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Temas de fondo
La visita de la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, a México y su entrevista con el presidente Andrés Manuel López Obrador, se da en un momento de mucha satisfacción, luego de que las elecciones del domingo ratificaron el apoyo de las mayorías a su presidente. Un poco de licencia permite decir que la encargada de atender la crisis migratoria viene al país, luego de estar en Guatemala, a aprender. Ese es su estilo, su modo de ser: observar, estudiar, entender, comprender, ser comprendida.
En su exitoso desempeño como funcionaria judicial y luego como senadora, asumió siempre que no sabía todo lo necesario para actuar convenientemente, por lo que antes de emitir un juicio buscó allegarse todos los elementos necesarios para definir lo que él o sus prójimos ven, sienten, piensan, imaginan, etcétera, y que podría comprender con rapidez en el caso de que fuese aplicado de forma similar por otras personas. Un estilo diferente al de sus homólogos que buscaban las respuestas desde la distancia.
Hasta ahora, se habla del desplazamiento de numerosos contingentes como resultado de la violencia generada por grupos delictivos, por la corrupción gubernamental y los estragos del cambio climático; pero, se dejan de lado otros elementos, igual de importantes, por los cuales la gente abandona sus hogares y se lanza en pos del sueño americano. Una observación pertinente es que la ola de migrantes empezó a darse a partir de la incursión de Donald Trump en la política y su llegada a la presidencia.
Durante el trabajo de campo, se ha detectado que la mayoría de los migrantes de Centro y Sudamérica que llegan a la frontera y se alojan en las poblaciones limítrofes con Estados Unidos, cuentan igual historia. Que pagaron cinco, siete, diez mil dólares a un traficante para que los trasladara de su tierra natal hasta algún lugar del vecino país, donde ya le esperaba un trabajo. Pero, resulta que muy pocos pueden explicar de dónde salió el dinero, aunque algunos dicen que un familiar en EU se los envió.
Habría que ver más a fondo para entender este fenómeno que embona perfectamente entre la necesidad de trabajo y el requerimiento de mano de obra para mantener activo el aparato productivo de la nación más poderosa de la tierra. No son pocas las personas y las entidades científicas y económicas que han abordado el tema, siempre con una conclusión precisa: Estados Unidos necesita de los trabajadores de fuera para poder atender áreas específicas que no pueden ser cubiertas por los trabajadores locales.
Uno de ellos es David Card, profesor de Economía en la Universidad de California en Berkeley, quien expresó que: "Sin inmigrantes, van a faltar trabajadores para cubrir determinadas funciones. Dentro de diez años habrá muchos adultos mayores y escasos trabajadores poco calificados que puedan cambiar sus bacinillas. Ocho de los quince empleos que tendrán el crecimiento más rápido entre 2014 y 2024: gente para cuidar a enfermos en el hogar, preparadores de comida, conserjes en edificios comerciales y otros trabajos similares, no requieren de ninguna preparación (sin olvidar los efectos de la pandemia).
No se trata, pues, sólo de gente que huye de la violencia o la miseria; sino de trabajadores que buscan empleo en el país que más empleos tiene disponibles. Tampoco se trata de los empleos precarios que señala el estudioso, sino de trabajos que requieren de cierto grado de preparación aunque no sea de tipo académico como cocineros, músicos, cantineros, mecánicos, albañiles, agricultores, secretarías, operadores de sistemas y equipos mecánicos o digitales. Un abanico de opciones de oferta y demanda.
Cuando el presidente Biden comisionó a su vicepresidenta, afirmó que no había una persona más calificada para llevar a cabo la tarea de solucionar el problema de la migración, que muchos quieren ver como un asunto de crisis humanitaria. Esta apreciación, junto a la experiencia curricular de la doctora Harris, quien reconoce no hablar español, abre expectativas muy ambiciosas de que, por fin, se entienda y reconozca una realidad que se ha prestado a muchos abusos en contra de quienes ganan la gorda con sus manos.
El presidente López Obrador es un hombre que toda su vida ha trabajado por mejorar la vida de los que sufren los estraga lugar a dudas de que, más allá de las cortesías, podrá darse un entendimiento entre personas de buena voluntad que buscan hacer de este mundo un mejor lugar para vivir y de las relaciones de México con los Estados Unidos, una amistad afianzada por un trato justo y digno.
Dice un viejo y conocido refrán que no hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante.