Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
Una decisión personal
Fondo tras fondo
Como esta enfermedad no perdona, durante el primer año, de mi segundo matrimonio, las borracheras eran casi todos los días y ligado a ello los pleitos y la incertidumbre de un borracho que como yo genera. un tipo neurótico, soberbio, déspota, celoso empedernido, controlador, macho, muy macho, irresponsable y drogadicto, aislado de la realidad, distante de su vida familiar y laboral, por supuesto que la salud tendiendo de un hilo, yo estaba muy amarillo, muy flaco, llegue a pesar menos de 50 kilos y perdí el sano juicio, me volví loco, perdí a mi familia me corrieron de mi trabajo y todo el mundo se me vino encima lleno de drogas, de problemas y de muchas limitantes, gracias a mi compulsión por consumir una botella diaria de vodka y entre 10 y 15 pases de cocaína todos los días, a cada momento durmiendo de día y despierto de noche, con esos delirios auditivos y de persecución, con esas actitudes de un ser hundido y confundido, por su irresponsable manera de vivir, lo perdí todo y toque fondos muy crudos y muy reales, ahora puedo decir que no he visto a nadie que le gané y se, el por qué, el mediocre, como yo, se resiste a pedir y a aceptar ayuda.- Nadie puede solo.- Yo no podía parar, basta con una gotita de alcohol o un chirris de cocaína, basta con una pastilla antidepresivo o cualquier otra sustancia, que altere mi Sistema Central Nervioso, hoy sé que soy un enfermo alcohólico y adicto de por vida y que lo que he hecho en 20 años que me mantenido limpio, ha sido tan sólo una suspensión de esta enfermedad, perra cruel, burlona, severa maldita enfermedad perversa del alma, a la que yo llamo La Saliva del Diablo, como es el título de mi primera obra publicada sobre adicciones y de mi vida como drogadicto.
Me harte de drogarme
Después de haber pisado más de 3 veces un hospital, donde ingrese en calidad de muerto y haber vivido ese sufrimiento por los delirios de persecución, comencé a pedir ayuda, porque ya no quería drogarme, no podía parar y así fue como llegué a un centro de rehabilitación AMAR de Chihuahua, ingresé por mi propia voluntad, pero cuando viví el internamiento, las condiciones del inmueble, deprimentes, el síndrome de supresión se adueñó de mi vida y me resistí al proceso, repudie el encierro, rechace la terapia, me resistí a trabajar en mi recuperación, tuve una actitud completamente ingobernable y el trato que se me dio fue a la par de mi soberbia y de mi negación, luego al pasar el tiempo, después de vivir el proceso lento y doloroso, viví una experiencia maravillosa, tuve un despertar espiritual y comencé a sentir la presencia de Dios en mi interior y haciendo contacto con Él, le pedí que me iluminará para entender y conocer por qué me había hecho adicto y así fue cómo empezó este proceso en mi vida, comencé a conocer a Ernesto, me eché un clavado al interior y el gran cúmulo de defectos de carácter, analice mis patrones de conducta, vi, trabaje las heridas profundas de mi alma, trabajé mucho al niño dañado, detecte, también mis complejos, mis miedos y resentimientos y por supuesto en la medida en que yo trabajaba mi ansiedad disminuía considerablemente y cuando salí de este proceso, seguí dando servicio al anexo que me vio nacer y fui en busca de un espacio a El Heraldo de Chihuahua, que generosamente me otorgó su director, mi amigo, el doctor Javier Contreras y desde hace 20 años vengo escribiendo mi columna De adicto adicto, qué hora se pública en un buen de medios, en más de 160 periódicos de América Latina y cada espacio me permite trabajar mi propia experiencia, mi propia recuperación, trascender todo energía negativa que se apoderó de mi vida.-
Hoy comprendo que tuve que llegar a una decisión personal y aprender a vivir él sólo por hoy, hoy no me drogo, hoy no le hago daño a mi cuerpo, hoy no lesionó a mis seres queridos sólo por hoy soy libre y soy feliz, y esa es sin duda mi visión personal. El tiempo no es recuperación, la verdadera recuperación se basa en hechos, en verdaderos cambios y no solo tapar la botella.-