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Navidad atípica que nos invita a vivir con esperanza

  • Por: JUAN GILBERTO BANDA REYES
  • 24 DICIEMBRE 2020
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Navidad atípica que nos invita a vivir con esperanza

El País.

Hoy, a las puertas de la Navidad, deseo compartirles un diálogo que encontré en internet, entre una nieta y su abuela, abuela llena de sabiduría que conocía el corazón humano después de tanta experiencia en el camino de la vida. Dice así:

– ¿Abuela, si fueras mi Hada Madrina, qué regalo me harías esta navidad? –le preguntó la niña a su abuela.

– Si fuera tu Hada Madrina, no te daría juguetes, vestidos ni carruajes –sonrió la anciana a la pequeña–, sino un conocimiento: el del arte de saber vivir con esperanza 

Para que supieras desde joven que el tiempo pasa y no se recupera, y no lo pases nunca donde no te permita tener una vida plena y llena de sentido con quienes lo desees, con quienes ames, con quienes más te necesiten.

Para que dulcemente entierres el hacha de guerra interna, para que tu camino en la vida te produzca Paz, pues hasta el día en que partas verás cosas que querrías cambiar.

Para que tomes la decisión de bailar con el viento del cambio y las mareas, pero con los pies bien anclados en la tierra de tu intención, de tus sueños, de tu deseo de ser muy humana y muy divina al mismo tiempo.

Para que no renuncies nunca a que tu corazón sea grande, capaz de acoger en él todo lo que tiene vida y la vida de cuantos lleguen a Ti.

Eso te regalaría, pequeña, pero tú ya tienes tu Hada Madrina: la vida y el amor que Dios te entrega en ella.

Amigos y amigas, aún con la perplejidad de un año 2020 que estamos viviendo, que tan difícil, extraño, duro y doloroso nos está resultando, en particular para tantas familias y hogares, para tantos ancianos, tiene pleno sentido mirar con esperanza la Vida y también la Luz que aporta y ofrece el Señor de la Vida.

En un año donde la pobreza de tantos se ha disparado, pero también la generosidad de muchos, donde ha habido despedidas dolorosas de seres queridos, pero también silencios y miradas que han abrazado, tiene pleno sentido, como en el caso de la abuela a su nieta, desearnos esa vida que se construye día a día, a veces con lágrimas y cansancios, pero también con sonrisas, con sueños, con esperanza. 

Estamos viviendo, amigo lector, una navidad atípica por la pandemia que ha generado tristeza, dolor, desesperación, impotencia por los estragos del Covid 19.

Hemos visto como entre las víctimas se cuentan infinidad de conocidos y no se diga amigos y hasta familiares. En lo personal, por este virus perdí a mi hermana Concepción y a mi sobrino Rafael, y luego, a mi hermana Rosario.

Otros familiares muy cercanos y muy queridos también sufrieron a causa de esta enfermedad, pero que por la gracia un Padre Celestial que nos ama y la intervención de médicos y enfermeras –nuestros héroes sin capa – ganaron la batalla.

Se ha registrado el fallecimiento de profesionales de la salud, como el doctor SERAPIO CANTÚ BARRAGÁN, acaecido apenas el martes que acaba de pasar, que estuvieron en primera línea de esta terrible batalla que cuando inició no sabíamos ni a que nos enfrentábamos.

Hubo largos días, semanas y hasta meses en que los hospitales estuvieron saturados; las empresas dedicadas a la venta de oxígeno al igual que las farmacias no se dieron abasto y que en ocasiones hubo necesidad de viajar a otras ciudades para conseguir medicamentos para aliviar la enfermedad en nuestros seres queridos.

Hemos visto también que, por las medidas sanitarias implementadas por autoridades de los tres niveles de gobierno, la economía se vino abajo en virtud de que se dispuso la restricción de horarios en negocios no esenciales; infinidad de empresas se vieron obligadas a enviar a sus trabajadores a un descanso forzoso, y otras, implementaron el trabajo en casa.

La situación es propicia para que nos solidarizamos, para que entendamos que con el quedarnos en casa en estas fechas es indispensable para contribuir a atenuar el terrible mal que afecta a todo el mundo.

Que entendamos que el espíritu de la navidad es precisamente amarnos y amar a nuestro prójimo y la fórmula para lograr lo anterior está en acatar las disposiciones que las autoridades sanitarias han implementado.

Por otro lado, me inspiran las palabras que en estas fechas han dirigido al mundo líderes religiosos de influencia mundial.

La Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días —compuesta por el presidente Russell M. Nelson, el presidente Dallin H. Oaks y el presidente Henry B. Eyring—, por ejemplo, publicó el siguiente mensaje de Navidad:

El verdadero espíritu de la Navidad se recibe gracias a Cristo.

El verdadero espíritu de la Navidad se encuentra en el anuncio del ángel: "... que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor" (Lucas 2:11).

El verdadero espíritu de la Navidad se encuentra en este llamado de Jesús: "... Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado" (Juan 15:12).

Y el verdadero espíritu de la Navidad se encuentra en la presentación del Padre: "He aquí a mi Hijo Amado, en quien me complazco, en quien he glorificado mi nombre: a él oíd" (3 Nefi 11:7).

Invitamos a todos a procurar el verdadero espíritu de la Navidad y a compartirlo en esta época al escucharlo a Él, Jesucristo, el Príncipe de Paz y la Luz del Mundo.

Por su parte el papa Francisco declaró que la temporada navideña ofrece razones de esperanza a pesar de las dificultades presentadas por la pandemia del coronavirus.

El prelado de la iglesia católica declaró que el árbol de navidad y el pesebre, los símbolos navideños "son señales de esperanza, especialmente en este período difícil".

El pontífice exhortó a los fieles a recordar el significado verdadero de la Navidad, es decir el nacimiento de Jesús, y ayudar a los más necesitados.

"Ninguna pandemia y ninguna crisis puede apagar esta llama", expresó.

Amigos, feliz navidad a todas las familias, a todos y a aquellos que se sientan solos y abandonados pero movidos por la esperanza. 

Y por hoy, BASTA.

gilberto.banda@hotmail.com

gilberto.banda@elmanana.com

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