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Los tontos también ganan
Aquel líder de la marcha de Tampico a Ciudad Victoria por autonomía universitaria, uno de los movimientos estudiantiles previos al del 68 (el otro fue la toma del Cerro de Mercado en Durango), decía, parodiando a Don Quijote: "Deja que los perros ladren, que para ello los hizo Dios". Lo mismo puede decirse de los empeñosos críticos del actual régimen, que ha puesto al país a la vanguardia.
Con serenidad y paciencia, México ha salido avante de las más recientes acechanzas que podían afectar la reconstrucción de su economía bajo el proyecto de la Cuarta Transformación. El sistema financiero internacional ha entendido que no se busca oponer resistencia a los capitales que se atengan a las reglas de operación y se encaminen a la inversión productiva, aquella que genera el círculo virtuoso de inversión-empleo-productividad-consumo y contribuciones. Sí a la especulativa.
En otras latitudes se están siguiendo caminos que, inexorablemente, conducirán a la debacle total del sistema financiero. Se están imprimiendo dólares en cantidades industriales para dar a la gente y para otorgar créditos a personas, empresas, estados y países, con lo que se alienta la inflación mediante un alto consumo de bienes sin sustento real y se crea una mayor deuda que ya en este momentos viene a resultar impagable.
Bien sabido se tiene que la inflación genera mucha desigualdad porque valoriza los activos de la gente que los tiene; pero, por el otro lado reduce el poder adquisitivo de los trabajadores, como son la mayoría de personas del planeta. La inflación genera devaluación de la moneda porque los capitales se empiezan a ir cuando perciben que hay una economía inestable y con incertidumbre
Aquí, el actual gobierno tuvo la valentía y la voluntad necesaria para detener el gran atraco del siglo XXI, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde se tiraba dinero a pasto, mientras empresas que decían estar trabajando porque llevaban tierra y piedras de un lugar a otro, para después regresarlas al sitio inicial, ganaban mucho dinero. El NAIMX hubiera sido peor que el Fobaproa en los tiempos de la pandemia.
Bajo los nuevos términos de contratos abiertos y transparentes, los de fuera lo entendieron y se prestaron a renegociar sus inversiones con un trato justo para ambas partes; lo de dentro, siguen con el dedo en el renglón y amenazan de todas las formas posibles, pues no se resignan a perder ese jugoso botín, ni los otros privilegios que los han llevado a estar entre los más ricos del planeta sin haber creado ni inventado nada, puro capitalismo de amigos.
Ahora que el sistema financiero internacional ha decidido jugársela con México y con su gobierno, otros agentes de poder también han visto la conveniencia de mejor aliarse que enfrentarse con quien tiene la fuerza moral de la razón y está buscando el bien de su gente. Poco a poco, van buscando la manera de acercarse y de formar parte de la Cuarta Transformación que no es más que la recuperación de los valores que dieron grandeza al Anáhuac durante casi todo el siglo XX.
Claro que para impulsar el crecimiento, también se requiere un marco macroeconómico que sea creíble y sostenible en el mediano plazo, además de que es necesario fortalecer el estado de derecho y el sistema judicial que ha tenido actuaciones cuestionables. Contrario a lo que se hizo antes, se tendría otra década perdida como la de los 80, cuando las condiciones de vida en la mayoría de los países de América Latina y México, se vieron estancadas o simplemente declinaron. En ese sentido, el reto es establecer un proceso de crecimiento más acelerado, donde haya una profundización de la inversión para la creación de empleos, junto con una mejor red de protección social, con la cual enfrentar los nuevos retos.
Según la Secretaría de Hacienda, tanto la deuda interna como la externa han tenido un menor incremento que en el gobierno anterior. Sostuvo que en la actual administración se ha reducido el riesgo de refinanciamiento del portafolio, mejorado el perfil de vencimientos y reduciendo el costo financiero de la deuda. Destacó asimismo que se ha refinanciado el equivalente a 10 mil millones de dólares de la deuda externa en este gobierno a través de operaciones de mercado y 408 mil millones de pesos de la deuda interna a través de permutas entre instrumentos denominados en pesos y UDIs.
"Gracias a este manejo de la deuda, México es uno de los países emergentes con la posición fiscal más sólida y menores incrementos en los niveles de endeudamiento en la etapa post-Covid", dijo la dependencia en un comunicado.
De esta manera, el gobierno de México sale airoso de una situación que amenazaba con desbordarse y afectar a otros renglones del intercambio comercial bi y trilateral. Con serenidad y paciencia, la Cuarta Transformación avanza para bien de todos, inclusive de los tontos y de los perversos.