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Al toro por los cuernos
Dice un viejo y conocido refrán que ´el movimiento se demuestra andando´ y así han demostrado dos hombres a quienes tocó enfrentar los graves problemas acumulados durante muchas décadas, cuando las instituciones del Estado estuvieron al servicio de camarillas que de esta suerte lograron acumular fortunas y poder sin precedente alguno, auspiciados por la corrupción, amparados en la impunidad y protegidos por la complicidad. Ayer se dio el primer paso para solventar el problema de la migración.
El presidente Biden envió a México y países de Centroamérica a su operadora estrella en estos asuntos, la experimentada Roberta Jacobson y otros funcionarios, para tratar con el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, el conflicto que amenaza con desbordarse. La tesitura de este encuentro fue definida con antelación por la vocera del National Security Council, Emily Horne, quien explicó que el objetivo de la visita a México es comprometerse con las autoridades locales para: "Desarrollar un plan de acción efectivo y humano de manejo de la migración". Palabras con una enorme significación en la práctica.
No pueden echarse las campanas al vuelo; pero, tampoco desdeñar la posibilidad de que se adoptarán las políticas propuestas por México en el sentido de atacar el problema desde su raíces, esto es, la atroz depauperación de los países de la América Central, que fueron el campo de batalla ideal de la Guerra Fría y que aún padecen sus secuelas, agravadas por la obra predadora del neoliberalismo que puso la vida de los seres humanos al servicio de la irracional acumulación de la riqueza. Así pueden entenderse.
De hecho, el comunicado conjunto lo dejó muy en claro, pues afirma que en la reunión se destacaron acciones humanitarias para impulsar, en el corto plazo, un desarrollo económico inclusivo en el norte de Centroamérica que mitigue las causas de raíz detrás de los flujos migratorios en la región. Además, se abordaron distintos mecanismos de protección de derechos humanos, particularmente, enfocados en la protección de los infantes migrantes. Eso significa un giro en la política migratoria de Estados Unidos.
Primero fue el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien propuso construir un nuevo espacio económico con la integración comercial, productiva, energética y logística de los países del norte de Centroamérica y los estados del Sur de México. Facilitar la inversión entre México y estos países así como establecer cadenas regionales de valor, con énfasis en la incorporación de las micro, pequeñas y medianas empresas. En materia de integración regional, el plan establece la necesidad de consolidar el Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central y promover su interconexión con México; impulsar proyectos de infraestructura regionales de gas natural, alentar inversiones regionales de fuentes de energía renovables y universalizar y bajar precios de la energía.
Lo que va en el mismo sentido de las políticas del presidente Joe Biden y su equipo de colaboradores: "Generaciones de inmigrantes han llegado a este país con poco más que la ropa que llevan puesta, la esperanza en su corazón y el deseo de reclamar su propia parte del Sueño Americano. Es la razón por la que hemos podido renovarnos constantemente, crecer mejor y más fuertes como nación y enfrentar nuevos desafíos. La inmigración es esencial para quienes somos como nación, nuestros valores fundamentales y nuestras aspiraciones para nuestro futuro. Bajo nuestra administración, nunca daremos la espalda a quiénes somos o aquello que nos hace únicos y orgullosamente estadounidenses. Estados Unidos merece una política de inmigración que refleje nuestros valores más altos como nación".
Sus emisarios declararon antes de llegar a México que: "El propósito del viaje es abordar las causas de raíz del flujo migratorio, que no empieza ni acaba en la frontera sur de Estados Unidos y buscar la adopción de una estrategia conjunta de desarrollo en el sur de México y en las naciones del Triángulo Norte, que son los puntos de origen de la mayor parte de la migración. En tanto se logra ese objetivo, el propósito de la administración de Biden es cambiar el sistema migratorio, intencional y cruelmente debilitado en el cuatrienio de Trump, quien pervirtió el legado de EU como lugar de asilo y refugio".
Esta estrategia conjunta de ambos gobiernos cobra un mayor sentido cuando la propia Jacobson reconoce y así lo hace saber, que: "La gran mayoría de las personas que intenta cruzar la frontera de manera irregular no va a entrar a EU". Después de ello, difícilmente alguien podrá llamarse a engañado.