Editoriales

El apoyo solidario argentino

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 08 DICIEMBRE 2020
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El apoyo solidario argentino

El silencio sepulcral que siguió a la iniciativa de 83 archiricos que crearon el grupo de Millonarios por la Humanidad y publicaron un desplegado conminando a los gobiernos de todo el mundo para que les cobren impuestos por la posesión de su riqueza, fue roto ayer, cuando la Cámara de Senadores de la República Argentina aprobó la iniciativa denominada Ley de Aporte Solidario y Extraordinario de las grandes fortunas para paliar los efectos económicos derivados de la pandemia de coronavirus C-19.

Esta nueva ley contempla el cobro del 2 por ciento a los patrimonios de las personas físicas que hayan declarado hasta la fecha de la promulgación de la ley, un patrimonio de más de 200 millones de pesos. Esa tasa se elevará al 2,25 por ciento en los casos de fortunas que oscilen entre 300 y 400 millones de pesos; al 2,50 por ciento cuando vayan de 400 a 600 millones y al 2,75 por ciento cuando sean de 600 a 800 millones. La tasa subirá al 3 por ciento cuando los patrimonios oscilen entre 800 millones y 1.500 millones; al 3,25 por ciento para el rango de 1.500 a 3.000 millones de pesos, y a partir de esa cifra será del 3,5 por ciento. Vale decir que, como su nombre lo indica, se trata de una aportación extraordinaria.

Eso significa que no es, realmente, un impuesto. Podría considerarse una contribución, lo que ha creado divergencia de criterios, algunos de buena fe; pero, otros en defensa del patrimonio de los súper ricos de Argentina, sobre todo los beneficiados por el gobierno desastroso de Macri que sobre endeuda al país de una forma irresponsable y absurda, pues mientras por un lado llegaban los miles de millones de dólares prestados por el Fondo Monetario Internacional, por el otro salían hacia algún paraíso fiscal.

La propuesta discutida y aprobada inicialmente en la Cámara de Diputados, atiende el espíritu de la carta que publicaron los Millonarios por la Humanidad, en la que piden: "Mientras el Covid-19 golpea el mundo, los millonarios como nosotros tenemos un papel fundamental que desempeñar en la curación de nuestro mundo. No, no somos nosotros los que cuidamos a los enfermos en las salas de cuidados intensivos. No conducimos las ambulancias. No estamos reabasteciendo los estantes de las tiendas de comestibles. Pero tenemos dinero, mucho. Dinero que se necesita desesperadamente ahora y que seguirá siendo necesario en los años venideros". "La humanidad es más importante que nuestra plata".

Mientras en la cámara baja se discutía la iniciativa, el periodista Jorge Levit escribió que: "Muchos de esos contribuyentes a los que les alcance la medida seguramente la cuestionarán, incluso también aquellos dentro del staff mediático permanente del establishment que no tienen que pagar el impuesto pero son sus voceros. Pero seguramente entre esas 12 mil personas habrá también gente con sentido común a la que no le molestará hacer su aporte en estas difíciles circunstancias". Gente humanitaria.

Y, explicó en un artículo publicado en La Capital, que: "Es sabido que a los argentinos no nos gusta pagar impuestos, no importa a qué sector social se pertenezca. Cuando en noviembre del 2011 el gobierno nacional dejó librado a la voluntad de las personas la potestad de renunciar a los subsidios en la tarifa de gas, muy pocos argentinos, incluso aquellos que pagaban monedas en barrios elegantes de Buenos Aires, se sumaron. En Rosario tampoco hubo muchos voluntarios, apenas unos pocos cientos, por lo que ni los propios militantes del partido gobernante de ese entonces ni tampoco sus votantes apoyaron el pedido oficial. El bolsillo fue más que la ideología y sigue siendo así". Ahora es una ley.

Uno de los puntos que suscitó mayores controversias es la aplicación de esta contribución a la riqueza de las personas, no a las empresas ni a instancias o instituciones con fines de lucro. Con ello se cumple una premisa válida, pues durante el periodo neoliberal, los empresarios se hicieron inmensamente ricos mientras las empresas apenas sobrevivían. No sólo las empresas, también otras organizaciones, como las no gubernamentales o de asistencia, que solventaban sus gastos con mucha dificultad; pero, que tenían funcionarios ultra ricos. Claudio X. González se auto asignó 300 mil pesos al mes por presidir MCCI.

Siguiendo este ejemplo, en otros países como Italia, España o Brasil, han surgido propuestas para recaudar fondos adicionales que permitan mitigar las profundas huellas económicas que dejará la crisis global. Aunque circulan distintas ideas, la mayoría apunta a aumentar el gravamen de los recursos de las personas, más que los impuestos a las empresas o al consumo. 

¡En México, eso no será necesario! 

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