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Igualdad, justicia y mezquindad
La Organización Mundial de la Salud ideó y propuso mecanismos para que las vacunas se convirtieran en un derecho humano al cual todos puedan tener acceso, como dijo Jose Alfredo Jiménez
Una de las aspiraciones esenciales del ser humano es la igualdad, derivada de la justicia social, que no es otra cosa que equidad en el ejercicio de las oportunidades de desarrollo, de acceso a los bienes comunes y a los derechos que la ley otorga a todas las personas, sin distinción por circunstancias que tienen que ver con el origen, la raza, el credo o las preferencias. Sin ser perfecta, la democracia es la forma de organización política más afín a la justicia social y la República la garantía de que funcione.
A lo largo de la historia de la humanidad, han ocurrido muchas y diversas situaciones de desigualdad entre las personas o grupos de las sociedades (racismo, esclavitud, sexismo, xenofobia, etc.), a raíz de las cuales se han producido enfrentamientos y conflictos para corregir este tipo de situaciones. En este sentido, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas declara, propone y sostiene: "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos".
Pero, la pandemia del Covid-19, de la cual no se sabe mucho aún y, por lo mismo, demanda de un gran esfuerzo conjunto de todos los países, todas las organizaciones y todas las personas para hacerle frente, ha puesto en evidencia el dominio que ejerce el capitalismo salvaje en las decisiones de los productores de vacunas. La Organización Mundial de la Salud ideó y propuso mecanismos para que las vacunas se convirtieran en un derecho humano al cual todos puedan tener acceso, como dijo Jose Alfredo Jiménez.
A finales del año pasado, antes de que se concluyeran las investigaciones e iniciara la producción y la distribución, la OMS con otros organismos de la ONU, propuso la iniciativa COVAX para asegurar casi dos mil millones de dosis de vacunas preexistentes y candidatas para su uso en todo el mundo. El enorme depósito de vacunas significa que la iniciativa internacional de 190 países, buscaba garantizar que todas las naciones tuvieran el mismo acceso a las vacunas y pudieran comenzar a administrarse en el 2021.
Sin embargo, vista la gran demanda y el gran negocio que significan las vacunas, el primer laboratorio que las puso en el mercado ha esgrimido una serie de argumentos absurdos para no cumplir lo que previamente había prometido y hasta comprometido, porque hubo pagos por adelantado. Uno de los primeros en inconformarse con esta trastada, ha sido el primer ministro italiano Giuseppe Conte, quien señaló que: "Iniciará procesos judiciales contra la casa farmacéutica estadounidense-alemana Pfizer-Biontech además de la británica Oxford-Astrazeneca, por la reducción de las dosis de vacunas anti covid acordadas en sendos contratos con la Unión Europea". Los laboratorios apuestan al lucro.
Otras voces críticas han sido las de la comisionada de Salud de la Unión Europea, Stella Kyriakides, quien expresó ayer su descontento por las conversaciones sostenidas con AstraZeneca y dijo que estas continuarán; pero, reconoció que la farmacéutica "tiene la intención de suministrar considerablemente menos dosis en las próximas semanas de lo acordado y anunciado", lo que es una jugada típica del capitalismo salvaje que no acata disposiciones oficiales ni contratos privados en aras de más ganancia.
Así mismo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subió la presión sobre las compañías farmacéuticas el martes, diciendo que el bloque "va en serio, toda vez que Europa invirtió miles de millones para ayudar a desarrollar las primeras vacunas contra el Covid-19 del mundo, para crear un bien común verdaderamente global. Y ahora las empresas deben cumplir. Deben cumplir con sus obligaciones", obteniendo el aplauso general en la reunión virtual del Foro Económico Mundial.
Asegura un viejo y conocido refrán que: "Hay que ser marrano; pero, no tan trompudo". No se vale que las farmacéuticas aprovechen la pandemia que está azotando a la humanidad para acrecentar sus grandes caudales, convirtiendo en un gran negocio un derecho humano reconocido universalmente. Un peso más en el bolsillo conseguido de esta manera, convierte al atracador en un ser despreciable y miserable, alejado de la calidad humana que hace al ser humano depositarios de los valores universales y eternos.
Junto a los laboratorios especuladores, están los gobiernos gandallas. Al día de hoy, Canadá encabeza la lista de países que han adquirido dosis suficientes para inocular cinco veces a cada uno de sus habitantes. Los países ricos, que representan sólo 14 por ciento de la población mundial, han comprado hasta 53 por ciento de las fórmulas anti covid más prometedoras hasta la fecha. No está mal que algunas naciones tengan debidamente garantizado el suministro de la vacuna, lo cuestionable es que haya hartos países de la comunidad internacional que no tienen ni la mínima cobertura para su población desvalida.
En el caso de las vacunas, se percibe la ausencia de la justicia social en su característica distributiva. Esta se basa en la distribución equitativa de la riqueza o recursos disponibles e indispensables para preservar la vida y la salud de la gente, de tal manera que todos los ciudadanos se vean beneficiados.
Se trata de una forma de administrar la justicia que proviene del pensamiento aristotélico y cuya aplicación ha venido a resultado controversial en la práctica, dado que no hay unanimidad sobre los criterios que se deben considerar para que dicha distribución sea de provecho para todos.
Para algunos autores, debe privar la equidad (que cada persona obtenga la riqueza que merece según su esfuerzo). En otros casos, prevalece el concepto de igualdad (todos las personas deben obtener el bien en la misma cantidad), mientras que otros autores creen que la riqueza debe distribuirse en mayor cuantía en los casos de mayor necesidad. Esas consideraciones filosóficas bien pueden guardarse para mejores ocasiones; en este momento es importante hacer frente a la pandemia que está diezmando la población, con la peculiaridad de que agarra parejo lo que lleva a entender que si no se salvan todos, ninguno puede sentirse a salvo.
Organismos como Amnistía Internacional, Frontline AIDS, Global Justice Now y Oxfam han denunciado que los países ricos compraron con antelación y acapararon dosis suficientes contra el coronavirus para medicar tres veces a toda su población, mientras otras quedaron a la intemperie sanitaria. Este abanico de organizaciones, que forman parte de una alianza que reclama lo que denominan una 'vacuna del pueblo', reveló que 67 países de ingresos bajos y medianos podrían quedar marginados mientras las naciones desarrolladas han monopolizado las existencias y proyecciones.
Hasta en asuntos de salud que ponen en riesgo de muerte a la humanidad entera, se manifiesta la ruindad de quienes no aceptan la luz del sol si no entra por sus ventanas. El colmo de la mezquindad.