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Segunda llamada: la clase protesta
El gobierno de López Obrador y los mismos legisladores federales y locales de Morena han perdido la dimensión del monstruo que han despertado.
Los reclamos y gritos de los trabajadores del Poder Judicial de la Federación llegaron hasta las aulas.
Apenas el miércoles, los estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNAM dieron una primera señal del rechazo a la elección popular de jueces y magistrados.
Hubo jóvenes, que se pueden escuchar en las redes sociales y páginas de los alumnos de la UNAM, además de las crónicas de los medios nacionales que construyeron una serie de discursos como si se tratara de la presentación de un proyecto, de acuerdo en un pleno del Poder Judicial.
La UNAM, vista históricamente como parte de esa labor socialista, hoy lo demuestra y sale al paso de la defensa de lo que observan es un absurdo a la reforma al Poder Judicial para abrirle la puerta a otro poder y permitirle su injerencia para ir en contra de la sociedad.
Así como la máxima casa de estudios, también comenzaron a salir universidades como la IBERO, el Tecnológico de Monterrey, la Escuela Libre de Derecho que han dejado claro su rechazo a la reforma judicial, pero la han argumentado y sustentan la negativa a quienes darán este paso reformado, como es la mayoría calificada en el Cámara baja.
La Escuela Libre de Derecho propuso, el pasado viernes 23 de agosto, a la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, un estudio sobre la Reforma Judicial realizado por el Centro de Investigación e Informática Jurídica. “Con este trabajo, la ELD aporta una opinión técnico-jurídica para contribuir, de manera seria, respetuosa, constructiva y propositiva, a los debates actuales, privilegiando el diálogo y el intercambio de ideas”, se puede leer en el anuncio que hace.
Hubo reacciones de abogados, igual de un alto nivel de reconocimiento, como Andrés Rapper, que no tardó en responder: “Teniendo a varios ministros de exalumnos y a los mejores exponentes de la derecha en México como egresados, ya me imagino sus conclusiones”. Claro que las contestaciones no se hicieron esperar, y vaya la forma en que se hizo. Pero el fondo real es que la academia y en particular los estudiantes de Derecho en el país y de grandes instituciones educativas comenzaron a sumarse a los trabajadores del Poder Judicial de la Federación, y en particular a exponer su rechazo a una reforma que modifica la vida en la carrera judicial, que hoy, la reforma judicial “la destruye”, como lo expuso el magistrado de Circuito en Ciudad Victoria, Tamaulipas, Guillermo Cuautle.
El que los estudiantes de la UNAM salieran a la marcha en defensa del Estado de Derecho por las calles de la Ciudad de México, desde rectoría hasta el Consejo de la Judicatura Federal en Insurgentes sur y con ellos los profesores de la Facultad de Derecho, debe abrir el estado de alerta a la clase política y a la cúpula de Morena. La respuesta mediática la ha expuesto el Presidente de México a su propio estilo, el tema es lo que hereda a Claudia Sheinbaum.
Pudiera ver un escenario de preocupación por la reacción de Estados Unidos y Canadá en particular, porque en el 2025 se va a actualizar el Tratado de Libre Comercio, pero las consecuencias se pueden enfrentar en su momento e incluso antes.
Lo grave es que se muevan las masas que forman los estudiantes de la carrera de Derecho de las universidades en el país, y si eso crece se van a sumar otras facultades y quienes hoy encabezan esta reforma deben recordar que después de los movimientos militares, el que encabezan los estudiantes ha causado reacciones históricas, porque no le tienen miedo a nada.
El grito de advertencia está dado, y de no saber prolongar o modificar el dictamen en las 300 reservas de la reforma judicial antes del 15 de septiembre, los ánimos de las protestas van a cambiar en muchos estados del país.
Ya hubo una primera llamada, con el paro que tienen los trabajadores del Poder Judicial y la postura del Gobierno de Estados Unidos a través de su embajador Ken Salazar, pero esta segunda llamada sin haber escuchado a quienes laboran en el PJF y con la salida de los estudiantes a las calles debe ser visto con mucho ojo clínico, para que no se desborde la estabilidad desde el centro del país.