Limpiando la casa

En este mismo espacio hace un par de años escribí sobre las prioridades de este gobierno federal. Si mal no recuerdo apunté que para entender el rumbo del mismo se debía leer con cuidado las acciones del mismo. Como señalé en aquella ocasión, y sigo pensando lo mismo, la única explicación del abandono agrario, de preponderar las inversiones extranjeras sobre la inversión nacional y apretar los salarios de los obreros, se debía a que el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto tiene como única y central misión enriquecer a unos cuantos, incluyendo a sus cercanos colaboradores.

Tras cinco años de gobierno, el ocaso del mismo está a la vuelta de la esquina y la elección del Estado de México les mandó una señal clara y contundente de lo que los ciudadanos piensan de su gobierno. 

Por lo tanto, aquel minúsculo grupo de mafiosos empresarios comandados por Salinas de Gortari deben estar bastante preocupados de que se “les acabe el baile”, palabras de Vicente Fox. 

Ese mismo festín de corruptelas que han hundido a México en una terrible crisis de seguridad y hasta hambruna. Que a diferencia de Venezuela, dónde hay una escasez de productos elementales gracias a políticas equivocadas, en México existen los productos pero están muy lejos del alcance de 6 millones de familias que hoy pasarán hambre. El resultado es el mismo, las causas diferentes. 

Pero el problema grave para la administración federal es la enorme cosecha de escándalos de corrupción de exgobernadores y cercanos colaboradores del Presidente ya de cara a la sucesión presidencial. Los escándalos aunque terribles y recurrentes han colmado tanto a la ciudadanía que ésta ya hasta ha perdido su capacidad de asombro. 

Cosa que bien explota el mismo gobierno para apresurar las causas e investigaciones penales que pesan sobre exgobernadores y ahora el exdirector de Pemex Emilio Lozoya por el caso Odebrecht.

Este último caso no solo evidencia un caso grave de corrupción que en otros países ha llevado a la cárcel a altos funcionarios sino que toca mucha responsabilidad también al gobierno panista de Felipe Calderón. Cosa que causa resquemor a esa mafia del poder que lleva el juego sexenal haciendo malabares entre el PRI y el PAN. 

Si usted nota con claridad, amigo lector, la premura de extraditar a Javier Duarte, sin tocar una sola de sus propiedades y dejando en libertad absoluta a prestanombres y sobre todo a su mujer, sumado a una acelerada investigación de la PGR sobre Lozoya solo deja como evidencia que lo que busca el gobierno federal no es justicia, sino limpiar la casa de cara a las elecciones del 2018. 

La complejidad con que se les presenta el riesgo de perder esas asociaciones depredadoras de los bienes minerales y concesiones gubernamentales les está obligando a tomar medidas extremas de investigar y encarcelar temporalmente a sus propios asociados depredadores del erario. 

Pero sólo para liberarlos una vez haya pasado la elección del 2018. Porque no pueden correr el riesgo de que éstos hablen y las cosas repercutan hasta el actual inquilino de los Pinos. 

En pocas palabras, la administración federal ha cambiado sus prioridades de saqueo por la de limpiar la casa antes de entregar el poder a alguien a modo, preferentemente del PRI o en un caso extremo y desesperado a alguien del PAN que esté al servicio de Salinas. Pero por si acaso la maquinaria electoral no alcanza para un fraude como el de EdoMex, siempre está el haber juzgado a sus socios con anticipación y exonerarlos en bien de su silencio. Así de sencillo.

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