México ignora al Jazz
Es la música menos apreciada en el país, pero se editó un libro sobre su historia y sus exponentes mexicanos
El jazz “no ha alcanzado el lugar que merece en México”, lamenta el pianista Alberto Zuckermann, uno de los más reconocidos intérpretes y difusores de ese género en el país, de quien acaba de publicarse el libro El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969.
- Esto se debe a que, desde que este género llegó de manera formal al país, a mediados del siglo XX –“antes eran puros balbuceos”–, “siempre ha pasado por una situación difícil, y ahora tal vez un poco más, porque hay poca difusión, poco apoyo; es de la música menos apreciada en México”, asevera en entrevista el intérprete nacido en la capital del país en 1946.
Los peor pagados
“Somos de los músicos peor pagados y, encima, luego tardan en hacerlo. No se organizan tantos conciertos, hay pocos festivales. Por ejemplo, la Coordinación de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura tiene sólo un ciclo al año, y son cuatro o cinco conciertos; además de que nos han relegado sólo a un espacio, el museo Cuevas. Antes se incluían otros, como la Sala Manuel M. Ponce, y ya no. En este sexenio, Bellas Artes no ha presentado un solo evento de jazz, ni nacional ni internacional.
“No ha alcanzado el lugar que merece una música que realmente no es fácil de tocar. Faltan espacios, difusión, que se nos valore más en lo artístico y en lo económico.”
Más de la sección
“No ha alcanzado el lugar que merece una música que realmente no es fácil de tocar. Faltan espacios, difusión, que se nos valore más en lo artístico y en lo económico"
En opinión de Zuckermann, ese desdén se debe a que “el jazz es incomprendido, a que se piensa que es fácil de tocar y que, como es improvisación, pues ahí se va. Muchos no entienden qué es y lo ven con desprecio, como una música de viciosos, no seria o muy fácil. Pero tan compleja es que los músicos de conservatorio le piensan para entrar en ella”.
Sobre el libro El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969, publicado por el Fondo de Cultura Económica en su colección Breviarios, Alberto Zuckermann destaca que es parte de su interés y empeño por dar a esa expresión sonora el lugar que merece en la historia nacional.
Una historia que debe ser contada
“La del jazz en México es una historia por ser conocida y contada”, sostiene y precisa que, en particular, ahora se centró en la década de los 60 porque, a su parecer, no sólo es muy poco lo que se ha escrito sobre esos años, sino que es “una de las mejores etapas del jazz en México, incluso puede llamársele la época de oro”.
Fue en esos años, refiere, cuando surgieron algunos de los músicos más importantes en la historia jazzística del país, además de que empezaron a hacerse ya no sólo presentaciones en clubes y centros nocturnos, sino también en salas de concierto y las universidades, así como en el Palacio de Bellas Artes.
“Entonces, el jazz adquirió carta de naturalización en México”, remarca el pianista, quien si bien considera que en la actualidad hay muy buenos músicos en el panorama nacional, varios de ellos formados en conservatorios y escuelas de música, “faltan las grandes figuras” como las de antaño.
“Falta gente con personalidad, como los Tino Contreras, los Chilo Morán, los Richard Lemus, los Leo Acosta, que no sólo tocaban bien, sino sabían darse a conocer; tenían una personalidad propia, desde cómo se vestían, cómo aparecían y la manera en que hablaban al público. Hoy faltan líderes, personalidades para que el jazz atraiga más gente en México.”