El valor del dinero
El drama mitológico del Rey Midas, que todo lo que tocaba se volvía oro y por tanto se murió de hambre y sed, se ha vuelto común en esta época en que con enormes sumas de dinero, los magnates no encuentran reposo ni tranquilidad porque sus fortunas se les escapan como la arena entre los dedos. En la medida de su avaricia es el sufrimiento y no pocos prefieren la muerte a la pérdida de sus riquezas. Los hay que, llevados por su avidez, ocultan y encarecen los bienes y servicios que requiere la comunidad.
Pero, no todos los ricos son iguales. Un grupo de millonarios de abolengo, que hicieron sus fortunas con trabajo y creatividad, han formado el club de los Millonarios por la Humanidad, en que 83 de ellos han firmado una carta demandando a los gobiernos de todo el orbe la implementación de un impuesto especial a la riqueza que pueda ser canalizado por las instancias oficiales para fortalecer los sistemas de salud, actualmente en crisis, y crear programas de desarrollo para generar muchos empleos.
La carta publicada por los más importantes medios de comunicación, dice así: "Cuando el Covid-19 golpea al planeta, los millonarios como nosotros tienen un papel fundamental que desempeñar en la curación de nuestro mundo. No, no somos nosotros los que cuidamos a los enfermos en las salas de cuidados intensivos. No estamos conduciendo las ambulancias que llevarán a los enfermos a los hospitales. No estamos reabasteciendo los estantes de las tiendas de comestibles ni entregando alimentos puerta a puerta. Pero tenemos dinero, mucho. Dinero que se necesita desesperadamente ahora y seguirá siendo necesario en los próximos años, a medida que nuestro mundo se recupere de la crisis".
El segundo párrafo es igual de dramático: "Hoy, nosotros, los millonarios abajo firmantes, pedimos a nuestros gobiernos que aumenten los impuestos a personas como nosotros.
Inmediatamente. Sustancialmente. Permanentemente.
El impacto de esta crisis durará décadas. Podría empujar a 500 millones de personas más a la pobreza. Cientos de millones de personas perderán sus empleos a medida que cierren las empresas, algunas de forma permanente. Ya hay casi mil millones de niños sin escolarizar, muchos de ellos sin acceso a los recursos que necesitan para continuar su aprendizaje. Y, por supuesto, la ausencia de camas de hospital, máscaras protectoras y ventiladores es un doloroso recordatorio diario de la inversión inadecuada hecha en los sistemas de salud pública en todo el mundo".
Los firmantes de la carta no reconocen algún liderazgo; pero, entre los millonarios más conocidos está la heredera del emporio de Disney, Abigail Disney, el guionista británico Richard Curtis, y el empresario danés Djaffar Shalchi, Jerry Greenfield, cofundador de Ben & Jerry y Morris Pearl, ex director gerente de BlackRock. Por ningún lado aparecen los magnates de fortunas recientes, que son clientes obligados de la revista Forbes en su lista de los más ricos del planeta. Ni Besos, ni Arnault.
La carta sigue diciendo: "Tenemos una enorme deuda con las personas que trabajan en la primera línea de esta batalla global. La mayoría de los trabajadores esenciales están muy mal pagados por la carga que llevan. A la vanguardia de esta lucha están nuestros trabajadores de la salud, de los cuales el 70 por ciento son mujeres. Se enfrentan al virus mortal todos los días en el trabajo, mientras que tienen la mayor parte de la responsabilidad del trabajo no remunerado en el hogar. Los riesgos que estas personas valientes aceptan voluntariamente todos los días para cuidar al resto de nosotros requieren que establezcamos un compromiso nuevo y real entre nosotros y con lo que realmente importa".
Se torna más dramática en la parte final, lo que viene a demostrar que los hombres del dinero que han formado su riqueza en el esfuerzo, son capaces de entender a los de abajo, a los que cotidianamente se parten el lomo en el aula, la oficina, el taller, la industria, el comercio, la agricultura y la ciencia médica para garantizar que la población tenga los satisfactores necesarios para cubrir sus necesidades básica o no.
"A diferencia de decenas de millones de personas en todo el mundo, no tenemos que preocuparnos por perder nuestros trabajos, nuestros hogares o nuestra capacidad de mantener a nuestras familias. No estamos luchando en la primera línea de esta emergencia y es mucho menos probable que seamos sus víctimas. Así que por favor.
Nos gravan.
Nos gravan.
Nos gravan.
Es la elección correcta. Es la única opción. La humanidad es más importante que nuestro dinero. Los firmantes".
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