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Los yerros del Banxico
Durante la mayor parte del siglo XX, el Banco de México sirvió al país y a los paisanos, propiciando la época conocida como el desarrollo estabilizador, durante el cual el país crecía a tasas de alrededor del seis por ciento anual con bajo inflación y muy esporádicas devaluaciones
El Banco de México fue creado el 28 de agosto de 1925. En el texto del Artículo 28 constitucional se institucionaliza la existencia del Banco de México, se declara su autonomía, se definen sus misiones y objetivos y su facultad de regulación. Dicho de manera sucinta, el Banxico tenía como propósito toral preservar el poder adquisitivo de la moneda nacional y asegurar con ello un marco de estabilidad al sistema productivo. En 1994, su propósito fue controlar la inflación, y en el 2008, las tasas de interés.
Durante la mayor parte del siglo XX, el Banco de México sirvió al país y a los paisanos, propiciando la época conocida como el desarrollo estabilizador, durante el cual el país crecía a tasas de alrededor del seis por ciento anual con bajo inflación y muy esporádicas devaluaciones. Fue a partir del régimen de Carlos Salinas que Banxico se convirtió en aliado del gran capital, perjudicando al interés nacional con medidas descabelladas que hundieron la economía, alentaron la inflación y han endeudado a la nación.
Al término del régimen de Salinas, la deuda externa se había disparado hasta alcanzar los 138,135.5 millones de dólares, cantidad enorme; pero que ahora resulta nimia comparada con la dejada por Peña Nieto, que ascendió a 446,787.5 millones de dólares, con la circunstancia agravante de compromisos ineludibles que han creado una inercia que hace crecer la sangría de la economía nacional, provocada por el manejo arbitrario del Banco de México y Hacienda en manos de Agustín Carstens y Videgaray.
Para hacer evidente la perversidad en las operaciones del Banco de México, bien puede hacerse una comparación entre las medidas de éste y las políticas adoptadas por el Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos para hacer frente a la crisis financiera derivada de la burbuja inmobiliaria y los créditos subprime, que hicieron tronar a importantes instituciones financieras de allende el Bravo. Este fenómeno se hizo evidente en Estados Unidos en el 2008 con la quiebra del banco Lehman Brothers.
Allá, la Reserva Federal utilizó políticas monetarias discrecionales; sus objetivos fueron la inflación y el empleo. Operó para obtener el máximo empleo, la estabilidad del poder adquisitivo del dólar y tasas de interés de largo plazo moderadas. El objetivo para la tasa de inflación anual fue del 2%. El objetivo para el desempleo fue de 6.5%, en el entendido de que esta tasa no debe ser considerada su objetivo de largo plazo, sino que es un objetivo planteado en función de la situación prevaleciente en la economía.
En cambio, en México la dupla perversa operó para que el Banco de México utilizara activamente sus reservas para controlar el tipo de cambio, dándose la denominada flotación sucia, ya que intervino para impedir la continua depreciación del peso, arrojando reservas al mercado. Las reacciones del Banco de México ante variaciones importantes en el tipo de cambio, tuvo efectos en la liquidez de la economía, ya que restringía más el circulante nacional en el mercado nacional. Con ello alentó la inflación, que llegó al 6 % anual promedio y elevó las tasas de interés que llegaron al 8.25 % (en EU eran del 0-.25).
Controlar la devaluación inyectando dólares al mercado tenía el propósito de proteger los intereses de los grandes deudores en moneda extranjera, principalmente los especuladores; la inflación derivada de la restricción del circulante, afectó al bolsillo de las clases bajas de la sociedad que ya ni tortillas podían comprar; las altas tasas de interés ocasionaron que los bancos, la mayoría propiedad de consorcios financieros internacionales, tuvieran utilidades como jamás hubieran imaginado, a costa de la bolsa de los aborígenes que tuvieron que pagar más por el crédito, única forma posible de cubrir una necesidad.
Es por ello que ahora se busca regular las operaciones del Banco de México para que vuelva a ser una institución al servicio del interés nacional, que opere para regular los factores de la macroeconomía a fin de dar estabilidad al sistema financiero y seguridad a los inversores. Es obvio que quienes fueron beneficiados por Carstens y Videgaray, no quieren que Banxico retorne a su origen y pintan escenarios catastróficos si los congresistas deciden poner rienda a ese brioso corcel que tantas fortunas generó.
Pueden las plañideras conocidas plantarse a la mitad del foro para rasgarse las vestiduras; la realidad es que el prestigio de México crece en el exterior y con éste la confianza. En medio de la pandemia que ha zarandeado al planeta, este país sigue siendo uno de los mejores lugares para invertir, como bien dijo Ana Botín, de Santander, que asegura tener una enorme suma de dinero para invertir en infraestructura.