Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
Pantano de arenas movedizas
Clínicas y anexos, un rotundo fracaso en todos los sentidos
Estadísticas reales, oficiales y profesionales, demuestran que de cada diez internos, de clínicas y de estos centros de desintoxicación y rehabilitación, 9 recaen, es decir, la recuperación es nula, lo que demuestra en términos generales que algo está mal, a pesar de que cada día, nacen nuevas clínicas y diversos anexos, centros de rehabilitación, nacen también, infinidad de drogas químicas y naturales, crecen las adicciones como al alcohol, cocaína, marihuana, anfetaminas, han nacidos un gran número de adicciones, como la ludopatía, adicción al juego, la disorexia, adicción a los gimnasios, de igual manera, sorprendentemente, surgen los adictos a las mentiras, adictos a la pornografía, al sexo, a la violencia, adictos, a meterse en lo que no me importa, igual adictos al peyote, al cristal, fontanillo y ahora, han regresado drogas que tuvieron un gran auge hace 30 0 40 años, como la heroína y el LSD, las adicciones, todas, a sustancias y a los malos hábitos han crecido como la espuma, acompañando a esta efervescencia, otras conductas toxicas como la depresión o la autodestrucción, el suicidio en jóvenes menores de 13 años.
Lo que nos ubica en una sociedad altamente enferma de sus emociones.
Un drogadicto en casa
Propiamente es peor que una maldición, ligada a un drogadicto, esta su vida ingobernable, es un ser toxico, tiene una manera de pensar, extremadamente cuadrada, por demás cerrada, una de sus características, es claudicar a su presente y su futuro, renuncia a la escuela, deja de estudiar y se refugia en su recamara, descuida su aspecto personal, se abandona así mismo, cambia su lenguaje, su manera de vestir y amistades, adquiere una neurosis extrema, es explosivo, agresivo, respondón, grosero, retador e intimidador, prendido de su enuresis, es capaz de golpear a su madre o a quien sea, se torna, mentiroso, promete cosas que él sabe que no podrá cumplir, entra en depresión, se hace adicto a la pereza, al conformismo, agarra una personales de extremada seriedad, en apariencia, no quiere y no permite, que nadie le diga nada, de la marihuana, pasa a la adicción del cristal y del cristal, al fentanillo, se convierte en un bueno para nada, en un nacido para perder y es un completo mediocre en todos los sentidos, la familia, no sabe cómo tratarlo, el marihuano, no regresa a estudiar, no acepta ayuda de nadie, ni reconoce lo mal de su condición, le cuesta mucho trabajo socializar y vivir una vida en la normalidad, cree fielmente, que la marihuana es medicinal y que no causa daños mayores en comparación de otras sustancias, con el tiempo, se hace inmune a la sustancia y busca nuevas sensaciones en otras drogas, la rutina de anestesiarse se arraiga en el drogadicto, la costumbre se hace ley y se acostumbra, como se acostumbra la familia, a la mediocridad, luchar contra la adicción de un drogadicto, pierdes, el tiempo, el agua y el jabón.-