Rezago formativo

La educación es la base de todas las soluciones. En la educación está la solución a la inseguridad, la injusticia, la baja productividad, etc.; por tanto, debe ser un asunto prioritario en cualquier acción que lleve a cabo el Estado en su conjunto. Hasta hoy, la educación en México es un evento punitivo, que se trata con demagogia, sin atender su enorme trascendencia. No se percibe al ser humano como un recurso sustentable, el más valioso.

En cada generación, en cada gobierno, se habla de una reforma educativa, que jamás ha pasado de ser un catálogo de buenas intenciones. Las más importantes son la de los años 70s en que se desligó la educación de los vástagos del quehacer de los padres, primero con una sarta de tecnicismos que nadie logró entender y que corresponden a niveles superiores; luego, con la precarización del trabajo y la inclusión de la mujer.

La reforma de los 90s convirtió a los maestros; los poderosos agentes educativos que hicieron posible la Escuela Rural Mexicana, el más valioso aporte de la Revolución a la educación universal, en párvulos que debían someterse a la voluntad de una poderosa estructura, dominada por una mujer ambiciosa e inescrupulosa, que decidía todo lo que debía ocurrir en las escuelas y el papel que el sindicato debía jugar en la política.

La más reciente, desmanteló el poder del sindicato, quitó el control presupuestal a los gobiernos de los estados, que muchas veces lo dedicaban a menesteres diferentes, lo mismo de control político que para llevar agua a su molino, como se ha visto en fechas recientes en que aparentemente se les persigue; pero que, en realidad, se les protege. Sin embargo, la educación es la misma de hace 40 o 50 años, cuando los maestros no tenían más que el gis, el pizarrón y su verbo cautivador para inculcar el conocimiento.

En todos los niveles, la educación es remedial, esto es, pretende corregir deficiencias de los niveles previos; pero, la realidad es que si hay algún avance en la formación de las generaciones emergentes, es gracias a las nuevas tecnologías de la información y a su propia curiosidad e interés. Como en Fuente Ovejuna, ´todos a una´, se echan la culpa de que no se hable inglés como segunda lengua; que no existe una formación integral como reza el artículo 3º constitucional, mirando el arte, la ciencia y la moral.

Decir que los maestros son los responsables, es una falacia insostenible; de hecho, han tenido muy poco qué ver en la implementación de las reformas educativas que se han realizado para atender alguna demanda de carácter político del régimen que, como la mona, a veces se viste de seda; pero, mona se queda. Quizá, junto con los alumnos, los maestros hayan venido a resultar víctimas de las políticas aparentemente educativas.

Si hubiera que preguntar sobre un principio de solución, práctico, viable y a muy corto plazo; que en un año ya pueda rendir frutos, quizá habría que conocer la iniciativa aprobada por el Congreso de España (nada que ver con el de México), que propone: "La Comisión de Educación del Congreso ha instado este martes (26/9/17) al Gobierno a una reforma legislativa que reconozca la gratuidad del primer ciclo de la Educación Infantil (0-3 años) y que disponga el deber de las administraciones educativas de garantizar una oferta suficiente de plazas en los centros públicos". 

El texto aprobado, una enmienda transaccional pactada por el Partido Socialista Obrero Español, Ciudadanos y Podemos a una proposición no de ley de este último grupo, pide también regular ese primer ciclo para lo cual se harán las modificaciones legislativas pertinentes, desarrollando un real decreto por el que se establezcan las enseñanzas mínimas de esa etapa educativa. A partir de ahí todo el monte será de orégano y los niños tendrán una formación técnica profesional de altísima calidad.

A nivel internacional, el promedio de inversión para la primera etapa formativa es del 20 por ciento del presupuesto educativo; en México ni siquiera existe para atender al recurso sustentable más valioso.