El pop une a las ´dos Españas´
Julio Iglesias, Bárbara Rey o Camilo Sesto. Las plataformas y las nuevas tecnologías propulsan la ´retromanía´ y resignifican a los mitos populares del pasado ochentero para reconfortarnos
El 30 de octubre, la coleccionista Jimena Blázquez, controvertida nueva directora del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, abrió las puertas de su piso en el madrileño barrio de Chamberí para celebrar el lanzamiento de Colormania (Rizzoli), libro de la fotógrafa rusa Elizaveta Porodina y el diseñador estadounidense Wes Gordon. Entre los invitados estaban Tamara Falcó, la drag queen Carmen Farala, la galerista trans Topacio Fresh y la periodista Inés Hernand. Durante la velada, los asistentes más conservadores parecían intentar esquivar a los más modernos (y viceversa), hasta que la cantante Ana Torroja se puso a interpretar sus grandes éxitos. De repente, al ritmo de canciones como Mujer contra mujer, La fuerza del destino o Me cuesta tanto olvidarte, esas "dos Españas" reunidas bajo un mismo techo se abrazaron para corear al unísono los himnos ochenteros de Mecano.
Los españoles, que siempre han tenido problemas para llegar a consensos y para poner en valor su historia pop reciente, se están rindiendo a la conmemoración de sus ídolos populares. En junio de 2022, las Baccara, musas de la música disco setentera, desa-taron la euforia entre los asistentes a un desfile de Dior celebrado en Sevilla. Este verano, el disc jockey estadounidense Steve Aoki presentó en el festival Tomorrowland su remix de La gata bajo la lluvia, clásico de Rocío Dúrcal de 1981, convirtiéndola en una de las canciones más escuchadas del año. Ana Mena también acaba de versionar ese éxito de Dúrcal. Los fans de Harry Styles cantaron Me olvidé de vivir, hit de Julio Iglesias de 1978, minutos antes de que su ídolo saliera a escena en Madrid, y Amaia, otro icono de la generación Z, se ha hecho viral cantando Cuando zarpa el amor, de Camela, en Japón.
El cantante Camilo Sesto (en la imagen, en 1983) también cuenta con una miniserie biográfica, ´Camilo Superstar´, estrenada en noviembre en Atresplayer.
El crítico cultural alemán Andreas Huyssen habla de una "epidemia de memoria", mientras que el crítico de música británico Simon Reynolds ha bautizado la adicción del pop a su propio pasado como "retromanía": la sobreabundancia de influencias e imágenes antiguas en la era de las nuevas tecnologías. Reynolds desarrolló su teoría para la música, pero basta con hacer un repaso al menú de las plataformas de streaming —Movistar Plus+, Net-flix, Amazon Prime, etcétera— para comprobar que el fenómeno se ha extendido a la televisión y otros productos culturales que se retroalimentan entre sí: libros, pod-casts, musicales... Veneno, la serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi sobre la vida de la vedette transexual Cristina Ortiz, La Veneno, fue uno de los grandes éxitos de crítica y audiencia de 2020. Le siguieron Lola (2021), la serie documental sobre la vida y carrera de Lola Flores; Raphaelismo (2022), dedicada a Raphael, y Locomía (2022), la docuserie sobre el grupo español que conquistó el mundo en los años noventa.
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Este bum de nostalgia no se puede entender sin la explosión tecnológica. "En internet, el pasado y el presente se mezclan de una manera que vuelve el tiempo blanco y esponjoso", reflexiona Simon Reynolds en su libro Retromanía (Caja Negra, 2012). "Uno puede pasar en un clic de lo arcaico a las noticias del último momento. El resultado, culturalmente hablando, es una paradójica combinación de velocidad y parálisis", continúa el crítico hablando de una avalancha rápida de noticias que circulan por las webs y redes sociales y que coexiste con la obstinada persistencia de la "porquería nostálgica". Inmersos en una suerte de ahora digital infinito, fatigados por el futuro, "la tendencia más inteligente en estos tiempos parece ser refugiarnos en la atemporalidad más radical", añade. Hoy, podemos pasarnos horas viendo vídeos antiguos de Bárbara Rey en YouTube para luego saltar a su docuserie, Una vida Bárbara, disponible en Netflix, y terminar con Cristo y Rey, la ficción sobre la tormentosa historia de amor de la vedette con el domador Ángel Cristo, que estrenó Atresplayer en enero y ahora emite Antena 3.
Las plataformas de streaming y las cadenas de televisión están a la caza de los santos griales de nuestro pasado más reciente. Este año, el fenómeno ha alcanzado su cénit con Bosé, la serie biográfica de Miguel Bosé que se estrenó en SkyShowtime en marzo y en noviembre en Telecinco; el documental Bosé renacido (Movistar Plus+), también dedicado al cantante pop; Nacho, el drama biográfico de la estrella porno noventera Nacho Vidal; Terenci, la fabulación infinita, sobre el escritor Terenci Moix; El enigma Nadiuska, sobre la misteriosa vida de la mayor estrella del cine del destape; Camilo Superstar, sobre Camilo Sesto y su gesta para montar el musical Jesucristo Superstar en la España franquista, y Raffaella, la docuserie sobre Raffaella Carrà que estrena Disney+ el día 27.
El mercado editorial también parece saturado de títulos que buscan explicar nuestra mitología pop. Hoy, en las librerías se pueden encontrar El hijo del Capitán Trueno, la autobiografía de Miguel Bosé (Espasa, 2021); Hey! Julio Iglesias y la conquista de América, ensayo de Hans Laguna sobre el fenómeno del cantante español más internacional (Contra, 2022); Encarna, en carne viva, la biografía de Encarna Sánchez escrita por Pedro Pérez y Juan Luis Galicacho (La Esfera de los Libros, 2022); La vida rota, biografía de la fallecida ex Miss Universo Amparo Muñoz (Roca, 2022), o Umbral, el frío de una vida, la biografía de Francisco Umbral de Anna Caballé (Debate, 2023). Tras la reciente muerte de María Jiménez, Roca Editorial va a reeditar las memorias de la cantante, ¡Calla, canalla! Y la lista continúa ad infinitum.
"Tengo la sensación de que el presente es tan desesperante que, a veces, mirar al pasado es lo único que nos alivia. El pasado no es mejor, pero nos consuela", explica Valeria Vegas, creadora de la docuserie El enigma Nadiuska y autora de ¡Digo! Ni puta, ni santa. Las memorias de La Veneno (2016), biografía en la que se basaron los Javis para la serie Veneno. "En los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, los españoles veían películas como Locura de amor, de Juan de Orduña, que contaba la historia de Juana la Loca. Entonces, los españoles no tenían pop stars y los personajes históricos eran sus estrellas. Miguel Bosé, Raphael o Bárbara Rey son los personajes históricos de nuestro tiempo", dice Venegas.
El presente es tan vertiginoso y el futuro es tan incierto que solo nos queda el pasado. "Los movimientos impulsados por la nostalgia pueden funcionar como maneras de atravesar épocas estancadas, de mantener la fe hasta la próxima fase up", asegura Reynolds en Retromanía. El pasado también sirve para denunciar lo que falta en el presente. La periodista y presentadora Inés Hernand, referente de la generación Z, cree que ese "vacío del presente" es enorme. "No hay nada nuevo bajo el sol y por eso estamos rescatando muchas referencias antiguas. Sin querer, hay una tendencia a volver a la tradición, basta ver a C. Tangana o a Rosalía, que beben de referencias y sampleos del pasado. Inconscientemente, todo esto sirve para llenar el agujero del deseo de cosas nuevas. Necesitamos novedades todo el rato, y el pasado ayuda a satisfacer esa necesidad", explica Hernand.
La guionista Isabel Vázquez, que formó parte del equipo de escritores de la serie Bosé junto a Ángeles González-Sinde, Boris Izaguirre y Nacho Faerna, considera que se trata de un fenómeno cíclico. "Son ciclos de apreciación cultural lógicos y naturales. Hay un momento de evidente repudio de ciertos personajes y tendencias, y luego, cuando pasa el tiempo, hay una reivindicación. En los años ochenta hubo un bum de los cincuenta; en los noventa, de los sesenta, y ahora estamos revisitando los setenta y ochenta", apunta. Según Vázquez, la altísima calidad de las nuevas series de televisión y documentales está propulsando el fenómeno de la nostalgia pop. "Antes, muchos de estos personajes quedaban esquinados a públicos populares y desprestigiados, como las mujeres o los gais. Ahora, se hacen productos tan buenos que es más fácil que un señor se tome en serio una biopic de Camilo Sesto", dice la guionista, que también apunta a una "reivindicación marica". "Los homosexuales han tenido una devoción incondicional por estos personajes, nunca han ocultado su admiración por estas figuras. Ahora, en un momento en el que el colectivo tiene mayor peso, también lo tienen sus preferencias. Sus gustos se revisten de importancia y prestigio", dice. "¿Qué sería de ti sin los mariquitas? ¿Qué les debes?", le preguntó Mercedes Milá a Rocío Jurado en 1986. "Les debo un mundo de ilusión. Adoran ese mundo maravilloso de las estrellas porque es un refugio para ellos", respondió la coplera. Hoy, todas podemos encontrar refugio en la música".