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La tremenda Corte
Las mañaneras se han convertido en el tribunal donde se descalifica y se destruyen reputaciones. Sin embargo, también se exonera a figuras impresentables, a las cuales se les da un aval presidencial que tiene el valor de una patente de corso, -para seguir abusando del cargo-, ya que este garantiza impunidad por lo menos durante el presente sexenio... ¿qué autoridad se atreverá a sentenciar a un protegido del presidente de la república... quien ya fue exonerado directamente por éste? Quizá no le han explicado al Presidente la fuerza y peso que tiene un aval suyo, o una descalificación.
Mucho se ha hablado del grave riesgo que significa ser señalado por el presidente en una mañanera, pues coloca en posición vulnerable a la persona o institución que es descalificada, llegando a generar riesgos de agresiones directas —o por lo menos— acoso mediático, en redes sociales, o incluso judicial.
Las mañaneras ya se han convertido también en ese tribunal donde gobernadores, funcionarios del gobierno federal, -o incluso personajes convertidos en protagonistas de la vida pública-, son absueltos de señalamientos graves, sin más argumento que una palmadita afectuosa y la opinión del presidente respecto a su honorabilidad a toda prueba, con lo cual todos sus pecados políticos son condonados.
Este mensaje informal y afectuoso puede llegar a las autoridades como una exculpación sustentada en el deseo presidencial de indulgencia. Es una absolución a priori, sin argumentos.
También, este panegírico dedicado a alabar la honestidad absoluta de un funcionario cercano al presidente es un mensaje a la opinión pública y un recordatorio de que la política actual está compuesta por los corruptos de ayer y los honorables de hoy.
Avalar la honorabilidad de funcionarios públicos compromete al presidente.
La información respecto a la actuación de los funcionarios públicos hoy es documentada fácilmente, en audio, documentos que pueden circular en redes sociales y en muchos casos en video. Las declaraciones cuestionables ante la prensa realizadas por funcionarios exonerados —o las acusaciones de los afectados—, o los documentos obtenidos por periodistas dedicados a la investigación, ponen en su lugar la veracidad de los hechos documentados.
Ya ha sucedido que mientras el presidente alaba en una mañanera la honestidad de un funcionario público cercano a él, en redes sociales circulan documentos y testimonios que lo exhiben como corrupto.
Si antes de la irrupción tecnológica la opinión presidencial era suficiente, hoy los acontecimientos y los hechos documentados fehacientemente en las redes sociales quedan por encima de las suposiciones de buena fe, comprometiendo así la credibilidad de la opinión presidencial.
Debemos considerar que una exoneración presidencial puede constituirse en una intromisión en el ámbito judicial.
Los personajes exonerados podrán ser exhibidos nuevamente en los próximos sexenios ya sin la protección presidencial y el aval otorgado a la ligera en una mañanera, podrá comprometerlo moralmente o incluso, jurídicamente.
Que recuerde que Genaro García Luna durante el sexenio de Felipe Calderón gozó de la buena voluntad presidencial y ello hoy representa una piedra en el zapato para el expresidente. (Presidente de la Academia Mexicana de la Comunicación)
Twitter: @homsricardo