Columnas - Ernesto Salayandia García

¿El adicto, o no puede, o no quiere salir del hoyo? II

  • Por: ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
  • 24 SEPTIEMBRE 2021
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¿El adicto, o no puede, o no quiere salir del hoyo? II

Foto: Archivo.

Muchos han muerto, no pudieron o no quisieron salir del infierno. 

Mi amigo Luis, de 66 años, alcohólico, propietario de dos ranchos de cien hectáreas cada uno, casas, terrenos, autos, abogado de profesión, murió en la sala de mi casa de congestión alcohólica, mientras trataba de ayudarlo, hubo una muy buena temporada donde mi amigo se mantuvo limpio, le salió pelo nuevo, adelgazo, se rejuveneció, fueron días de mieles, convivio con su familia y logro activar sus asuntos, ambos dábamos servicios en el CERESO de mujeres y teníamos una convivencia muy padre, disfrutábamos mucho las series de Nexflix, cocinábamos y amábamos juntos para todos lados, lo conocí cinco o seis años atrás, ahogado de borracho en su despacho, la sacamos del hoyo y nos ausentamos, me fui una temporada a CDMX y desde allá le di ayuda para sacarlo de una recaída, de nuevo lo encausamos y se mantuvo limpio, de repente, desapareció, duro más de dos semanas alcalizándose en una casa que tenía en Ciudad Cuauhtémoc, por teléfono lo convencí de que viniera a la terapia a mi casa, fui por el a la central camionera, esa tarde, Luis lloro como un niño, saco el cumulo de resentimientos añejados, luego, se quedó dormido y comenzó a toser muy feo, cuando pedí ayuda al 911, Luis, dejo de existir.-

Muchos más han muerto Claro que te duele, los ves tocando fondos y los ves limpios, te encariñas con ellos, con ellas, de repente, la mala noticia, corre como pólvora.- Murió de sobredosis.- Murió  de congestión alcohólica.- Murió en la lápida, todas estas muertes, que son muchas son de adictos y adictas con quienes he convivido y que atravesó de los años, he visto como se han hecho viejos, viviendo de un proceso a otro, ahí se quedan, después de tantas recaídas, hasta que finalmente mueren y cuando hablo de este inventario con internos de los centros de rehabilitación a los que visito con alguna frecuencia, veo, como les entra por un odio y les sale por el otro, juegan la parte, saliendo, yo sé, que irán, como decimos nosotros, a ráscale los huevos al tigre y ahí van a quedar, es el mismo cuento, en esta triste historia, confirmando, que somos muchos los del problema, pero pocos los elegidos.

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