Editoriales

Las reglas de la disciplina

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 31 OCTUBRE 2020
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Las reglas de la disciplina

Cuando se dice que ya nada será igual, se reconoce la gravedad de la crisis que padece la humanidad como consecuencia del agotamiento del modelo desarrollista, el ahondamiento de la brecha que separa a los que tienen en exceso y los que de todo carecen y la aparición de la pandemia del Coronavirus como respuesta del planeta a los atentados que ha sufrido a manos del hombre. Nada será igual; pero, la disyuntiva señala rumbos opuestos: ¿sobrevivirá una nueva sociedad más justa y solidaria, o una más cruel?

Por lo pronto la Unicef ha puesto los ojos en uno de los problemas más graves derivados de la pandemia y del confinamiento obligado, con la suspensión de actividades normales en espacios de mucha concurrencia, como la educación en el sistema escolarizado. Notoria resulta la rispidez de las relaciones familiares dentro del hogar, donde niños, jóvenes, adultos y personas mayores que antes salían a desarrollar tareas diversas fuera del hogar, ahora tienen que cumplirlas dentro de espacios limitados.

En algún momento, la tranquilidad dentro del hogar es irrumpida por un bebé gritón, un adolescente furioso, o el abuelo confundido. Si la reacción del resto de la familia es dejarse llevar por la sicosis, es posible que aumente la tensión y se llegue a situaciones indeseables de violencia y agresión personal. Es claro que en una situación tan estresante resulte difícil controlar el temperamento y mantener la calma. Tal vez lo ideal es impedir que se llegue a esos límites, cuando menos en lo sí que es posible.

Es por ello que la organización solicitó a la Dra. Lucie Cluver, profesora de la Universidad de Oxford y madre de dos hijos, dar su punto de vista al respecto. Ella contestó que: "La Disciplina Positiva es un método que puede contribuir a que los progenitores fomenten unas relaciones positivas con sus hijos y les enseñen habilidades como la responsabilidad, la cooperación y la autodisciplina. Los progenitores no quieren gritar ni pegar a sus hijos. Lo hacen a veces porque están estresados y no ven otra solución".

Luego, explicó que el enfoque de la disciplina positiva, en lugar de centrarse en el castigo y en lo que no se debe hacer, pone el énfasis en generar una relación saludable con los hijos y en fijar expectativas referidas al comportamiento. "La buena noticia para todos los progenitores es que es un método que funciona. Y así es como puedes comenzar a ponerlo en práctica". Luego señala 5 reglas para con los hijos y tres recomendaciones personales dirigidas a los padres, a fin de evitar situaciones conflictivas. 

Primeramente, recomienda: "Para forjar una buena relación con cualquier persona es importante pasar tiempo a solas con ella; cuanto más si se trata de tu hijo. Dedícale 20 minutos al día, incluso 5 minutos al día, tal vez aprovechando otras actividades que realizan juntos; por ejemplo, pueden cantar una canción mientras lavan los platos, o conversar mientras tienden la ropa. Lo que de verdad importa es que te centres en tu hijo. Así que apaga la televisión, apaga el teléfono, ponte a su nivel; solos tu hijo y tú".

En seguida, dice que: "Los progenitores a menudo nos centramos en el mal comportamiento de nuestros hijos y les reprendemos. Los niños pueden ver en esto un modo de atraer tu atención, con lo cual, en lugar de poner fin a la mala conducta, hacemos que se perpetúe. A los niños les encanta que les elogien. Les hace sentirse amados y especiales. Presta atención a cuando tu hijo hace algo bien y felicítale, aunque solo sea por haber jugado con su hermano/a durante cinco minutos. Esto puede animarle a portarse bien, y hará que sean menos necesarias las medidas disciplinarias".

Más adelante propone: "Es mucho más eficaz decirle a tu hijo qué es lo que quieres exactamente que haga, que decirle lo que no debe hacer. Cuando le pides a un niño que no sea desordenado, o que sea bueno, él no necesariamente entiende lo que tiene que hacer. Si le das instrucciones concretas como 'por favor, recoge todos tus juguetes y ponlos en la caja', estableces unas expectativas claras y es más probable que el niño haga lo que le pides. Pero es importante fijar expectativas realistas. Pedir a tus hijos que permanezcan callados durante un día entero quizás no sea tan factible como pedirles 10 minutos de silencio mientras tú hablas por teléfono. Tú sabes lo que tu hijo es capaz de hacer. Si le pides lo imposible, no lo conseguirá".

En cuarto lugar explica que: "Cuando tu hijo se ponga difícil, una estrategia útil puede ser distraerle con una actividad más positiva. Cuando distraes la atención del niño hacia otra cosa, por ejemplo, cambiando de tema, iniciando un juego, llevándole a otra habitación o saliendo a dar un paseo, puedes conseguir desviar su energía hacia un comportamiento positivo. Elegir el momento oportuno es también fundamental, pues parte de la distracción consiste en darse cuenta cuándo una situación está a punto de ir mal, y actuar. Ser consciente de que tu hijo comienza a ponerse nervioso, irritable o molesto, o de que dos hermanos quieren el mismo juguete, puede ayudar a disipar una posible crisis antes de que estalle".

Por último, señala que: "Parte de nuestro crecimiento consiste en aprender que lo que hacemos puede traer consecuencias. Explicarle esto a tu hijo es un proceso sencillo que le animará a comportarse bien, a la vez que aprende sobre la responsabilidad. Dale a tu hijo la oportunidad de hacer lo correcto explicándole las consecuencias que puede tener su mal comportamiento. Por ejemplo, si quieres que tu hijo deje de pintar en las paredes, puedes decirle que si no para, vas a poner fin a su tiempo de juego. De este modo le estás advirtiendo y le estás dando la oportunidad de cambiar su conducta. Si persiste en su conducta, prosigue con las consecuencias tranquilamente y sin mostrar enojo; y felicítate si lo consigues, ¡porque no es nada fácil!".

Las recomendaciones personales son: En primer lugar, cálmate. "Una táctica sencilla y útil: darle al botón de pausa. Respira profundamente cinco veces, despacio y con atención, y te darás cuenta de que eres capaz de responder con más calma y consideración. Progenitores de todo el mundo aseguran que esa simple pausa es enormemente útil".

Tiempo para ti: "Tómate un tiempo para ti, por ejemplo, mientras los niños duermen, y haz algo con lo que te sientas feliz y en calma. Es muy difícil hacer todas las cosas bien como progenitor si uno no se ha dado a sí mismo un descanso".

Reconoce tu mérito: "Cada día, mientras te lavas los dientes, por ejemplo, piensa en alguna cosa que hayas hecho realmente bien hoy con tus hijos. Y reconoce que lo has hecho fenomenal. Puede que haya más confinamientos, pero no estás solo en absoluto. En todo el mundo hay millones de progenitores que intentan hacer las cosas bien, y todos fallamos alguna vez. Y entonces lo volvemos a intentar. Superaremos esto juntos".

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