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La esclavitud y el odio
México nace a la vida independiente proclamando el fin de la esclavitud, primero por Hidalgo y luego confirmado por Morelos. Correspondió al primer presidente de la República Mexicana, Guadalupe Victoria, emitir el decreto que complementa el sueño de los patricios, cuando el 19 de junio de 1824 se publica la prohibición del comercio y tráfico de esclavos, y la libertad para los que pisen el territorio mexicano, aprobado por el soberano Congreso general constituyente de los Estados Unidos Mexicanos.
En este se dice que: "1. Queda para siempre prohibido en el territorio de los Estados Unidos Mexicanos el comercio y tráfico de esclavos, procedentes de cualquiera potencia, y bajo cualquiera bandera. 2. Los esclavos que se introdujeren contra el tenor del artículo anterior, quedan libres con solo el hecho de pisar el territorio mexicano. 3. Todo buque, nacional o extranjero, en que se transporten, e introduzcan esclavos al territorio mexicano, será irremisiblemente confiscado con el resto de su cargamento; y el dueño, el comprador, el capitán, el maestre y el piloto sufrirán, la pena de diez años de presidio". ¡Oh!
Diez años después de la guerra de México con los Estados Unidos, vino a ocurrir que el 19 de junio de 1865, llegan las tropas de la Unión a Texas con noticias de la emancipación decretada más dos años antes por el presidente Lincoln. La Proclamación de Emancipación no significó la libertad inmediata para todos. Las personas esclavizadas en los territorios nativos americanos tuvieron que esperar un año más para obtener la libertad. Y a pesar del fin legal de la esclavitud, los sureños blancos promulgaron muy rápidamente leyes racistas, llamadas ´códigos negros´, que restringieron la libertad de los negros.
Un siglo y medio siglo después de esos eventos, no han desaparecido del todo la esclavitud ni el odio racial. Ya no se unce al esclavo a la yunta, ni se le azota; pero, se le pagan jornales que, además de ser inmorales e inconstitucionales, vienen a resultar insuficientes para comer, ya no se diga tres veces al día y con manteca en los frijoles. No se niega el acceso de las minorías raciales y vulnerables a los servicios institucionales; pero, las cárceles están llenas de indios y de miserables desamparados.
En 1989, cayó el Muro de Berlín y la Cortina de Hierro se hizo añicos; pero, no pasó mucho tiempo antes de que fueran sustituidos por otros muros y bardas más infamantes. Los noticieros de la televisión se dan vuelo exhibiendo espeluznantes escenas de odio racial en las que los poderosos se ensañan con los débiles abusando en todos los sentidos. Absurdamente, quienes deben procurar el bienestar común y proteger a la sociedad, son los principales promotores de la discriminación, la xenofobia y la hostilidad.
A principios de la semana, Texas se convirtió en el más reciente estado conservador en prohibir discutir ciertos conceptos relacionados con la raza y el racismo en las escuelas, pasando por alto las vehementes objeciones de maestros que dicen que la nueva ley les hará más difícil enseñar el verdadero pasado y presente de Estados Unidos. Esto surgió de un trabajo del The New York Times, un Premio Pulitzer, sobre la historia de EU y las consecuencias del esclavismo y las aportaciones de los afroamericanos.
Además, un texto de la publicación Alto Nivel, señala que: "El gobernador del estado estadounidense de Texas, Greg Abbott, y altos funcionarios estatales han redactado este miércoles una carta en la que han autorizado un ´pago inicial´ de 250 millones de dólares para la construcción de un muro fronterizo entre el estado y México". Abbott ha pedido al director ejecutivo del Departamento de Justicia Criminal de Texas, Bryan Collier, que transfiera esta cantidad de los ingresos generales a un fondo de desastres.
Antes, el 10 de diciembre de 2020, la Cámara de Diputados de México aprobó con 460 votos a favor, uno en contra y cero abstenciones, un dictamen que reforma el Código Penal Federal, con el objetivo de tipificar como delito el odio racial. Se establece que se sancionará con una pena de uno a cuatro años de prisión, multa de 70 a 200 veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización, y de 150 a 300 días de trabajo en favor de la comunidad, a quien por cualquier medio difunda ideas basadas en la superioridad o el odio raciales, o por motivos racistas incite a cometer cualquier acto de violencia en contra de una persona determinada o algún grupo de personas.
A quien forme parte de organizaciones que promuevan la discriminación racial o inciten a ella o a cualquier tipo de violencia racial, se le sancionará con multa de 50 a 100 veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización, y de 100 a 200 días de trabajo en favor de la comunidad.
Luego, el 22 Febrero de 2021, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, alertó que aprovechando la pandemia del coronavirus hay otra epidemia que se esparce rápidamente entre países y se incrusta en nuestras sociedades: la de los movimientos racistas, supremacistas y neonazis. Ante esta grave amenaza, pidió una actuación global coordinada. Durante su discurso de apertura del 46º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, Guterres aplaudió la decisión del organismo de informar sobre el racismo sistémico, la rendición de cuentas, la reparación y las respuestas a las protestas pacíficas contra el racismo. También llamó a intensificar la lucha contra estas ideologías.
Sin ambages expresó que: "El peligro de estos movimientos avivados por el odio crece día tras día. Hay que llamarlos por su nombre: Los movimientos supremacistas blancos y los movimientos neonazis son algo más que una amenaza terrorista nacional. Se están convirtiendo en una amenaza transnacional".
Igualmente, el Secretario General denunció que el racismo y la desigualdad racial siguen presentes en las instituciones, las estructuras sociales y la vida cotidiana, por lo que hay que ir más allá de las condenas y actuar contra este flagelo.
Guterres recordó durante su intervención en una reunión especial del Consejo Económico y Social de la ONU, cuyo objetivo era reimaginar la igualdad y sentar las bases para eliminar el racismo, la xenofobia y la discriminación durante la década de acción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que una gran parte del racismo actual está profundamente arraigado en siglos de colonialismo y esclavitud.