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Pretextos quiere ...

Una de las argumentaciones más socorridas es la llamada prueba del pato, que básicamente, dice así: "Si grazna como un pato, camina como un pato y se comporta como un pato, entonces, ¡seguramente es un pato!". Ya vienen siendo muchas las evidencias de que algo se trama para presionar a México y a los mexicanos y obligarlos a variar el rumbo que están siguiendo en política y economía. Son muchas las casualidades como para no prestar atención y, desde luego, tomar las providencias necesarias al caso.

No es la primera, pero sí una de mucho peso, la misiva que escribió el gobernador de Texas, Gregg Abbott al presidente de los Estados Unidos Joe Biden, en la que exige: "Como gobernador de Texas, le insto a que tome medidas inmediatas para combatir los peligrosos y letales cárteles de la droga mexicanos. Estos cárteles traen terror a nuestras comunidades. Estos cárteles de la droga mexicanos son organizaciones terroristas extranjeras, y es hora de que el Gobierno federal los designe como tales".

Pretextos quiere ...

Palabras que podrían tomarse como una expresión lírica de un gobernador que siente que el presidente no está haciendo lo suficiente para resolver los problemas de la frontera; pero que, en el fondo guardan intenciones altamente preocupantes por cuanto una declaración oficial en tal sentido habría de tener una serie de repercusiones indeseables para los pueblos de ambas naciones. Además, siguen la misma ruta absurda y errada, de atribuir el problema de las drogas a México, sin ver las razones del fondo obvio.

Por principio de cuentas, según documenta Jesús Esquivel en su libro Los narcos gringos: "No existen carteles famosos, como los mexicanos, ni grupos armados que se disputan territorios de cultivo de coca, como en Colombia, sin embargo, sí existen organizaciones dedicadas al narcotráfico en Estados Unidos que transportan estupefacientes por todo su territorio. Aunque, en líneas generales, todavía existe desconocimiento respecto a los protagonistas y funcionamiento del tráfico en ese país. Los narcotraficantes y organizaciones que forman parte del primer eslabón dentro de Estados Unidos son los que tienen cierto rango y capacidad de pagar por una carga recién llegada desde México. A través de ellos, la cocaína y drogas sintéticas comienzan a viajar a los diferentes mercados existentes en el extenso territorio estadounidense".

A la pregunta de ¿por qué no se han detectado, detenido y exhibido?, responde que: "Son muchos más los casos de estadounidenses (detenidos), pero que no reciben atención por los medios de comunicación porque no están vinculados a hechos violentos. No es lo mismo ser un vendedor de drogas en Manhattan que uno de un barrio pobre de Houston y por eso hay que adaptarse al entorno. Por ello es que no son ostentosos y optan por el bajo perfil, no pueden llamar la atención porque existe mucho control y si uno de ellos es detectado sufrirá incautaciones y la pérdida de su dinero. Un cartel mueve toneladas de cocaína, pero al entrar a Estados Unidos son miles de estadounidenses los que se encargan de repartir esas toneladas en partes cada vez más pequeñas. Es como una telaraña, por eso es tan complicado", dice el investigador.

Pero, yendo al origen de este problema y dado que se pretende tachar a mexicanos de terroristas, habría que conocer las declaraciones del exsecretario de Estado del presidente Richard Nixon. John Ehrlichman explicó que, como candidato y presidente Nixon ubicó a sus enemigos, y vio una manera de mantenerlos bajo control: "Sabíamos que no podríamos hacer ilegal protestar contra la guerra o ser negro, pero al hacer que el público asociara a los hippies con la mariguana y a los negros con la heroína, y al criminalizar a ambas cosas severamente, podríamos desbaratar comunidades. Podíamos arrestar a sus líderes, catear sus hogares, terminar con sus juntas y vilipendiarlos noche tras noche en los noticiarios nocturnos. ¿Sabíamos que mentíamos sobre las drogas? Claro que sí".

No ha mucho que el exembajador de Estados Unidos en México, Cristopher Landau, afirmó que: "El presidente Andrés Manuel López Obrador básicamente ha adoptado una actitud bastante perezosa al tratar de evitar conflictos con los cárteles. Creo que el actual presidente López Obrador tiene una agenda interna muy ambiciosa que es casi mayoritariamente sobre programas sociales (...) Y ve a los cárteles, continuando con la analogía, como su Vietnam".

En una carta pastoral, el sínodo de obispos de los Estados Unidos ofreció su visión del problema de las drogas, señalando que es producto de la confusión de los valores y la incertidumbre que viven los jóvenes para quienes el futuro no tiene sentido en un mundo injusto que permite la excesiva acumulación de la riqueza por medio del despojo.

Presionar a México para que tuerza el camino hacia la justicia social con el amago de las malas calificaciones y las opiniones ladeadas, no contribuye a mejorar las relaciones y menos a avanzar en la solución del problema, que, ciertamente, no es con violencia, legal o no.