Editoriales > ANÁLISIS
Hace 175 años
La frontera de México con los Estados Unidos, una de las más largas del mundo, está cerrada, excepto para emergencias, concepto que cada quien puede interpretar a su leal saber. Ahora se dice que por la pandemia; pero, ya había severas restricciones desde antes, cuando inició el éxodo masivo de migrantes de Centro, Sudamérica y otros lugares del planeta, y aún desde los años previos, cuando se hacía largas hileras de vehículos y las demoras en las revisiones eran intencionalmente lentas, ´por orden superior´.
Hoy se cumplen 175 años de que el entonces presidente de los Estados Unidos, James K. Polk. dio su mensaje ante el Senado y el Congreso para justificar la guerra con México en base a una serie de vagas consideraciones que fueron desmentidas por varios congresistas que se opusieron a tal barbaridad. Dijo Polk que la frontera histórica entre ambos países era el río del Norte (Bravo o Grande) y que la derrota y rendición de los 63 dragones de avanzada que había enviado para explorar la situación del terreno, de los cuales fueron muerto o heridos 16, ocurrió en territorio estadounidense y se tomó como hostilidad.
Textualmente señaló el mandatario: "...Mientras tanto, Texas, por la decisión final de nuestro Congreso, se había convertido en una parte integral de nuestra Unión. El Congreso de Texas, mediante su acta del 19 de diciembre de 1836, había declarado que el río del Norte (río Grande) era el límite de esa República. Su jurisdicción se había ampliado y ejercido más allá del Nueces. El país entre este y el Del Norte había estado representado en el Congreso y en la convención de Texas, por lo que había participado en el acto de anexión mismo, y ahora está incluido dentro de nuestros distritos electorales".
El entonces congresista Abraham Lincoln, quien tachó la guerra de injusta e inconstitucional respondió: "El mayor engaño es que se asume como verdad que un río u otro es necesariamente la frontera; y hace trampa por completo a quien razona superficialmente con la idea de que posiblemente se encuentra en algún punto entre los dos y no en uno de ellos. Un planteamiento fiel de parte del presidente sería más o menos como sigue; ´Afirmo que el territorio donde fue derramada la primera sangre es nuestro; hay quienes aseguran que no lo es´... Su primer punto es que el río Bravo era la frontera occidental de Luisiana, cuando la adquirimos de Francia en 1803". Así teje un largo discurso objetando las razones.
Pero, el presidente tenía prisa por cumplir su tarea y dijo: "Pero ahora, después de reiteradas amenazas, México ha traspasado la frontera de Estados Unidos, ha invadido nuestro territorio y ha derramado sangre estadounidense sobre suelo estadounidense. Y ha proclamado que han comenzado las hostilidades y que las dos naciones están ahora en guerra. Como la guerra existe, y, a pesar de todos nuestros esfuerzos para evitarla, existe por el acto de México mismo, estamos llamados por toda consideración de deber y patriotismo para reivindicar con decisión el honor, los derechos y los intereses de nuestro país... En una mayor reivindicación de nuestros derechos y defensa de nuestro territorio, invoco la pronta acción del Congreso para reconocer la existencia de la guerra y poner a disposición del Ejecutivo los medios para proseguir la guerra con vigor y así acelerar la restauración de la paz..."
De nada valieron los esfuerzos de hombres probos, pues según dicen los historiadores: "Aunque la mayoría de los votantes estadounidenses compartía la ideología de supremacía racial de Polk, una insólita coalición de destacadas figuras políticas se opuso a la guerra desde el principio. Los disidentes incluían al Senador proesclavista de Carolina del Sur, John C. Calhoun; al expresidente de Estados Unidos, John Quincy Adams, quien describió la ´infame guerra´ como un complot de los estados esclavistas para dominar el Congreso, e incluso el comandante de las fuerzas estadounidenses en la frontera y futuro Presidente de Estados Unidos, Zachary Taylor, quien creía que la anexión de nuevos territorios era ´poco juiciosa, desde el punto de vista de la política, y malvada de hecho´".
Las palabras de Lincoln son estrujantes: "... Pero si no puede o no lo hiciera; si bajo algún fingimiento, o ningún fingimiento lo rechaza o lo omite, entonces estaré totalmente convencido de lo que sospecho profundamente: que él está profundamente consciente de estar equivocado, que siente que la sangre de esta guerra, al igual que la de Abel, clama al cielo contra él. Que teniendo originalmente un fuerte motivo del cual no me detendré ahora a dar mi opinión, respecto a involucrar a los dos países en una guerra, y esperando escapar al escrutinio desviando la mirada pública hacia el brillo excesivo de la gloria militar, ese atractivo arco iris que surge de la lluvia de sangre, ese ojo de serpiente que cautiva para destruir se lanzó a ella y ha barrido más y más hasta que, decepcionado de su cálculo de la facilidad con que México se pudo someter, ahora se encuentra no sabe dónde".
La relación entre ambos países no ha sido fácil, por ello hay esperanzas en el régimen del presidente Biden.