Editoriales

Los grandes retos

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 26 AGOSTO 2020
  • COMPARTIR
Los grandes retos

Permita el amable lector enviar desde este espacio votos fervientes por la pronta recuperación del compañero Erasmo Salinas Pérez, un entrañable miembro del periodismo mañanero, y porque su respetable familia encuentre fortaleza de espíritu en estos trances tan difíciles. Qué el Supremo Hacedor del Universo los acoja en su infinita misericordia a ellos y todos cuantos en este momento padecen las consecuencias de las crisis provocadas por esa perversa enfermedad del alma: la codicia.

Esa codicia que suscitó la risa burlona de las hienas mientras el país se resquebraja entre las manos de los mexicanos, pobres y ricos, empresarios y obreros, campesinos y terratenientes, ignorantes e intelectuales con las reformas estructurales con las cuales se firmó la entrega de México a los nuevos colonizadores cobijados en las grandes empresas multinacionales, y se dio al traste con las instituciones surgidas del proyecto de nación emanado de la Revolución, que tantos y tan buenos frutos produjo.

Esas mismas hienas ya no ríen; ahora vociferan y lanzan anatemas ominosos sobre los hombres que han decidido apostar por la reconstrucción de las instituciones y la restauración del estado de derecho para que brillen refulgentes los rayos del sol de la democracia que vienen desde la Grecia antigua y que los revolucionarios franceses resumieron a la perfección cuando proclamaron los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Libertad para decidir la forma de realizar la vocación personal en bien propio y de los demás; igualdad de derechos y ante la ley; fraternidad como la regla de oro de la vida comunitaria.

El capitalismo salvaje permitió que en México se diera la gran paradoja de que simultáneamente jefes de familia de los rarámuri en la sierra de Chihuahua se arrojaban a los precipicios con toda su gente para no verla morir de hambre, frío y desamparo, mientras que un ingreso anual de 23 mil millones de dólares convirtió a un mexicano en el hombre más rico del planeta. Políticos que se daban el lujo de perder un millón de dólares en los casinos de Las Vegas mientras se pagaban 65 pesos diarios a los trabajadores.

Que permitió a la mamá de los pollitos dominar el sindicato magisterial para costearse las lujosas residencias que tenía en varios lugares de los Estados Unidos y de Sudamérica, y llevar una extravagante vida de lujos y excesos. A Rosario Robles dejar un cheque por dos millones de pesos para que arreglaran sus asuntos con la justicia mientras viajaba a Italia para desestresarse de las presiones de los malnacidos que no apreciaban la morisqueta (arroz con frijoles) que les sirvía cada día en los comedores comunitarios.

Que la inconformidad y la protesta de los más pobres, fuera manipuladas por falsos redentores que con la bandera de una supuesta democracia, fortalecieron, a cambio de migajas, las estructuras del poder, del dominio y la explotación, para evitar que la distribución de la riqueza fuera equitativa y justa, con una educación que verdaderamente cultive al pueblo, que permita erradicar la pobreza y ceda el paso a una alimentación saludable y suficiente; que las instituciones y servicios de salud sean suficientes y eficientes.

A las crisis económica e institucional, ha venido a juntarse la crisis sanitaria para hacer más difícil la recuperación; pero, por fortuna, las autoridades han actuado con aplomo sorteando los escollos dentro y fuera del país, haciendo lo que corresponde con entrega y patriotismo. Los mexicanos que sufrieron las risas de las hienas y ahora sus gritos desesperados, han asumido el reto y aunque los recursos son pocos, están obrando esfuerzos sobrehumanos para sacar a México adelante, como ha sido siempre.

De manera especial, los médicos, los laboratoristas, las enfermeras, el personal de apoyo del sector salud ha salido a dar la batalla como antes hicieron las generaciones de patriotas en la Independencia, en la Reforma y la Restauración de la República, y en la Revolución, entregando hasta la vida en su gran empeño por servir a los demás, sentido y razón de la existencia humana. Los estragos que provocó la rapacidad de los malnacidos, se están remediando con un mayor esfuerzo, un esfuerzo heroico, titánico.

Los dos pilares sobre los que descansa el futuro de México: la salud y la educación, están a prueba en estos días. Irina Bokova, directora de la UNESCO, planteó que: "...La educación debe servir para aprender a vivir en un planeta bajo presión. Debe consistir en la adquisición de competencias básicas en materia de cultura, sobre la base del respeto y la igual dignidad, contribuyendo a forjar las dimensiones sociales, económicas y medioambientales del desarrollo sostenible...".

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO