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´Se encuentra el país en una coyuntura peligrosa´

La violencia ya había ensombrecido la política estadounidense mucho antes del atentado contra Trump, dice Melissa Hartman, excandidata a secretaria del condado

Melissa Hartman, retratada en su casa, el martes. Un hombre arrojó una bomba falsa por la ventana de la casa de Hartman cuando era candidata a secretaria del condado de Erie, Nueva York.´Se encuentra el país en una coyuntura peligrosa´

Mucho antes de que un francotirador disparara e hiriera al expresidente Donald Trump, la violencia política ya había sacudido a Estados Unidos.

Varios congresistas han sido baleados. El personal de un legislador de Virginia fue atacado con un bate de beisbol. En Louisville, una bala rozó el suéter del alcalde luego de que alguien irrumpiera en su oficina de campaña. Alguien colocó un dispositivo de seguimiento en el vehículo de la alcaldesa de Reno. Funcionarios de Carolina del Sur recibieron amenazas de muerte relacionadas con una planta de paneles solares y,  a las afueras de Buffalo, un hombre arrojó una bomba casera falsa por la ventana de la casa de una candidata a secretaria del condado, con un mensaje en el que se leía: "Si no abandonas esta contienda, la próxima bomba será real".

"Hay gente que se me ha acercado y me ha dicho: Me planteé postularme a las elecciones municipales, pero no podía imaginarme a mi familia pasando por lo que tú pasaste, así que decidí no hacerlo", dijo Melissa Hartman, quien fue el blanco de la bomba casera y se postuló como candidata a secretaria del condado después de haber fungido como supervisora municipal en Edén.

La representante demócrata, Gabby Giffords resultó herida en un tiroteo en 2011 afuera de un supermercado en Arizona. Al representante republicano Steve Scalise, quien actualmente lidera la mayoría en la Cámara de Representantes, le dispararon en 2017 mientras entrenaba para un partido de béisbol benéfico. La gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer, fue objeto de un plan de secuestro frustrado que fue descubierto en 2020.

Incluso después de que la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio conmocionara al mundo, la violencia política continuó.

En 2022, un hombre golpeó con un martillo al esposo de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, en su casa de San Francisco. El año pasado, un hombre con antecedentes de enfermedad mental acudió a la oficina del representante demócrata Gerry Connolly, en el distrito de Fairfax, Virginia, con un bate de béisbol. Connolly no se encontraba allí, pero el hombre atacó a dos empleados.

Y hay docenas de historias de funcionarios políticos mucho menos conocidos, como Hartman.

Hartman perdió la elección por la secretaría del condado y no ha vuelto a postularse a las elecciones en su localidad, de 7.700 habitantes. El hombre que lanzó la bomba casera falsa se declaró culpable. Hartman dijo que un vecino le pagó para que lo hiciera, y dos años después sigue sintiéndose insegura.

En el condado de York, Carolina del Sur, la presidenta del consejo del condado, Christi Cox, dijo que, tras el atentado contra Trump, se sintió obligada a hablar de una carta que había recibido recientemente. Había enviado a sus hijos a recoger el correo y la leyó mientras estaban cerca: amenazaban con matarla a menos que impidiera que un fabricante de paneles solares construyera una planta de 150 millones de dólares que recibía incentivos aprobados por el consejo. Cox es republicana; otra carta con la que amenazaban a la única demócrata del consejo llegó a las oficinas del condado.

"Nuestro país se encuentra en una coyuntura muy peligrosa y oscura en este momento, y siento que algo de eso se está extendiendo a nuestra comunidad", dijo en la reunión del consejo del lunes. "El nivel de ira, odio, mentiras, acusaciones, alarmismo... está fuera de control".