Izquierda mexicana
Tengo un viejo amigo, simpatizante del PAN, quien me asegura que de fondo el problema de la izquierda mexicana es que es anacrónica e ineficiente. Luego rebotaron en mi mente las palabras de Leonel Godoy, cuando presidía al PRD: “En el PRD sabemos hacer dos cosas muy bien; mítines y perder elecciones”.
Toco este tema porque las elecciones internas ocurridas en la Ciudad de México se han crispado de manera innecesaria. El trato dado a Ricardo Monreal por parte del Comité Estatal de Morena ha sido por lo menos vil e injusto. Si bien es cierto Monreal era una propuesta diferente, quizá hasta sin el suficiente arraigo ciudadano, por ser zacatecano, lo cierto es que de los tres aspirantes era el más carismático y con más experiencia administrativa.
Quizá, especulo, Monreal cometió varios errores, el primero; confiarse demasiado en tener asegurada la candidatura. Segundo; generar su propia agenda en bien de su interés y crear lazos estratégicos con el gobierno de Mancera y tercero; brillar con luz propia en un partido dónde algunos confunden la lealtad con el sometimiento.
Cuando se fundó Morena, pocos creían que esta expresión izquierdista pudiera tener un futuro prometedor, pero para su suerte la ayuda le vino desde el PRI, PRD y PAN, con su fatídico pacto que resultó en una farsa necesaria para sacar adelante las reformas estructurales del gobierno federal.
El rotundo fracaso del actual gobierno para combatir la pobreza, la creciente inseguridad y las reformas que generan una mayor brecha de desigualdad arrastraron al PAN y PRD con ellos al fondo del desprecio popular, y además les significó desde la perspectiva popular que eran lo mismo y los mismos que mantienen hundido al país.
Desde esa perspectiva Morena encabezó a nivel nacional la única opción de oposición real, los demás se convirtieron en parte del problema. Pero Morena carecía de personalidades de peso regional y más bien desde su fundación solo 3 personajes alcanzaban a sobresalir; Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Monreal y Martí Batres, Presidente fundador de Morena.
Lo que de entrada no estaba mal, pero faltaban más personalidades que le bridaran peso democrático interno. Aun así Morena supo explotar bien el descontento de la gente al seguir por el camino de la única oposición real, pues el PAN y el PRD no se han quitado el estigma de la simulación.
Ahora Morena enfrenta una situación bastante delicada debido a su proceso interno de selección en su bastión más fuerte que es la Ciudad de México. Monreal está muy resentido por el trato dado y la falta de destreza política del Comité Estatal para descarrilar su proyecto.
Da la sensación de canibalismo izquierdista y eso lo están explotando abiertamente quienes se han empeñado en evitar que AMLO se haga de la Presidencia.
Puede ser que mi amigo panista tenga razón, no lo sé. Porque hoy Monreal tiene una decisión muy complicada, puede hacer valer su palabra de lealtad a Morena o sumarse al Frente anti AMLO conocido como Frente Amplio Opositor, mismo solo es un disfraz antisistema pero que de fondo es una herramienta electoral para que el país siga por el mismo rumbo.
Difícil situación la de Ricardo, compleja y dramática. Y por parte de Morena un error terrible que ha puesto el proyecto de la Ciudad de México en arenas movedizas sin ninguna necesidad. Vamos, en otras palabras; descompusieron lo que marchaba sobre ruedas. Pero eso ha caracterizado a la izquierda mexicana por décadas, los puros arrancándose vestiduras y los pragmáticos negociando con el diablo.
Los primeros bastante ineficientes electoralmente hablando y los segundos ganando en la mesa de negociación lo que no ganan en las urnas. La única salida viable para Morena ahora que ha decidido ir sin alianzas para hacerse del gobierno federal es seguir siendo la única opción opositora real en las boletas del 2018.
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