¿Así o más pelona?
Con la contienda electoral en pos de la presidencia y otros puestos más que, como ´huesos´, dan más sabor a caldo, se han venido a destapar una serie de irregularidades que seguramente no habrían salido a la luz pública por aquello de las facultades que las autoridades se arrogan a sí mismas para reservar información para fechas en que ya sea imposible fincar responsabilidad, o que queden sepultadas en el alud de otras.
Datos duros proporcionados por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes a regañadientes, señalan que, actualmente, el costo de la primera parte del NAICM es de 13 mil, 300 millones de dólares, un sobrecosto que ya sobrepasa con mucho, harto, el presupuesto original, que era de 169 mil 575 millones de pesos; y que en los días que corren se tiene un avance de 45 por ciento, estimando que para el 2020 ya estén en operación simultánea tres de las pistas, con todo el equipamiento necesario y relativo.
Por las afectaciones al sistema hidráulico del que forma parte importante el lago de Texcoco, por la deformación de la estructura orográfica, por el daño que se causa a los pueblos asentados de la región, por la forma abusiva en que se expropió la tierra, por la maraña de operaciones oscuras para lograr el financiamiento de la obra, incluyendo el uso de recursos del fondo de retiro de los trabajadores, por el retraso notable de los trabajos y por la falta de información fidedigna del impacto ambiental, hay oposición.
Uno de los candidatos a la presidencia de la República ha sido más insistente y más incisivo en la necesidad de revisar la erección del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Inclusive, ha planteado alternativas que considera más viables. Ello le ha valido una andanada de críticas severas y descalificaciones, hasta que halló un punto clave, que es una propuesta seria, factible y ventajosa para todas las partes.
Textualmente dijo el candidato a la Presidencia, AMLO: "Si (Carlos Slim), lo hace con su dinero, se le puede dar la concesión... Si él considera que es buen negocio, que lo construya con su dinero y se le da la concesión, pero que el dinero del pueblo no se malgaste, nosotros vamos a cuidar que no haya corrupción". ¡Voila!, ora sí que, ni para dónde hacerse. Carlos Slim y Carlos Salinas (a través de su cuñado) son dos de los más importantes inversionistas. Si es tan buen negocio, pues, simplemente que le atoren.
Slim ganó en un solo año más de 22 mil millones de dólares, por tanto, los 13,300 no le afectarían en lo más mínimo; por en contrario, lo situarían históricamente al lado de los grandes magnates, como Henry Ford, Nelson Rockefeller, los Vanderbilt, cuyos vidas y legados son ya parte de la leyenda. Qué más que, cuando se vaya y tenga que dejar sus miles de millones de dólares, se haya ganado un lugar en la historia con el nuevo aeropuerto internacional que, como acto de reconocimiento, llevará su nombre.
Si todos los malos augurios y negras predicciones son mentiras, pues qué mejor modo de hacer negocio que construir el nuevo aeropuerto internacional que podría dejarle beneficios mayores que la especulación inmobiliaria y la operación particular del que fue uno de los más importantes monopolios del Estado. La propuesta del candidato a la Presidencia no es mala, a menos que tengan razón quienes han manifestado recelo.
Con la idea coincide el director general del Grupo Aeroportuario de Ciudad de México, Federico Patiño, quien aseguró que: "Es posible concesionar al sector privado el proyecto de construcción del Nuevo Aeropuerto, aun en proceso de obra o una vez en operaciones".
El tema será llevado al foro de la Cámara Nacional del Aerotransporte que tendrá lugar el próximo 5 de mayo en la Ciudad de México, para ver si la quieren así o más pelona.
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