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No hay que perder más de lo que Otis se llevó
A las mexicanas y mexicanos: La tragedia provocada por el huracán Otis ha derivado en claroscuros. Por eso es que, aunque existieron, prefiero pasar por alto los actos de rapiña, la irresponsabilidad de algunos y las deficiencias de otros, pues me parece que en estos momentos hay lugar sólo para la solidaridad y la unidad.
Es falso que el presidente de la República haya emitido información y que no se haya alertado con tiempo a la población; la realidad es que en menos de 12 horas una tormenta tropical se fortaleció hasta convertirse en huracán categoría 5. No hubo irresponsabilidad, se alertó a la población cuando se tuvo evidencia científica de lo que ocurría, imposible hacerlo antes. La realidad es que la comunidad científica nacional como internacional se vio sorprendida por un fenómeno natural imprevisible.
Su rápido fortalecimiento dejó desconcertados a los científicos y provocó que la población tuviese menos tiempo para prepararse ante su llegada. Incluso con las previsiones del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos de América no se pudo imaginar la magnitud del fenómeno, el cual explican fue causado por un efecto piscina, en donde la tormenta desarrolló un núcleo interno y una estructura que junto con las condiciones cálidas de la atmósfera y del océano se convirtió en devastador. La Organización Mundial Meteorológica reveló que Otis es uno de los ciclones tropicales que más rápido se ha intensificado en la historia, solo superado por el huracán Patricia en 2015, por lo que fue calificado como increíble.
Una vez que pasó el huracán la ayuda no se hizo esperar, la sociedad civil organizada, la ciudadanía, la Guardia Nacional, el Ejército, la Marina, la CFE, Conagua y el Gobierno Federal han hecho lo que tenían que hacer: ayudar. Sí, ayudar de acuerdo a las condiciones existentes y generar las mejores para seguirlo haciendo con rapidez. Se tendieron puentes aéreos, se habilitaron caminos, se reinstaló la energía eléctrica, se repartieron víveres, se buscó a los desaparecidos y se comenzó el recuento de los daños, todo a través de cientos de brigadas con miles de personas tanto del ámbito público como del civil.
En el escenario actual todo es preocupante, la devastación es total porque no sólo se perdió un centro turístico, sino la fuente de trabajo de miles de familias que de ahí dependen; la inversión de los empresarios y la hecha con recursos públicos; así como el patrimonio de miles de familias pobres y de otras más favorecidas. Nadie ganó nada, todas las partes perdieron, sobre todo quienes ya no pueden recuperar la vida propia o la de algún ser querido.
El gobierno de México se ha comprometido a seguir apoyando con todo lo necesario, para lo cual ha dispuesto miles de millones de pesos para apoyar a todos los hogares, empresarios, comerciantes, hoteleros y prestadores de servicios sin distingo alguno, tanto con dinero en efectivo, como con la condonación de pagos, intereses y apoyos en especie. Además, se destinará del presupuesto público miles de millones de pesos para infraestructura carretera, hidráulica y eléctrica.
La prioridad es la gente y que los municipios afectados del estado de Guerrero se repongan y lo hagan rápido. Una tarea en la que todas y todos podemos ayudar in situ o desde donde estemos. Podemos contribuir también no generando ni difundiendo noticias falsas, evitando la rapiña electoral y no aprovechando la desgracia ajena para dar rienda suelta a fobias políticas.
De lo que se trata es de encontrar a los desaparecidos, de que las familias tengan consuelo a sus aflicciones, de reactivar la economía en Guerrero y de no perder más de lo que Otis se llevó. (Activista Social)
@larapaola1