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¿Adiós al PRI?

En los años ochentas, el filósofo y escritor Gabriel Zaid escribió el libro: "Adiós al PRI". En sus páginas, pronosticó que perdería el poder y que desaparecería gradualmente. Hoy parece cumplirse esa profecía.

En Tamaulipas, su futuro es incierto. Algunos, aseguran desde ahora que en el 2022 puede desaparecer, y otros menos pesimistas, le dan dos años más de vida, y pronostican que su fin será en el 2024, donde la votación puede caer hasta menos del tres por ciento y perdería su registro.

¿Adiós al PRI?

Para muchos, sería lo mejor porque su estigma de partido corrupto y antidemocrático, jamás se lo va a quitar, y que solo desapareciendo o reinventándose con otro nombre y otros colores, puede volver a la vida electoral en este país.

Sus bases, sus operadores, y sus figuras tradicionales, hoy se han mudado a otros partidos: Los menos escrupulosos al PAN; otros a Morena, a quien ven como su "primo político"; y los que han decidido quedarse, son los soñadores que creen que aun pueden volver los tiempos que se fueron.

Los que dieron la cara y aparecieron en el evento de César Verastegui, el pasado sábado, siempre estuvieron ahí. Desde el 2016, operaron para el PAN y durante estos últimos cinco años trabajaron sin sonrojarse y ahora han decidido quitarse la máscara. Ellos, después de que pase la elección del 2022, no tendrán más espacios de participación, pero no les importa. Ellos ya aseguraron su futuro económico.

Los demás priistas, van apostar su suerte a Morena. Y los ilusos, van a quedarse hasta que se hunda el barco; quieren morir con su convicción y dignidad limpia. De esos quedan muy pocos.

Hasta donde se sabe, la dirigencia nacional que encabeza Alejandro Moreno, Alito, quiere transitar con sus dirigencias estatales, durante los próximos tres años de la mano del presidente López Obrador, con quien ha pactado y acordado apoyar la contrarreforma energética aprobada por Enrique Peña Nieto. Ese, dicen, será el último clavo al ataúd priista. Quieren morir fieles a su  historia: sirviendo al poder en turno.

El mito de los 128 mil votos que obtuvieron en Tamaulipas en la última elección, y que tanto Morena como el PAN, desde ahora se pelean, se les escurrieron ya como agua entre los dedos a los dirigentes actuales que ya no tienen el control de nada. La estructura y la operación desapareció, y el voto de su militancia se extravió entre los programas sociales que hoy reparte la Cuarta Transformación en alguna colonia o ranchería.

Es muy triste su final: actualmente tiene sólo dos diputados locales de representación proporcional y apenas cuatro alcaldías pequeñas (Abasolo, Guémez, Guerrero y Jiménez). A eso está reducido el PRI en Tamaulipas. El pronóstico de votación que se tiene para el próximo año es del 6 por ciento, y para el 2024, podría ser su última participación en una elección como partido.