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2020: recuento y deseos
Y aunque para las uvas hay algunos nuevos, a los que ya no están echaremos de menos. Y a ver si espabilamos los que estamos vivos y en el año que viene nos reímos. -Nacho Cano
Entre tantos años difíciles, tal vez este 2020 ha sido el más doloroso para nuestra sociedad actual.
Porque además de los males repetidos: violencia, guerras, crisis, desastres naturales; se sumó una enfermedad global que nos acarreó, además de miedo, incertidumbre, carencias y angustias; dolorosas e irreparables pérdidas. No ha sido nada fácil transitar los últimos nueve meses. Demasiado dolor en cada pérdida. Conocidos o no, nuestro entorno padece la muerte. Contar nuestra familia viva es un prodigio, pero nadie puede permanecer indiferente ante quienes padecen.
Estamos terminando un año histórico. “Annus horribilis”, diría la reyna, porque por más optimistas, nadie puede alegrarse de las pérdidas: vidas, salud trabajo, oportunidades. Por todo ello, estar aquí, es un privilegio, aun padeciendo, hay vida para celebrar, agradecer. Nelson Mandela, que mucho sabía de dolor, señalaba que para enfrentarlo requerimos coraje, dignidad y una sonrisa. El destacado líder sudafricano solía decir que el coraje no es la ausencia de miedo sino aprender a superarlo. Superar nuestros miedos, nuestras angustias, nuestras pérdidas, deben ser propósitos centrales para el año que se anuncia. Lo mismo en lo personal que en lo social, en lo individual que en lo colectivo. Mirar de frente, con la cabeza en alto, con dignidad y una sonrisa al 2021 reconociendo que sólo podremos construir esperanza a partir de nuestra conciencia, de nuestro compromiso personal.
Hoy enfrentamos el recuento de un año de claroscuros que nos obligan a reflexionar y ver hacia adelante. El final de un ciclo siempre debe motivarnos a pensar el futuro. Las batallas perdidas deben ser el mejor acicate para la lucha por el porvenir. En el mundo antiguo existía la expresión “poliorcética”, que era el arte de la fortificación para asumir las batallas. Una disciplina que ahora es utilizada por los psicólogos para el fortalecimiento frente a las agresiones de los entornos psicológicamente hostiles o de nuestros propios ataques. La fortaleza es la virtud de los que soportan y resisten. El anuncio de un año nuevo, debe ser el mejor pretexto para fortificarnos.
Reafirmar la memoria del corazón para recordar a quienes nos dejaron, pero desear profundamente para el año nuevo cosas mejores. Valorar lo que tenemos, el tiempo especialmente, para darlo a los demás, a nuestros amados, a la gente y las cosas que nos alientan y le dan sentido a nuestra vida. Proponernos darle más horas a lo esencial y no perderlo en banalidades, porque el tiempo no vuelve. Limitar nuestras horas de pantalla y volver, ojalá, a los abrazos, las caricias, los encuentros. Reconocer los aprendizajes que este año nos dejó y vivir el resto de nuestra vida haciendo y compartiendo lo que amamos.
El 2020, tal vez ha sido el año más difícil para la mayoría, pero también hemos tenido cosas para agradecer pues sin ellas la vida se queda sin sentido. En lo personal agradezco a los cielos como siempre el privilegio de vivir, de ser, de soñar, de amar. Doy gracias también por la tierra que nos sustenta, por los árboles y por las flores que nos alimentan, por el trabajo, por los libros, por las derrotas que nos humanizan, por el placer y por el dolor, por el arte, por los que se fueron pero se quedaron en el corazón, por la música, por las caricias, por el prodigio de la salud, por la enfermedad que me ha puesto como nunca a prueba, por los deseos compartidos, por mis amigos, por mis alumnos, por mis lectores, por la familia que nos sostiene, por las cinco sonrisas que me iluminan, por todos mis amados…
Hoy debemos mirar el año que comienza con renovada ilusión, fortificados desde nuestros baluartes interiores. Vencer el miedo y aprender del dolor para construir y reconstruir. Ya lo dice el doctor Enrique Rojas: debemos ser capaces de pasar las páginas negativas, azarosas, duras, frustrantes que han frenado nuestra marcha. Sabemos que no es fácil, pero bien vale la pena intentarlo. En el 2021 tenemos una página en blanco, de nosotros depende cómo enfrentarlo, qué escribir en cada uno de los días, las horas, los instantes. Mientras tanto, agradecer a Dios la vida, la irrepetible.
¡FELIZ AÑO NUEVO!