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Farmacéuticas al banquillo
La pandemia ha puesto en evidencia las debilidades de los sistemas de salud a nivel planetario, en unos lugares más que en otros; pero difícilmente hay uno que salga ileso del escrutinio que la propia naturaleza les aplicó. Lo último que ha ocurrido es que los tribunales han intervenido para proteger el interés de la población aplicando sanciones, tan severas como es posible, pero, siempre por debajo de las colosales ganancias que han obtenido a lo largo de los años con medicamentos inertes o peligrosos.
Esta semana, el tribunal Correccional de París ha declarado culpable al gigante farmacéutico francés Servier por homicidio involuntario y engaño agravado, en relación a su píldora Mediator para tratar diabetes y sobrepeso, señalada como causa de la muerte de centenares de personas durante décadas. La farmacéutica ha sido multada con 2.7 millones de euros (3.18 millones de dólares), mientras que Jean-Philippe Seta, el exjefe adjunto de Servier y exmano derecha del ahora fallecido presidente y fundador de la empresa, Jacques Servier, fue condenado a cuatro años de prisión condicional. Pero, hicieron más.
La Agencia Nacional de Seguridad del Medicamentos, que fracasó de forma grave en su misión de policía sanitaria, fue condenada a pagar 303.000 euros (357.000 mdd) de multa, muy por encima de lo solicitado por la Fiscalía. Los 6,500 demandantes habían solicitado un castigo ejemplar en este gran escándalo sanitario que estalló hace más de una década, considerado uno de los mayores de la historia de Francia, cuando la Dra. Irene Frachon descubrió, en 2007, que la droga Mediator tenía efectos fatales.
Podría decirse que los franceses son muy fijados; pero, la realidad la expresa la juez Sylvie Daunis al destacar que: "La empresa disimuló a propósito las propiedades del medicamento para reducir el hambre y sus peligrosos efectos secundarios, entre estos, lesiones graves de las válvulas cardíacas e hipertensión arterial pulmonar, una patología rara y mortal de extrema gravedad, por lo que se trató de un engaño de una envergadura considerable e inédita y del que fueron víctimas miles de pacientes.
En los Estados Unidos, por incurrir en prácticas engañosas, como vender medicamentos adulterados o pagar sobornos en diversos países para poder operar sin ningún control sanitario, las farmacéuticas más rentables del mundo han recibido sanciones por 32 mil 804 millones de dólares; las actividades ilegales por las que se les penalizó se realizaron entre 2003 y 2016, según fue documentado en investigación de la Universidad de Carolina del Norte, en Charlotte. Pero, el monto del castigo por infringir diversas leyes no promedió ni 0.54 por ciento de las ganancias que en el mismo periodo tuvieron estas empresas que se cuentan entre el millar de las de mayores ingresos que operan en el mercado norteamericano.
De acuerdo al resultado de las pesquisas realizadas por los investigadores Denis G. Arnold, Oscar Jerome Stewart y Tammy Beck, entre las grandes empresas farmacéuticas incluidas en este estudio, 85 por ciento tenía evidencia de sanciones económicas por actividades ilegales Sólo el año pasado, una de cada tres sanciones impuestas por la Comisión de Bolsa y Valores bajo la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero se aplicaron a farmacéuticas, con Novartis AG, Alexion y Cardinal Health a la cabeza.
Caso aparte es el de GlaxoSmithKline la farmacéutica que mayor número de castigos acumula, 27 en el periodo estudiado por la Universidad de Carolina del Norte. El monto total de estas penalizaciones equivale a 9 mil 775 millones de dólares, apenas el 1.55 por ciento de las ganancias de esta empresa. Le siguen algunas de las empresas que han destacado en el último año por el desarrollo de vacunas contra Covid-19, como Pfizer, con 18 sanciones que le valieron pagar 2 mil 910 millones de dólares, dinero que alcanzó 0.36 por ciento de sus ganancias, y Johnson & Johnson, que acumuló 15 sanciones por 2 mil 668 millones, que representaron 0.28 por ciento de los ingresos de la compañía. Así, ¿cuál castigo?
En esta ocasión, el tema de la delincuencia sanitaria toca únicamente el ámbito de las farmacéuticas; pero, hay un inmenso mar de fondo en la complicada cadena de concurrentes en la industria de la salud en la que no todos pueden pasar las catas de fuego, como las pruebas de Covid-19 y las vacunas que ofrecen algunas clínicas patito a muy bajo precio, disque para ayudar a las familias de escasos recursos.
Dicen que lo que no descubre el agua lo descubre el tiempo; en esta ocasión vino a descubrirlas la pandemia.
Ojalá que los gobiernos, como en el caso de Francia, endurezcan los controles en este renglón.