Editoriales

La lógica del cambio

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 17 JUNIO 2020
  • COMPARTIR
La lógica del cambio

La transformación constante de la realidad ha obligado a los especialistas a generar una Teoría del Cambio para explicar cómo se entiende que ciertas actividades produzcan una serie de resultados que contribuyen a lograr los impactos finales que se han previsto. Puede elaborarse para cualquier nivel de operación, ya se trate de un acontecimiento, un proyecto, un programa, una política, una estrategia o una organización. Por principio, todo cambio obedece a la necesidad de transformar la realidad actual.

Yendo de lo simple a lo complejo, habría que decir que en México se percibió la necesidad de un cambio en el momento en que una pequeña minoría era beneficiaria de todo el esfuerzo productivo nacional, en tanto que los actores de ese empeño veían cada vez más precarizados sus ingresos y con ello su nivel de vida. La gran paradoja fue en el 2013, cuando un magnate logró la posición de hombre más rico del mundo al tener ingresos por 23 mil millones de dólares, con minisalarios de 64.38 pesos.

En las fincas henequeneras del sureste durante el porfiriato, según narra John Kenneth Turner, los peones, luego de jornadas extenuantes de sol a sol, eran dejados a la intemperie para que se procuraran por sí mismo su alimentación, bajo el argumento de que era más costeable comprar cada año un peón nuevo, a cincuenta pesos según los enganchadores, que darles comida, agua y un lugar donde dormir. La ventaja era que, con la sangre nueva, los esclavos mantenían la ilusión de algún día volver a su casa.

La manera de llevar a cabo el reclutamiento era por conducto de un jefe político designado por el gobernador de cada estado quien "en lugar de enviar a pequeños delincuentes a la cárcel, los vende como esclavos de Valle Nacional, y como se guarda el dinero para sí, arresta a todas las personas que puede. El otro método es mediante un agente de empleos conocido también como enganchador. Su función consiste en abrir una oficina de empleos y publicar anuncios demandando trabajadores a los que ofrecen altos jornales y buenas condiciones. Los incautos reciben un adelanto de dinero, son encerrados en un cuarto bien asegurado y después de dos o tres días son enviados a Valle con el pretexto de que tienen una deuda pendiente que deben pagar con trabajo". Eso cambio; pero, por poco.

En este 2020, el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, fue ganado por Dani Rodrik, brillante economista turco-estadounidense, quien recién manifestó que la crisis: "Nos enseña lo equivocadas que han estado nuestras prioridades en las últimas cuatro décadas. Cuánto hemos trabajado para tener más globalización económica, y qué poco hemos invertido para asegurar los bienes necesarios para la sanidad pública. Si hubiéramos dado la misma importancia a la Organización Mundial de la Salud que a la OCDE o al FMI nos habría ido mejor. La crisis es un recordatorio de que la mejor globalización sería la que se construyera en torno a bienes públicos, como evitar el cambio climático o manejar las pandemias en la sanidad pública. Y no haber puesto tanto interés en asuntos como liberalizar el comercio o los flujos de capital internacionales". Afirma el fracaso del neoliberalismo y la globalización.

Pero, no se trata sólo de modelos político-económicos; sino de una aberrante paradoja en la que las políticas públicas de los gobiernos neoliberales están al servicio del gran capital y de una élite plutocrática tan insensible como inútil. La obra pública está destinada a que las mafias del poder ganen dinero sin tener compromiso alguno de que los trabajos hechos puedan servir para dejar algún beneficio.

Puentes encantados que cuestan muchos millones de pesos cada que se les rehabilita; bulevares que se transforman en cada administración y nunca para mejorar la vialidad, sino para que los cuates ganen lana y aporten la ´mochila´ de rigor. Tratamientos para niños afectados por el cáncer, que son agua pura.

Y, si Rodrik pone en evidencias las políticas equivocadas, también propone alternativas para el cambio: "Sí, la decadencia del Estado-nación ocurrió más en nuestra imaginación que en la realidad. Cuando había una crisis, ¿quién estaba ahí? Los Gobiernos nacionales. Pero ahora es mucho más evidente. Llama la atención el papel de la política industrial, que parecía haber desaparecido. Los países en realidad se ocupaban de ella, pero era algo de lo que no se hablaba. Y ahora, tanto en EU como en la UE, estas políticas vuelven con mucha fuerza". Producción de bienes y servicios útiles y adecuados.

Como la nueva refinería, como el gran proyecto del Tren Maya, como el auténtico estado de derecho.  

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO