Editoriales

El interés superior

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 27 OCTUBRE 2020
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El interés superior

El hombre, ese diminuto grano de arena en la inmensa playa de la creación, se agiganta de dos formas: por su infinita capacidad de amar, que lo lleva a entregar lo mejor de sí mismo a los demás.

Quizá el ejemplo supremo sea el de los padres que se entrega por completo al cuidado de los hijos y, luego, padecen el atroz tormento de entregarlos al mundo. Del otro, está el egoísmo exacerbado que convierte al hombre en un lobo feroz, quitando el pan al pobre para acrecentar fortunas inexplicables y estériles.

En los días que corren, el mundo ha visto con alegría y gratitud, la entrega de los médicos y con ellos todos los trabajadores de la salud, que no han tenido momento de reposo ni límite en su entrega en la lucha contra la pandemia, el flagelo inesperado aunque provocado por el estilo de vida a que ha llevado el consumismo salvaje y desenfrenado. Y con los médicos, los maestros, y los trabajadores todos, sea cual sea su espacio laboral y la índole de su desempeño para que el planeta pueda continuar su marcha.

Por el otro lado, están los ahítos, los que han gozado inmerecidamente del producto del trabajo de otros a los que se niega la posibilidad de un ingreso suficiente para poder comer tres veces al día, y algo más que tortilla y frijoles aderezados con un chilito verde. Lo dijeron los 83 firmantes de la carta publicada por Millonarios por la Humanidad, en la que expresaron: "A diferencia de decenas de millones de personas en todo el mundo, no tenemos que preocuparnos por perder nuestros trabajos, nuestros hogares o nuestra capacidad de mantener a nuestras familias (...) Así que por favor. Hágannos pagar impuestos, hágannos pagar impuestos. Es la elección correcta. Es la única opción", sin tener una respuesta.

El resto de los súper millonarios han hecho como que la virgen les habla y lejos de querer aportar algo más en auxilio de la humanidad, insisten en seguir acrecentando sus fortunas con el hambre cotidiana del trabajador.

En México, las acciones de un gobierno que busca el camino de la justicia social para que la carga sea menos pesada si se reparte entre muchos, han merecido el rechazo de los poderosos, que se agrupan en diversas organizaciones para frenar el avance hacia un país más justo, en que se moderen los extremos de opulencia e indigencia.

La tormenta perfecta que pende como espada de Damocles sobre el ser humano, integrada por los estragos del calentamiento global y el desfasamiento climático; el fin del capitalismo salvaje al agotar las posibilidades de crecimiento ilimitado de las fortunas personales y la incapacidad para aprender a no comer de las mayorías que pueblan el planeta; así como la aparición del Coronavirus y otros muchos padecimientos más que comprometen la calidad y la duración de la vida humana, no asusta a los ricos.

Reconocen los firmantes de la carta que se publicó en el mes de julio, que: "Tenemos dinero, mucho. Dinero que se necesita desesperadamente ahora y seguirá siendo necesario en los próximos años, a medida que nuestro mundo se recupere de esta crisis". Con un poco de licencia, puede decirse que ninguno de ellos podrá acabar su fortuna si pasa dilapidándola el resto de su vida. Por ello dicen: "La humanidad es más importante que nuestro dinero". ¿Qué haría el hombre más rico sin quien le sirva?

El gobierno de México se refiere constantemente a la necesidad de unidad y paz para seguir adelante en la consolidación del proyecto de la Cuarta Transformación, basado esencialmente en la recuperación del Estado de Derecho, la aplicación de la ley y el combate frontal a la corrupción y a la impunidad que ha propiciado su crecimiento a tal grado de que México está situado a nivel mundial como uno de los países más corruptos. Cada piedra en el camino, se constituye en un pretexto para explicar algún fracaso.

Si en lugar de críticas, oposición, malas jugadas, garlitos y traiciones, los que no están de acuerdo hacen un pacto condicionado de no obstruir ninguna acción de gobierno si se van viendo los logros a medida que se aplican los planes y programas, quizá se logren mejores resultados para el país y los paisanos. Así, si al final no se han logrado conjurar las asechanzas y los males crecen y se multiplican, no habría ningún atenuante para negar que las empresas propuestas son malas y conducen al fracaso. 

A los potentados de la Colonia no les sirvió de nada haber entronizado al emperador Iturbide con la traición de Guerrero; en la Reforma y Restauración de la República, haber traído a un príncipe de ultramar a gobernar este país; en la Revolución haberse coludido con el imperialismo para derrocar y asesinar a Madero y llevar a Huerta al poder. Históricamente ha triunfado el pueblo convertido en gobierno para velar por el interés superior de la nación.

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