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16 de diciembre: el músico y el gobernador
Lo que hace la grandeza es comenzar algo que sobrevivirá después de ti. Ralph W. Sockman
Se conmemoran en la misma fecha. Uno de ellos por nacimiento, el otro por fallecimiento. Hoy enlazo a los dos personajes al escribir estas letras, reconociendo las diferencias de tiempo y personalidades; pero buscando al recrear su memoria, darle vida a sus obras y trayectorias, a su humana condición. El 16 de diciembre de 1770 nació en Bonn, Alemania, en una familia de músicos, uno de los compositores más reconocidos de todos los tiempos, el músico revolucionario: Ludwig van Beethoven.
En este año de pandemia se cumplen 250 años de su nacimiento y a pesar de todos los conciertos cancelados, la celebración se ha llevado a cabo en diversas plataformas digitales para reafirmar el valor de su música, siempre vigente en el corazón de millones. Con infancia atormentada por diversas causas, entre ellas la violencia doméstica y el padecimiento de una viruela que le dejaría marcas en su cara y una visión débil; Beethoven enfrentó una y otra vez la adversidad en su vida a través de su pasión por la música. De todos es conocido como ni la sordera contraída en su juventud, fue motivo para detener su energía creativa, pues los expertos señalan que sus mejores obras fueron realizadas ya con graves problemas en su audición.
Hoy su música es referente universal, incluso algunas melodías popularizadas y entonadas por millones en el mundo. ¿Cómo permanecer indiferentes ante los acordes iniciales de la Quinta Sinfonía? Y la Novena, considerada un retrato de su alma, una autobiografía escrita con música; fue elegida en 1972 como Himno de la Unión Europea. Sinfonía que en su cuarto movimiento incluye el fragmento conocido como Himno a la alegría, inspirado en la Oda a la alegría, poema del también enorme alemán Friedrich Schiller. Eran tiempos políticos de gran convulsión, en los que Beethoven renegó de su filia a Napoleón, después de que este se proclamó emperador traicionando los principios de la revolución.
Reconocido como gran humanista, el creador dejó un legado impresionante en música para el alma, pero también para la esperanza, la fraternidad y la rebeldía frente a lo indeseable. Se dice que sus funerales, en marzo de 1827 paralizaron la capital del Imperio, con el cierre de escuelas y la asistencia de más de 15,000 personas. Pero su música sigue viva, deleitando nuestro espíritu, alentando la alegría, la posibilidad de vernos todos como hermanos.
Muchos años después, en otro espacio, en otro tiempo, un 16 de diciembre de 1973, falleció uno de los gobernantes más destacados de nuestro estado. Político, diplomático, alto funcionario estatal y federal, diputado local y federal, senador y reconocido especialista agrario; fue uno de los ideólogos de la Reforma Agraria en la posrevolución, además, en mi consideración, el gobernador más culto que ha tenido Tamaulipas. Su enorme bagaje cultural está mostrado y demostrado, no sólo en la impresionante biblioteca que formó, (todo leído, incluso con notas de su mano), sino también en sus escritos, (publicó 46 libros y escribió miles de cartas), en sus obras y acciones, en la contribución como mecenas de los más reconocidos artistas de su tiempo. A nadie como a Marte R Gómez, han rendido un homenaje, como el recibido por un grupo de grandes creadores, encabezados por Diego Rivera, Orozco, Siqueiros, Anguiano y Soriano, donde además del reconocimiento por su apoyo al florecimiento del arte mexicano moderno, le regalaron cada uno de los asistentes un autorretrato.
En esa dimensión ejerció también el poder en Tamaulipas, con altura de miras, con hechos transformadores, con obras que trascendieron su tiempo. No sólo obra pública, pues hubo bastante; la construcción de escuelas, pavimentación y redes de agua y drenaje fue impresionante. Es la obra agraria sin duda el mejor testimonio de su capacidad técnica, pero también de su sensibilidad social y su talento político. La tierra, su gran pasión, reflejada desde los repartos en el gobierno de Portes Gil, influyendo de manera fundamental con su pensamiento y contribuyendo a la transformación de la estructura social del estado y a la inclusión de los campesinos como actores sociopolíticos en las nuevas relaciones interclasistas que cambiaron el rostro del Tamaulipas posrevolucionario.
Mucho más pudiéramos reconocerle al ingeniero reynosense. Su humanismo, su honestidad, su probado amor por Tamaulipas. Basta añadir una frase de su último informe de gobierno: “Si se hace un examen minucioso de los bienes que poseo, será fácil comprobar que no sólo no me enriquecí, sino que, aun para sostener con decoro el modesto tren de vida que me impuse, gastando mucho menos en festejos que en remediar alguno de los muchos males que llegan a plantearse hasta el despacho de una primera autoridad; me vi obligado a echar mano de los ingresos que me produjo mi modesto patrimonio familiar”.
Este 16 de diciembre, pese a todo, tenemos motivos para celebrar la vida de dos grandes, cada uno en su espacio y en su tiempo: el músico y el gobernador.