Columnas - El Mensaje en la Botella

Una carta llevada por las olas

  • Por: EL CONTADOR TÁRREGA
  • 04 JULIO 2021
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Una carta llevada por las olas

En mi columna de la semana pasada, compartía una actividad que les puse en la Escuela para Padres que imparto en la universidad, en donde imaginariamente todos formábamos parte del viaje inaugural del Titanic, y previo a su hundimiento, les pedía que le escribieran una carta a quien ellos quisieran, indicando a los “pasajeros” que dicha carta se pondría en un lugar que asegurara que llegaría a su destinatario. Los participantes escribieron cartas hermosas, la mayoría para sus hijos. Finalmente les dejé como asignación que entregaran esa carta a quien la hubieran dirigido.

Una de las participantes, Nora Quiroz, les dejó la carta a sus hijas en su cuarto y se fue a trabajar. Una de ellas, Zaylet Zapata Quiroz, al leerla, le escribió a su vez una carta a su madre, como si realmente ella hubiera perecido en ese barco. Con la autorización de Zaylet, comparto la carta para su madre:

“Mamá…

Sé que no puedo regresar el tiempo y evitar que el barco se hunda…

Sé que no puedo regresarte a la vida para decirte todo esto…

Solo quiero decirte que no te preocupes, porque aunque de ahora en adelante nada será lo mismo sin ti, fuiste (eres y serás) la mejor madre que se puede tener. Aprendí mucho de ti y ahora será el momento de aplicarlo. Me enseñaste a ser yo misma y a no depender de nada ni de nadie para salir adelante. Sé que la vida es tan corta y a veces no valoramos a las personas cuando las tenemos y quisiéramos que todo fuese un sueño y empezar de nuevo para recuperar el tiempo perdido. Pero solo quiero decirte que disfruté tanto de los momentos que estuve contigo, que estoy segura que me bastará con cerrar los ojos y revivir nuestras locas aventuras para sentirte conmigo. Uno nunca va a entender eso que dicen de ‘vive tu vida como si fuera el último día’ porque nunca pensamos que esté cerca y a veces nos encontramos tan distraídos en nuestra rutina diaria que no nos detenemos a admirar las cosas que realmente importan. Tal vez nunca te lo dije y no porque no lo sintiera, sino porque…tú sabes perfectamente cómo soy, pero ¡TE AMO MUCHO MAMI

Sé que las cosas serán difíciles de ahora en adelante pero mi hermana y yo saldremos adelante, eso ¡tenlo por seguro!

No sabía cómo hacer que supieras todo esto y lo único que se me ocurrió fue venir al mar y dejar que las olas se encarguen de hacerte llegar esta carta…

Siempre dicen que las madres dan la vida por los hijos, pero hoy, yo daría mi vida por ti…”

Decirlo a tiempo

Al reverso de la carta, Zaylet hizo un bellísimo dibujo a lápiz, de una carta adentro de una botella, que flota entre las olas del mar, mientras el sol brilla y las gaviotas vuelan por los aires. Y finalmente, esta talentosa ingeniera agregó una nota al dejarle la carta a su madre, expresándole lo siguiente:

“Al momento de leer tu ‘última carta’ me di cuenta de que he estado malgastando mi tiempo en circunstancias y personas en las que no vale la pena gastar nada. Que me he pasado la vida preocupada por mi futuro y por lo tanto no vivo el presente. Tal vez mi modo de ser no ha sido el correcto, y me refiero al hecho de no expresar lo que siento como la gente normal, con abrazos, besos y caricias…pero aunque he tratado de ser diferente y más cálida, la costumbre se impone y regreso a lo mismo. Suelo ser de pocas lágrimas y escasos afectos, pero el hecho de leer lo que sería tu última carta y de imaginarme sin ti, hizo que se me llenaran mis ojos de tristeza, solo un poco de tristeza, pues sabía que tú todavía estabas conmigo. Si hubieras estado allí, quizá un abrazo habría sido mi reacción, por lo tanto, considera que te debo un gran abrazo. Te quiero mucho, mamá”.

No tengo más palabras ante tanta palabra tan hermosa, solo las que dije a los padres en aquella ocasión, después de que cada uno compartió experiencias similares al entregar sus respectivas cartas: No esperen a vivir un Titanic o algo parecido, para expresarle a sus seres queridos cuánto los aman. 

Hoy sé, por experiencia propia, la importancia que tienen esas palabras dichas a tiempo. A un mes de tu partida, te sigo amando, bonita. Y reconforta un poco mi corazón el hecho de que siempre te lo dije en vida.

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