Editoriales

Morena y los morenos

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 29 OCTUBRE 2020
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Morena y los morenos

Morena no es un partido político, aunque tenga registro como tal ante el Instituto Nacional Electoral.

No hay que ir muy lejos para saber y entender lo que es Morena, pues su nombre mismo lo define con gran precisión: Movimiento de Regeneración Nacional; esto es, una corriente numerosa, en este caso popular, que busca recuperar la esencia de la política mexicana que fue pervertida por los muchachos educados en las universidades de los Estados Unidos, tal y como lo aconsejaba en su tiempo Lansing.

¿Que se entiende como política mexicana? Vale decir que es la forma en que los mexicanos decidieron tratar los asuntos públicos mediante un entramado constitucional (ley) e institucional (práctica), para resolver las tensiones sociales propias del Estado moderno, al inicio del siglo XX, cuando las grandes corrientes políticas y económicas buscaban un predominio universal. La Revolución social mexicana creó la Constitución más avanzada de su época con un sentido humanista, ni liberalismo ni estatismo.

Las propuestas eran claras y precisas: En lo político, democracia con justicia social; en lo económico, economía mixta con rectoría del Estado; en lo ideológico, nacionalismo revolucionario. Se recobró la propiedad de la nación sobre los bienes del subsuelo y se crearon sectores estratégicos exclusivos del Estado para garantizar el desarrollo del país con una justa distribución de los beneficios derivados de la explotación de las riquezas nacionales y los servicios de utilidad pública. Se creó una era de paz y estabilidad.

Pero, llegaron los jóvenes ambiciosos tentados por el demonio del poder y el dinero, y el México que creció a un ritmo promedio del 6 por ciento anual, con notables adelantos en los tres grandes campos de la cultura humana: arte, ciencia y moral; que creó instituciones de vanguardia a nivel mundial, como el Instituto Mexicano del Seguro Social, que sigue siendo pilar y fortaleza de México; empresas paraestatales de talla mundial, como Pemex, la CFE, Telmex, Mexicana de Aviación, sucumbió.

De la nación que fue referente de altos valores morales y que llevó por todos los confines del planeta su arte a través de la música, la pintura, la literatura, el cine, su gastronomía, su folclore y su espiritualidad quedó sólo el recuerdo y la añoranza. Los doctorados en Harvard y Yale, trajeron, junto al capitalismo feroz, salvaje y predador, la más terrible corrupción que se haya imaginado; tanto que México empezó a ser reconocido como uno de los países más corruptos, donde todo se puede arreglar con dólares. 

Por ello, fue emergiendo de la entraña misma del pueblo mexicano la necesidad de volver no al pasado; pero, sí al modelo que fue ejemplo luminoso. Esa demanda encontró eco en jóvenes con un gran sentido humano, social y político, de los que Andrés Manuel López Obrador es un ejemplo venido del trabajo comunitario con los pueblos indígenas del sureste. La semilla germinó entre los surcos de la patria en su manifestación más genuina y profunda. El trabajo social lo templó para todos los reveses.

Le tocó a él visitar pueblos y rancherías de todo el país para convocar a la gente de buena voluntad a la gran cruzada por la recuperación de México y de sus valores fundamentales. Personalmente padeció la experiencia de la corrupción del sistema político manejado por camarillas plutocráticas que se cubren entre sí para seguir medrando. Entendió, como muchos mexicanos, que no era con un partido político que podía acceder a la posición desde la cual llevar a cabo la gran transformación de la vida nacional.

Crearon, entonces, el Movimiento de Regeneración Nacional, en el que se agruparon todos los hombres de buena voluntad y muchos con sentido patriótico, aunque también algunos oportunistas que no han entendido cuál es la gran tarea y andan a la caza de posiciones que les permitan hacerse de mulas a la mala. Morena ha jugado con las reglas del juego establecido y hasta el momento ha vencido muchas de las resistencias al cambio; pero, la tarea no termina y es mucho lo que tendrá que recorrer todavía.

Recientemente, el desprestigiado sistema electoral operó para que Morena adoptara el modelo arcaico de partido político, consolidando muchos de los vicios tradicionales: el poder para operar dinero, mucho dinero; para ganar posiciones políticas y avanzar el proyectos personales o de camarilla en los puestos públicos y cargos de representación popular; la toma de decisiones cupulares al margen de la bases militantes.

El año próximo se verá lo que ha logrado Morena para pasar de un movimiento y consolidarse como una organización política, sea en forma de partido o de aglutinante de demandas y proyectos populares.

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