Editoriales

El día de la reelección

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 04 NOVIEMBRE 2020
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El día de la reelección

La reducción de los impuestos y las nuevas políticas migratorias hicieron posible la reelección del presidente republicano de los Estados Unidos, durante una interesante contienda que fue considerada como una jornada histórica por los observadores de dentro y de fuera. Apuntalado por la mayoría republicana en el Senado, y fiel a su política de laissez-faire en la economía estadounidense, además de rechazar el intervencionismo estatal en todo, para recuperar la dinámica empresarial de los años felices.

En medio de una crisis severa, fue su convicción fiscal lo que lo llevó a repetir en el cargo. Cuando afirmó que: "La colecta de cualquier impuesto que no sea absolutamente necesario es sólo una especie de latrocinio legalizado. Quiero que la gente de América pueda trabajar menos para el Gobierno y más para sí misma. Quiero que obtenga las recompensas derivadas de su propia industria. Este es el principal significado de la libertad". Sus detractores decían que bajaría la recaudación; pero, al revés, subió significativamente.

El otro aspecto toral fue el de la migración. Aseguraba que Estados Unidos no puede mantener un flujo permanente de personas venidas de todos los rincones del planeta, sin un control que premie el esfuerzo y garantice un beneficio para la nación. De ahí el éxito de su reforma migratoria, que puso en práctica una cuota proporcional de orígenes nacionales, y proporcionó visas al dos por ciento de la cantidad total de personas de cada nacionalidad que ya residían en los Estados Unidos según el censo nacional, aunque prohibió completamente el otorgamiento de visas a algunos inmigrantes de Asia y otros países. 

Seguramente que también fue determinante para la reelección del republicano su política de aceptación de las minorías. Memorable es su discurso haciendo hincapié en que la aceptación de las diferencias era un valor estadounidense y agradeció la aportación de los inmigrantes a la sociedad, afirmando que habían contribuido notablemente a la conformación del país. Que, aunque la diversidad de pueblos era en Europa fuente de conflicto y tensiones, en los Estados Unidos era un elemento de armonía que beneficiaba al país. Declaró que la nación debía ayudar a los inmigrantes que llegaban a ella, al tiempo que instó a estos a desechar todo odio racial y prejuicios. Aunque persistió en la migración ordenada.

En el terreno judicial, Calvin Coolidge propuso a diecisiete jueces para las Cortes de Apelaciones y sesenta y uno a las Cortes de Distrito de los Estados Unidos. Nombró además a varios jueces para diversos tribunales especiales, entre ellos a Genevieve R. Cline, que fue la primera jueza federal y ocupó una plaza en el Tribunal Aduanero de los Estados Unidos en 1928. Promulgó la Ley Judicial de 1925, que permitió reducir la cantidad de trabajo con la que tenían que lidiar en el Tribunal Supremo.

Hábil operador de los medios de comunicación, especialmente la radio y el cine, su segunda toma de posesión de la presidencia fue la primera que se transmitió por radio. El 6 de diciembre de 1923, dio el primer discurso al Congreso que se radió en la historia de los Estados Unidos.Coolidge aprobó la Ley de Radio de 1927, que dejaba la regulación del nuevo medio a la recién creada Comisión Federal de Radio. El 11 de agosto de 1924, Theodore W. Case grabó al presidente en los jardines de la Casa Blanca empleando para ello phonofilm, la película que registraba el sonido junto a la imagen; fue la primera vez que un presidente estadounidense aparecía en una película sonora.

Una de las anécdotas más interesantes en la vida de Coolidge dice que cuando en el hotel Palace de San Francisco, a las 19:32 horas del 2 de agosto de 1923, exhaló su último aliento el presidente de los Estados Unidos, Warren Harding, a las 2:47 de la mañana, John Calvin Coolidge Jr. juró el cargo ante su padre, que era justicia del lugar, sobre la Biblia de su madre y ante un grupo improvisado de testigos.

En su reelección, tras obtener la candidatura republicana sin oposición interna, hubo de competir en las urnas con John W. Davis, del Partido Demócrata, y Robert LaFollete, del Partido Progresista, una escisión del Grand Old Party. Arrasó: obtuvo el apoyo del 54% de los sufragios y 382 de los 531 votos del colegio electoral. Así pudo poner en práctica sus ideas políticas, encaminadas a fortalecer el nacionalismo. 

Hoy en día, los historiadores no se ponen de acuerdo con sus legado, pues unos dicen que fue un gran presidente que inauguró una época de prosperidad para la Unión Americana; otros lo acusan de la gran depresión porque la reducción de impuestos provocó la quiebra de la hacienda publica estadounidense. 

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