 senadores, 435 representantes y 3 delegados, para hacer un total de 538, cuya mitad es 269, de tal suerte que la presidencia se gana con 270. La contienda no se da en la elección de quien será el presidente, sino de los congresistas en cada uno de los estados que integran la república federal. 

En las elecciones de este año, el año de la pandemia, se ha acentuado la costumbre del voto anticipado o por correo, una buena parte en proceso de ser contada, que ha venido a sembrar incertidumbre en los resultados. Según los datos que han sido publicados por los expertos electorales de la Universidad de Florida, el voto no presencial en las urnas puede superar el cincuenta por ciento del total de sufragios emitidos. Eso ha dado motivo de inconformidad, impugnación y hasta acusaciones de intento de fraude. 

Hay, dentro de los Estados Unidos, una corriente crítica del sistema electoral. Al respecto, manifestó Steven Levistky, investigador de la Universidad de Harvard que: "Creo que son mayores los retos que vienen al no cambiar el sistema. Vemos encuestas a votantes millennials y de la Generación Z, votantes más jóvenes de 40 años, y muestran niveles muy bajos de confianza en nuestras instituciones democráticas. Las generaciones mayores, como la mía, quizá no estaban de acuerdo con algunos gobiernos, pero expresaban una confianza básica en nuestro sistema democrático. Hay un gran descontento entre los jóvenes estadounidenses y vimos un registro de ello en las protestas tras la muerte de George Floyd. Podríamos acercarnos a una crisis grande de legitimidad y si no cambiamos el sistema, tendremos que enfrentarnos a la rabia de la gente". 

En el 2018, una coalición de firmas de abogados estadounidenses entre los cuales se encuentra el exgobernador republicano de Massachusetts William Weld, interpuso una demanda en cuatro estados en contra del actual sistema de elección presidencial que entrega todos los electores al candidato que recibe la mayoría de votos. Los demandantes, que aseguran ser no partidistas, decidieron presentar las demandas en California y Massachusetts, donde tradicionalmente gana el candidato demócrata, y en Texas y Carolina del Sur, de claro dominio republicano, al considerar que el actual sistema "magnifica el impacto de algunos votos y hace caso omiso de otros". La iniciativa no avanzó entonces; pero, quizá llegó la hora.

El actual sistema electoral estadounidense viene de la Constitución promulgada el 17 de septiembre de 1787 con sus 7 artículos y sus 27 enmiendas posteriores, en la que se define a los Estados Unidos como una República con un sistema representativo y federal con tres poderes definidos separados, que se equilibran entre sí y administrado en su rama ejecutiva por un presidente elegido para un período de 4 años con una posible reelección por un solo término más. El presidente tiene las atribuciones de jefe de Estado y de gobierno, comandante en jefe del Ejército y jefe del Poder Ejecutivo.

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