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Alcaldes en la mira de Bucareli
Siempre se ha dicho, que los alcaldes en sus municipios, tienen un poder absoluto, donde no se mueve, ni se hace nada, si ellos, no lo autorizan. Son pequeños dictadores que hacen valer su ley a rajatabla.
En los tiempos del priismo y del partido único, no era tanto, porque los presidentes municipales, tenían por encima el poder del gobernador, jefe máximo al que siempre obedecían. Pero, conforme se han ido dando las alternancias, las cosas han cambiando, más cuando el gobernador y el alcalde son de partidos diferentes.
Existe un ejemplo que pinta de cuerpo entero a los alcaldes, y dibuja su locura cuando llegan a la silla del poder:
En la elección municipal del 2019, que ganó Xicoténcatl González Uresti, todo mundo sabe en qué condiciones se obtuvo esa victoria. Sin embargo, Xico, que a la postre fue destituído y pasó a la historia como el peor alcalde de la capital tamaulipeca, llegó a decir que gracias a su poder de convocatoria y a su arrastre popular se alzó con el triunfo. Su soberbia fue tanta que lo convirtió en una pesadilla para los victorenses.
Ese fenómeno parece estarse repitiendo ahora: los alcaldes, sobre todo los morenistas que ganaron las ciudades más grandes del Estado se sienten merecedores de todo: del aplauso, del presupuesto, de los reflectores; se sienten bordados a mano, porque están en la creencia de que ganaron el poder municipal gracias a ellos; y es tanta su autoestima que no escuchan a nadie.
En el caso de los alcaldes panistas, se deben a su jefe político, que en este caso es el gobernador en funciones, pero los surgidos de Morena, están sobrados y creen que están ahí por sus prendas políticas.
Hasta donde se sabe, y de acuerdo a los números electorales, los alcaldes de Morena, ganaron la elección por dos factores:
El reparto de los programas federales que se convirtieron en una fuente de riqueza que se tradujo en votos, gracias al Presidente López Obrador, y al desgaste del PAN y su gobierno que se granjeó a pulso el voto en contra de la gente.
Existen méritos de los alcaldes ganadores, pero son menores; por sí solos no hubieran ganado la elección.
La reflexión viene al caso por la prepotencia política con la que se están conduciendo estos alcaldes de extracción morenista, y que hoy se han convertido en fuentes de poder que perjudican y minan la unidad de Morena de cara a la elección gubernamental del próximo año.
Estos alcaldes estorban, obstaculizan y se han vuelto un freno para que Morena gane la gubernatura; y lo que es peor: algunos han hecho alianza con el PAN y traicionan los principios de la 4T.
Ahora que en el 2022 estarán en disputa seis gubernaturas, llegó a Palacio Nacional un informe detallado del comportamiento de los alcaldes que ganaron la elección del pasado 6 de junio. Y curiosamente llama la atención que entre los que más señalamientos tienen, son los de Tamaulipas.
No se extraña, dicen que, en las próximas semanas, sean llamados a Bucareli varios de ellos y sean advertidos de lo que está en juego y de lo que les puede pasar, si continúan con sus conductas y comportamientos rebeldes.
Tamaulipas, es de los seis estados que tendrán elección y que más interesa ganar, y no hay espacio para las traiciones. Algunos presidentes municipales ya empezaron a recibir señales de advertencia. Adán Augusto López Hernández, dicen, tiene la mano pesada. Por eso lo puso el Presidente.