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La Teoría del Péndulo

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 20 DICIEMBRE 2020
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La Teoría del Péndulo

El 2020 habrá de quedar en la historia como el año en que se pusieron las bases para un retorno a la normalidad racional y humana. Todavía es muy temprano para compararlo con el Renacimiento, esto es la vuelta a los orígenes de la filosofía grecolatina; pero, dada la magnitud del daño que han provocado las dos pandemias que tienen en vilo a la humanidad, el neoliberalismo, con la enorme concentración de la riqueza en pocas manos, y el Covid-19, del cual aún se desconoce mucho, no sería remoto.

En los dos casos, el capitalismo salvaje y el virus, se han unido la perversidad y la ignorancia para hacer un cóctel sumamente perjudicial. Los ricos-ricos, pueden perder un millón de dólares en los tapetes verdes de Las Vegas y tan campantes; los de más abajo pueden dejar 50 mil dólares en una noche de ruleta, sin que les afecte para nada sus caudales. Sin embargo, en las dos coyunturas hay una colosal resistencia a pagar un quince por ciento más a los trabajadores que se soban el lomo ocho horas diarias a cambio de un salario mínimo que no alcanza para comer tres veces al día. ¡Se proclaman despojados!

Igual con la pandemia; critican los esfuerzos que hace el gobierno por mantener a raya los niveles de contagio; pero, no quieren achicar sus márgenes de ganancia y lanzan proclamas incitando a la gente a la desobediencia, tanto por lo que hace al confinamiento como por lo relacionado al uso de cubrebocas y el mantenimiento de la sana distancia; las calles céntricas de las grandes ciudades lucen atestadas y los resultados son que se dispararon los contagios, se saturan los hospitales y la cifra de muertos crece. 

Pero, como no hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante, este año que está por finalizar puede ser el inicio de un cambio. En México, ya se decidió no seguir embargando el futuro de los mexicanos contratando más deuda con cargo a los que vienen, aunque los banqueros de fuera hacen su luchita; por otra parte, aunque muy lentamente se va recuperando el salario de los trabajadores a pesar de la resistencia patronal. Llegará el momento de justo equilibrio en que sobrevivan las empresas sanas.

En los Estados Unidos, principal socio comercial de México, el año próximo asumirá como secretaria del Tesoro una mujer que sabe lidiar con los toros bravos del gran capital. Doña Janeth Yellen se ganó a pulso una reputación de especialista meticulosa, pragmática y discreta, partidaria de supeditar el control de la inflación, enfocada con laxitud, a la generación de crecimiento y la maximización del empleo, así como propicia al control de la banca de inversiones. No inventó la idea; pero, va por el empleo decente.

Quienes la conocen, estiman que podrá lidiar con los republicanos que se disponen a batallar contra la intención de Biden de revertir los recortes de impuestos concedidos por Trump a las rentas más altas. Uno de los pilares del programa económico de la nueva administración es recaudar billones de dólares de más de los ricos y de las corporaciones para financiar grandes inversiones en infraestructuras, empleo, sanidad, educación, vivienda y economía verde. Para ello cuenta con un equipo de primera.

No hay que olvidar que en 1986 Yellen y su marido publicaron Efficiency Wage Models of the Labor Market, un trabajo de casi 200 páginas en el que los autores apuntaban que el pleno empleo tenía su origen en los empleadores que preferían pagar salarios superiores al sueldo estándar. Un motivo lógico de ese sobresueldo no reclamado era el incentivo de la laboriosidad y la productividad del trabajador, que era exactamente lo que la pareja había hecho cuando contrató a una empleada doméstica al instalarse en Berkeley. Se trataba de un concepto fundamental del Nuevo Keynesianismo. Guggenheim le otorgó una beca por ello.

Como presidenta del Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos, entrando, en octubre de 2014, confirmó que el organismo ponía fin a su programa de compras de bonos, la columna vertebral de la flexibilización cuantitativa. Atrás quedaban tres operaciones masivas de estímulo que desde noviembre de 2008 habían supuesto la inyección de 4,5 billones de dólares en los mercados. La siguiente decisión trascendental, igualmente inesperada, llegó en diciembre de 2015. Dado que los desembolsos a gran escala del erario federal para sacar al país de la crisis tuvieron consecuencias muy desagradables en el amontonamiento del déficit presupuestario y la deuda pública, dos variables que ya desde la presidencia de Bush estaban desaforadas, determinó que tanto el déficit como la deuda eran competencia del Departamento del Tesoro, es decir, el Gobierno Federal.

En ese sentido, como lo está haciendo el gobierno mexicano, seguramente trabajará para reducir al mínimo el colosal déficit fiscal que deja la actual administración y tratará con pinza el asunto de los estímulos fiscales al sector productivo. Es posible que repita la receta de obligar a los tenedores de los grandes capitales a invertir en la producción de bienes y servicios para generar con ello más empleo.

Por otra parte, considerar que la pandemia es un evento de generación espontánea y que sus efectos tan devastadores sean una casualidad, es absurdo. Para el grueso de la comunidad científica, es el resultado de dos factores determinantes: la afectación al planeta y los patrones de vida y de consumo inducidos en la población por los medios masivos patrocinados por las grandes industrias de productos chatarra que son presentados cómo alternativa nutricional para la vida moderna, una vida totalmente 'ocupada'. 

Precisamente, el Foro Económico Mundial acaba de publicar el Informe de Riesgos Globales 2020 en el que los impactos de la crisis climática son considerados como el mayor riesgo global de la década. De hecho, por primera vez desde que se publica este informe, los 5 primeros riesgos en términos de probabilidad corresponden a asuntos ambientales: eventos meteorológicos extremos (inundaciones o tormentas); el fracaso en la mitigación y la adaptación al cambio climático; las catástrofes naturales graves (como terremotos, tsunamis o erupciones volcánicas); la pérdida de biodiversidad grave y el colapso de los ecosistemas y los daños y catástrofes ambientales provocados por el ser humano.

Si antes se aseguraba que todos los caminos llevaban a Roma; ahora hay que reconocer que todos los males provienen del feroz egoísmo que se nutre tanto de perversidad como de ignorancia, a los que hay que poner remedio, dando cumplimiento a la Teoría del Péndulo. 

Si las cuatro décadas pasadas fueron para el capital, ahora corresponde al trabajo.

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