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Oro a cambio de espejitos
En sus páginas se ve cómo España se benefició grandemente de la Conquista; pero, también, cómo México se vio favorecido
En el libro Vitrales de Nuestra Señora de Guadalupe en Reynosa, el autor señala que de México se extrajeron y fueron llevados a España durante la Colonia, 56,144 toneladas de plata y 191.8 toneladas de oro (cien mil toneladas de plata y dos mil 500 toneladas de oro en todo el continente, de 1521 a 1830), lo que hizo de España la gran potencia de la época; sin embargo, es necesario tomar en cuenta que hubo un auge comercial y una enorme expansión colonizadora que dio apogeo a la construcción.
Se percibe a lo largo de la obra, que da cuenta de la aparición de la Virgen de Guadalupe en México y los acontecimientos que la han convertido en el más antiguo y arraigado símbolo de la mexicanidad, una tesis novedosa que habla del sincretismo de razas y de culturas para dar formación a una nueva manera de ver la vida y percibir la tarea del hombre en consonancia con la naturaleza. En sus páginas se ve cómo España se benefició grandemente de la Conquista; pero, también, cómo México se vio favorecido.
Situación que hasta hace poco no se dejaba ver en la nueva relación de México con España y otros países que han aprovechado la globalización que lleva a horcajadas al capitalismo salvaje para medrar a placer por todos los confines del planeta, absorbiendo, como una potente aspiradora, la riqueza que genera la mano del hombre. Primero fueron los bancos, que encontraron un rico filón en el crédito usurero como estímulo al consumo; luego empresas de telecomunicación y medios de comunicación, para llegar a la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica producida con aire y sol.
En todos los casos, las utilidades en México fueron muy superiores a las de sus propias matrices y en no pocos casos, con el dinero obtenido aquí se subsidiaban las pérdidas de allá, donde los gobiernos resultaron tan quisquillosos que las empresas debían de cumplir con una serie de regulación que en este país no se aplicaban por corrupción y complicidad. Los bancos con la usura, los medios masivos con la siembra de fake news, los productores de electricidad mediante contratos leoninos y grandes subsidios.
Pero, a diferencia de la Colonia, México no recibió ningún beneficio a cambio, aunque algunos de los mexicanos de la élite plutocrática sí. España es el paraíso de los pillos huehuenches, como Humberto Moreira, Emilio Lozoya, Alonso Ancira y otros igual de famosos. Si acaso, la propuesta de Ana Botín presidente de Banca Santander, que afirma disponer de cien mil millones de pesos para invertir en infraestructura para el desarrollo de México, de acuerdo a los planes de desarrollo del actual gobierno, es la excepción.
Por ello, qué bueno que la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, propuesta por el Ejecutivo federal con 31 votos a favor, 11 en contra y dos abstenciones. Se emitió una opinión favorable a la propuesta de modificar el orden de prioridad de los generadores de energía para alimentar el sistema eléctrico nacional, dando preferencia a la Comisión Federal de Electricidad sobre los particulares nacionales y extranjeros.
Ayer se llevó a cabo la segunda jornada del ejercicio democrático llamado Parlamento Abierto con respecto de la Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley de la Industria Eléctrica, durante el cual, especialistas, académicos, sociedad civil y ex funcionarios manifestaron sus opiniones respecto a la iniciativa preferente enviada por el Ejecutivo Federal a la Cámara de Diputados. Con este evento se busca mejorar la iniciativa y acendrar el conocimiento de lo que se pretende alcanzar, que es poner a la electricidad al servicio de México.
Hubo argumentaciones sólidas de ambos lados con respecto de la iniciativa de reforma; pero, lo que no se vio con la amplitud necesaria es la veleidosidad de los sistemas de producción eléctrica eólicos y fotovoltaicos, que ora producen en exceso, con la posibilidad de afectar los mecanismo de distribución, y ora no producen nada, exigiendo la concurrencia de proveedores tradicionales que, de esa forma, no pueden programar sus operaciones. No puede haber confiabilidad en una producción tan aleatoria.
Pero, además, hay que tomar en cuenta los elementos derivados de la corrupción en el manejo de la industria eléctrica en los tiempos del capitalismo salvaje, cuando todo era para el ganador, esto es, para los dueños del dinero. Funcionarios de la CFE aclararon que no hay una nacionalización disfrazada y llamaron a poner fin al saqueo de un pequeño grupo de particulares, de gángsters que se han hecho inmensamente ricos con los contratos obtenidos al amparo de la reforma energética del sexenio pasado.
Recordando el saqueo de oro y plata de la Colonia, habría que señalar los gruesos subsidios que recibe Iberdrola, una de las principales promotoras de los parques eólicos. Además, los subsidios a Iberdrola constituyen un enorme dumping comercial; por ejemplo, por tarifas de porteo la CFE no recibe 2 mil 600 millones de la empresa española; por intermediación de contratos firmados con el gobierno previo, 10 mil 75 millones, y de ingresos no percibidos por suministro básico, 43 mil 500 millones de pesos.
Durante el parlamento abierto, el director de finanzas de la Comisión Federal de Electricidad, Edmundo Sánchez Aguilar, explicó que: "No hay libre competencia en el sector eléctrico, sino un monopolio de un grupo muy chiquito de empresas nacionales y foráneas. Calculo que con la reforma se acabarán los subsidios a un grupúsculo de hampones y las tarifas podrían bajar hasta un 20 ó 30 por ciento, lo que equivaldría a la disminución de 140 mil millones de pesos en beneficio del bolsillo de los mexicanos".
Por su parte, la vicepresidenta de la Mesa Directiva, Dolores Padierna, dijo que las reglas están hechas para beneficiar a los generadores privados, a los que se les paga aún si no producen ni venden electricidad a CFE, con un costo de hasta 16 mil millones de pesos para el Estado. Las subastas impuestas con la reforma energética de Peña Nieto son una simulación de precio más bajo para que entren primero a la red; pero las compañías no informan el costo de porteo, de respaldo y de servicios auxiliares, lo cual incrementa el costo real.
Este cambiar espejitos por pepitas de oro que habían implementado empresarios y gobiernos corruptos, ya no puede operar cuando está en marcha el nuevo proyecto de nación.