Editoriales

En tus manos está...

  • Por: LIBERTAD GARCÍA CABRIALES
  • 01 DICIEMBRE 2020
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En tus manos está...

Considerado por muchos, como uno de los inmunólogos más respetados en Estados Unidos, el Doctor Antonio Fauci, hizo hasta lo imposible porque sus paisanos permanecieran en sus casas, el pasado día de "Acción de Gracias". Con el antecedente del tremendo rebrote en Canadá que había tenido su celebración de agradecimiento unos días antes, el doctor Fauci, Director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades del vecino país, advirtió con énfasis que a pesar de ser una tradición sagrada, las grandes reuniones familiares representaban un enorme riesgo.

También el mismísimo Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, había declarado estar inmersos en medio de una pandemia global que "realmente apesta", mientras los especialistas canadienses reconocían que debido a las celebraciones sin respeto al límite de seis personas, se provocó un aumento considerable de casos y lo más triste, de muertes por contagio de coronavirus. Durante semanas, los líderes políticos y sanitarios prohibieron las grandes reuniones en Canadá, pero fue en vano: los hospitales se vieron presionados y las pérdidas de vidas aumentaron, sobre todo en personas mayores visitadas por sus hijos y nietos.

Por su parte, el doctor Fauci señaló abiertamente: "Si continuamos por este camino, habrá mucho dolor en este país, en cuanto a casos adicionales, hospitalizaciones y muertos, estamos en una situación muy difícil, vamos por el camino equivocado".  Además había declarado que el Día de Acción de Gracias" podría ser la madre de todos los eventos de "súper propagación" en Estados Unidos, especialmente tomando en cuenta la llegada de los fríos. Pero ni con las súplicas del "gurú" de los virus en el país vecino, se logró detener la movilidad y las grandes reuniones en las casas de los estadounidenses.

Las cifras son impactantes. Más de un millón de personas se movieron en avión para el Día de Gracias en Estados Unidos, una cifra récord desde el inicio de la pandemia, y por carretera fueron muchos más, al tiempo que los comercios se veían abarrotados desde antes y hasta después, para el famoso "viernes negro". Y mientras millones celebraban, casi cien mil personas estaban hospitalizadas y los casos nuevos aumentaban en uno de los países con más contagios y decesos. Ahora falta ver cuántos nuevos enfermos habrá después de la celebración.

Lo sucedido en el país vecino, nos compromete a la reflexión, porque en nuestro México andamos en las mismas y lo esperado para el llamado puente Guadalupe-Reyes, posadas y demás fiestas incluidas, es de pronóstico reservado, porque los mexicanos nos pintamos solos para la pachanga y la indiferencia a las advertencias de los científicos. Reconociendo que no es fácil el encierro y la falta de contacto con nuestros seres queridos, es urgente medir las consecuencias de nuestros actos, cuando nos relacionamos con gente fuera de nuestra vivienda, porque los datos en otros países muestran la dolorosa evidencia de las reuniones y fiestas como las principales causas del aumento en la propagación del temido virus.

No sé usted que piense, pero los científicos aseguran que la cercanía de las celebraciones navideñas, constituye un enorme riesgo para el aumento de los casos. A nadie nos gusta esta nueva forma de vida; es más, nos enoja, desespera y hasta enferma este confinamiento y por supuesto da mucho que pensar el origen del virus. Pero lo que estamos viendo y viviendo no es un invento, puesto que los enfermos, las muertes y los hospitales con miles de contagiados graves en nuestro país y región, son una realidad en extremo dolorosa que no podemos soslayar.

Así pues, y con las evidencias en la mirada, bueno sería ponernos a pensar seriamente en nuestra postura al respecto, incluso en la posibilidad que nuestros seres queridos se enfermen. Y no excluyo la necesidad de trabajar, hacer compras de alimentos, medicinas y otras salidas urgentes. Pero la mayoría de los contagios se da en otro contexto. Un profesionista conocedor del tema, hace unos días me confesó que entre ellos, muchos de los contagios no salieron de la oficina, sino de las reuniones, donde se relajan las normas y ya entrados en la convivencia hay cercanía y falta de otros cuidados.

Reitero. No es nada fácil, pero es la vida de las personas, tu vida, la de todos, Y la del personal sanitario, tan importante en el cuidado de nuestra salud. Porque nunca sabes quién ni a quien contagiarás, ni cómo reaccionará tu cuerpo. Creo que la mejor muestra de amor y solidaridad por el prójimo en estos días de Natividad, es celebrar sin grandes reuniones ni aspavientos, justo como nació, como nos enseñó Jesús. El mensaje de la Navidad es el amor, ahora tenemos el reto de demostrarlo de otra manera, cuidándonos y cuidando a los otros. Eso podrá hacer la diferencia al salvar muchas vidas. En tus manos está.

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