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El mandato

Las urnas hablaron. El lenguaje callado de los votos se expresó con fuerza este domingo en nuestro país para otorgar el mandato. Y muchas cosas dicen esos millones de votos. Ya los analistas están desmadejando los mensajes electorales contenidos en las urnas. Mientras tanto los ganadores celebran los resultados de ese voto contundente, producto del más significativo momento de cualquier democracia: el votante frente a la urna. Ese instante de razonamiento, pero también con una carga emocional en el cual se elige. Así pues, la llamada  elección "más grande la historia", nos deja demasiados mensajes.

La presencia de los votos cruzados por ejemplo. Esa sofisticación electoral que antes no veíamos en nuestro país, nos habla de votos pensados y de castigo. Porque el voto también castiga y muchas veces ese castigo puede ser peor que un calabozo. Luego está el tema de las redes sociales y su innegable poder en una gran masa de votantes. Para el análisis la votación en el estado vecino, otrora de rancio conservadurismo, donde la campaña a gobernador tuvo especial respuesta en las redes sociales y sustentada en gran parte en la popularidad de una mujer de 26 años con más de un millón y medio de seguidores en "instagram", esposa del declarado ganador de la contienda.

El mandato

La boleta es más fuerte que la bala. Abraham Lincoln


La presencia de los votos cruzados por ejemplo. Esa sofisticación electoral que antes no veíamos en nuestro país, nos habla de votos pensados y de castigo. Porque el voto también castiga y muchas veces ese castigo puede ser peor que un calabozo. Luego está el tema de las redes sociales y su innegable poder en una gran masa de votantes. Para el análisis la votación en el estado vecino, otrora de rancio conservadurismo, donde la campaña a gobernador tuvo especial respuesta en las redes sociales y sustentada en gran parte en la popularidad de una mujer de 26 años con más de un millón y medio de seguidores en "instagram", esposa del declarado ganador de la contienda.

Mucho quebradero de cabeza tendrán los analistas para entender a los votantes seducidos por los "influencers" de redes sociales. Ufff. Votos generados en los atractivos aparadores de las pantallas.  Y por supuesto la pregunta queda en el aire: ¿sabrán hacer buenos gobiernos quienes recibieron el mandato apoyados por el voto de la seducción virtual? Ya el buen Sartori anticipaba hace algunos años la fuerza que podrían adquirir los "Homo videns", seres "fabricados" por las pantallas, cuya mente ya no está conformada por conceptos, sino por imágenes y que eligen seducidos por los "espejitos" contenidos en las nuevas tecnologías. 

Porque sin duda las campañas han cambiado sustancialmente en cosa de décadas. Y los resultados lo reflejan. Un gran mitin ya no siempre es sinónimo de una gran votación y ni siquiera las encuestas atinan plenamente a conocer las intenciones de los votantes. Con todo, hay cosas que no cambian en política, pues la condición humana sigue siendo la misma desde los griegos y la invención de la democracia. Nada ni nadie nos garantiza que entre los ganadores no salga un émulo de Santa Anna quien ya se esté afilando las uñas para atacar al erario o alguien cuya soberbia le haga olvidar las promesas expresadas en campaña. Pero también con suerte nos puede salir un Marte R. Gómez, quien dejó profunda huella como legislador y gobernante en nuestro Tamaulipas.

Y dentro de la humana condición están el voto de premio y el de castigo que llevan implícito el agradecimiento y el resentimiento; ambos motores poderosos en cualquier elección. "El voto puede ser un puñal" decía un político británico y también puede ser más fuerte que una bala como señalaba Lincoln.  Pocas cosas más temidas de los gobernantes y candidatos: un voto que golpea sin misericordia expresando el repudio a quien no cumplió con el mandato. Porque a final de cuentas, ahora eso es lo más importante. El mandato recibido a través del voto, considerado también un "sacramento cívico".  

Y enfatizo la palabra "mandato" porque quienes ganaron no deben olvidarla. Un mandato que no se agota en las urnas sino trasciende el tiempo electoral. En ese sentido, con nuestro voto los elegimos pero con nuestra atención debemos recordarles todos los días que "el soberano" es quien elige y lo mismo da el mandato como lo quita. Nuestra obligación como ciudadanos es construir una sociedad democrática, exigente y participativa. Una sociedad que contribuya a los acuerdos y sirva como contrapeso para los excesos y corrupciones de la clase política. De eso se trata el mandato. 

Ya no podemos consentir alcaldes que además de corruptos, han sido  trágicamente ineficientes. Nuestras ciudades son el reflejo de la descomposición en el ejercicio público. Ni tampoco legisladores que traicionen el mandato anteponiendo sus intereses personales. Las urnas hablaron y esperamos todos sepan leer el mensaje. Atrás se queda ya el "cuarto de guerra"; ahora es tiempo de la concordia, de la esperanza, de los planes, acuerdos y proyectos para construir mejores escenarios. La patria no espera. Vivimos tiempos difíciles y no podemos perder más tiempo con  pleitos estériles. Por nuestros niños y jóvenes acabemos con la dañina polarización. Es tiempo de las acciones, tiempo de escribir la historia con mayúscula, tiempo de unir voluntades y trabajar en la resolución de los grandes problemas.