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¿Triunfo electoral de Morena?
El triunfo de Morena en las elecciones pasadas nos debe llevar a reflexionar lo que significa. Con acciones de desdén e indiferencia, —que describen su actitud frente a este proceso electoral—, millones de mexicanos dieron un mensaje a toda la clase política mexicana.
En Oaxaca sólo el 38.01 % del padrón electoral asistió a las urnas. Si en esta elección aplicase la regla de un mínimo del 40% de participación del padrón electoral, para hacerla vinculante —como fue en la consulta fallida de revocación de mandato—, se tendrían que anular estas elecciones estatales. Y en Quintana Roo —donde sólo el 40.45% de los posibles votantes acudió a las urnas—, habría que calificar a esta elección, —usando la jerga escolar—, como aprobada "de panzazo".
En Aguascalientes acudió el 45.99% del padrón. En Hidalgo el 47.59%., en Durango el 49.95% y en Tamaulipas el 53.31%.
Conocer por qué esa mayoría silenciosa de ciudadanos no se presentaron a las casillas, es muy importante. Sin embargo, los morenistas prefieren festejar su triunfo.
La baja participación describe el deseo imperioso de la mayoría de los mexicanos de lograr un cambio radical en el modelo social y político de este país.
La gente no espera solo un cambio de partidos... o de nombres, en el gobierno. El modelo político, social y económico actual ya caducó.
El ciudadano espera ver gobernando a alguien que piense como él —sin trayectoria política—, alguien por quien sentir empatía... alguien en quien creer y en quien confiar y no quiere votar por políticos demagogos.
¿Morena podrá responder a esta exigencia ciudadana radical, de modelo político?
Últimamente se ha puesto de moda la frase de Antonio Gramsci, esa que dice que "una sociedad entra en crisis cuando lo viejo no acaba de morir, ni lo nuevo termina de nacer".
Estamos viviendo una época de transición donde todos los políticos de hoy se irán al basurero de la historia porque ya no representan las más profundas expectativas de los ciudadanos.
¿De qué lado estará Morena?... ¿De lo viejo que no acaba de morir? ... ¿O de lo nuevo que no termina de nacer?
Morena representa a lo viejo, pues el nacimiento de este partido se dio a costa de integrar como militancia inicial a tránsfugas del PRD y ha estado creciendo y recibiendo de esta migración lo más reaccionario del PRI. Esto impide que Morena represente ese modelo político innovador y visionario —con la vista puesta en el futuro—, que hoy exige la sociedad mexicana.
La narrativa de Morena y del presidente —que es su líder moral—, están siempre ancladas en el pasado... ¿Entonces cómo podría llegar a representar lo más nuevo?
Los países amigos de Morena —que no de México—, son las viejas dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, lo cual nos muestra lo arcaico de su visión.
Estamos viviendo una etapa de transición hacia nuevos tiempos y Morena —así como el presidente López Obrador—, eran el gran pendiente que a México le faltaba de probar en elecciones. Lo nuevo tendrá que esperar para aparecer en el horizonte de México, porque Morena representa la última versión —reciclada— de ese viejo mundo político que aún no acaba de desaparecer.
NASSÓN: El silencio de las autoridades mexicanas frente al caso de Nassón nos refiere a la visión machista que aún prevalece en la justicia mexicana. Los dieciséis años de prisión corresponden sólo a tres de las diecinueve víctimas... ¿Y el resto?
Mientras no se castigue con gravedad al funcionario público que no atienda o que desestime una denuncia de agresión en contra de una mujer, no se combatirá en serio este problema. ¿A usted qué le parece? (Presidente de la Academia Mexicana de la Comunicación)