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Cascabel al gato
Cuando en el segundo trimestre de 2020, Amazon generó ventas netas con un valor de 88,900 millones de dólares, un 40% más que en el mismo periodo del año anterior y, al mismo tiempo, el beneficio neto de la compañía aumentó un 100% hasta alcanzar los 5,200 millones de dólares, su fundador y principal ejecutivo, Jeff Bezos, expresó casi enternecido, mediante un comunicado : "Este ha sido otro trimestre muy inusual y no podría estar más orgulloso y agradecido con nuestros empleados en todo el mundo".
Cabe señalar que si antes de las medidas de aislamiento provocadas por la pandemia del Covid-19, las ventas de Amazon iban en ascenso, con el encierro recomendado por las autoridades sanitarias de todo el mundo, sus operaciones crecieron aún más y hacia el cierre de 2020 se estimó que las ventas de la empresa alcanzaron nuevos récords tanto en operaciones como en utilidad, al grado de que las acciones se fueron a las nubes y terminaron cotizando en 10,30 dólares, un alza de índole extraordinaria.
Pues viene a resultar que, a pesar de lo dicho por Bezos y de las magníficas ganancias, existen quejas bien fundadas de su personal en el sentido de que trabajar para Amazon está muy cerca del abuso por las condiciones laborales que impone la empresa, que, a decir verdad, no son diferentes a las que rigen en las industrias multinacionales que buscan abatir costos de producción exigiendo a los trabajadores mayor rendimiento y menores prestaciones. Ya se habían presentado quejas; pero, nunca como ahora.
Jennifer Bates, una obrera de la planta que Amazon tiene en Bessemer, Alabama, expresó que gana 15.30 dólares por hora desempacando cajas con desodorantes, ropa e innumerables artículos más que posteriormente son enviados a los consumidores. El empleo, que la mujer de 48 años obtuvo en mayo pasado, la obliga a permanecer de pie la mayor parte de su jornada laboral de 10 horas. Durante ese lapso sólo tiene media hora para comer y sus visitas al sanitario también son supervisadas de cerca, al igual que ir a tomar agua o a buscar un nuevo par de guantes de trabajo. Amazon lo niega; dice que ofrece dos recesos de 30 minutos durante cada turno y tiempo extra para acudir al baño o beber agua.
Como no es un asunto de dimes y diretes, los trabajadores de la planta han decidido organizar el mayor intento sindical en la compañía desde su fundación en 1995, situación que está sucediendo en el lugar menos esperado de todos, en Alabama, un estado con leyes que no favorecen a los sindicatos y que está gobernada por miembros del Partido Republicano, que son reacios a la sindicalización de obreros y más proclives a la contratación personal y que cada uno de los empleados negocie las condiciones laborales.
Ni que decir que hay mucho en juego, pues el tema ha acaparado la atención de un gran sector de la población estadounidense, dado que, si los organizadores tienen éxito en la localidad de Bessemer, se podría desatar una reacción en cadena a las operaciones de Amazon a nivel nacional, en la que miles de trabajadores más se alzarán para exigir mejores condiciones laborales; pero tendrán que librar una dura batalla. Amazon es el segundo mayor empleador de Estados Unidos, con un historial que incluye el haber acallado los intentos de sindicalización en sus almacenes y su cadena de tiendas Whole Foods.
Aunque han surgido las amenazas y con frecuencia ocurren despidos de gente que manifiesta alguna inconformidad, hay aliento, dado que los sindicatos se han estado formando en lugares inusuales en los últimos meses. Por ejemplo, el mes pasado, cerca de 225 ingenieros de Google crearon un sindicato, algo poco común en el sector tecnológico de salarios altos. El caso es ilustrativo y si Google despidió a los trabajadores que se atrevieron a exigir mejores condiciones laborales, la compañía aduce otra razón.
Los poderosos intereses en juego, han provocado ya ciertos desencuentros. Así, mientras que Amazon busca aplazar la votación y exige que ésta sea presencial; los líderes del movimiento sindicalista y sus asesores han logrado que inicie ya y que sea a través del correo debido a la contingencia de la pandemia. La votación dio inicio esta semana y se extenderá hasta finales de marzo. La mayoría de los 6 mil empleados tienen que votar a favor a fin de poder sindicarse y presentar sus demandas en grupo.
Pero, ni Amazon en Alabama o en todo el territorio de los Estados Unidos, es el objetivo de los obreros que buscan la creación de organismos laborales que representen y defiendan sus legítimos derechos conculcados por el capitalismo salvaje que genera colosales fortunas con la explotación de los obreros.