Columnas -

Tierra de sueños rotos

  • Por: MSGR. JUAN NICOLAU
  • 28 MARZO 2022
  • COMPARTIR
Tierra de sueños rotos

Las políticas actuales de inmigración solamente enfocadas en el enfriamiento de la frontera sur de los Estados Unidos, ha obligado a millones de inmigrantes a vivir en un mundo constreñido. Encerrados por el temor y la falta de acceso a oportunidades. Un submundo que no permite a estudiantes talentosos continuar estudios universitarios.

Un submundo donde, la mayoría de las veces los padres tienen que abstenerse de la más básica de las necesidades para proveer de alimentos a sus hijos. Vivir en esa atmósfera de temor les impide incluso pedir auxilio a las autoridades si es que presencian o son víctimas de algún delito. Ese temor los lleva a situaciones de explotación laboral al sentirse intimidados y obligados a callar abusos y vejaciones. Individuos en esta situación sufren la incertidumbre de no tener una manera de legalizar su estatus, se ven impedidos de contribuir en su total potencial como integrantes cívicos de nuestra sociedad.

La inhabilidad de nuestro gobierno de tener un sistema de inmigración funcional y acorde a las necesidades actuales previene a millones de personas a contribuir con sus talentos a nuestra sociedad, les impide alcanzar sus metas y ha volteado de cabeza el concepto del sueño americano.

Al mantener a millones de personas como ciudadanos de segunda debido a los excluyentes y exhaustivos pasos del proceso de inmigración, se ignoran gravemente dos realidades relativas a la inmigración y a los inmigrantes: primero, que estos individuos quebrantando la ley son en realidad familias que vinieron a este país porque sentían que no tenían otra opción. Padres de familia que solo quieren asegurar para sus hijos una mejor vida, la garantía de una educación de calidad y, jóvenes que llegaron siendo muy niños o incluso bebés y que ahora no conocen otra país mas que este y sin embargo están entrampados.

Pero con todas las medidas restrictivas y el muro migratorio, en realidad no se está combatiendo el verdadero problema, se necesita abordar el tema de las obsoletas políticas de inmigración que continúan forzando a miembros de nuestra sociedad a vivir en las sombras y perdiendo poco a poco la dignidad de seres humanos. 

Las historias de niños sin seguro básico de salud, o de los sueños truncados de jóvenes estudiantes, son demasiado comunes en el Valle del Rio Grande. Para la comunidad inmigrante son señales del fracaso de esta nación al no alcanzar una comprensiva de la ley de inmigración. Una reforma integral al obsoleto sistema de inmigración debe tener dos partes: primero debe establecer un proceso por el cual los inmigrantes puedan entrar a nuestro país, y segundo, debe reconocer a los millones de inmigrantes que el canalizar recursos para mejorar las condiciones económicas de los países de origen de los inmigrantes, además de aumentar la cuota del número de inmigrantes permitidos a ingresar por año para trabajar en nuestro país.

A la par de todo lo anterior, los legisladores tienen que reconocer a los millones de personas que están viviendo aquí sin la documentación necesaria, y crear un proceso dentro del sistema de inmigración para que dichos individuos puedan regularizar su papelería y lograr legalizar su estancia, teniendo un camino incluso para la ciudadanía si es que cumplen todos los requisitos necesarios.

Nuestros legisladores deben encontrar la forma para sacar del limbo legal a tantos millones de seres humanos a los que se les priva de sus derechos por no tener papeles. 

Como residentes del Valle del Río Grande nosotros estamos en la trinchera, o en la primera línea, en el debate de la inmigración, y es nuestra responsabilidad educarnos acercas de la realidad para exigir de nuestros representantes en el capitolio a lograr una reforma humanitaria y comprensiva de inmigración, y cuando llegue el momento de las elecciones: votar, pues solo nuestro voto podrá lograr los cambios. Vive un día a la vez! ... ignite the moment!...Y recuerda que Dios te ama y yo también. 

Msgr. Juan Nicolau, Ph. D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville.  Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias. Msgr. Juan Nicolau, Ph. D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO