Editoriales

La raza cósmica

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 28 FEBRERO 2018
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La raza cósmica

"Opinan geólogos autorizados que el continente americano contiene algunas de las más antiguas zonas del mundo. La masa de los Andes es, sin duda, tan vieja como la que más del planeta. Y si la tierra es antigua, también las trazas de vida y de cultura humana se remontan adonde no alcanzan los cálculos. Las ruinas arquitectónicas de mayas, quechuas y toltecas legendarios, son testimonio de vida civilizada anterior a las más viejas fundaciones de los pueblos del Oriente y de Europa". Así empieza uno de los libros claves de la obra del Maestro de América, José Vasconcelos Calderón.

Vasconcelos escribió su ensayo La Raza Cósmica, en 1925, cuando contaba con 43 años de edad (nació el 28 de febrero de 1882), y ya se había retirado de la vida pública luego de ser rector de la Universidad de México y fundador de la Secretaría de Educación Pública, ambos espacios en los que quedó indeleblemente grabado su rico legado. Al título del texto agregó: Misión de la raza americana y Notas de viajes a la América del Sur, que, en realidad, denotan la idea general del ensayo de 164 páginas.

Desde sus días como estudiante y luego como profesionista, dejó ver un espíritu libre, un talento brillante y una mente inquisidora. Se recibió de abogado en la Universidad Nacional en 1907, fue entusiasta cofundador del Ateneo de la Juventud, se adhirió a la Revolución de 1910 y a Carranza a la muerte de Madero. Fue delegado de Instrucción durante la Convención de Aguascalientes. Nada raro fue su acceso a la rectoría de la universidad a la que dotó del lema que aún ostenta: "Por mi raza hablará el espíritu", con un escudo en que dos aves emblemáticas, el águila mexicana y el cóndor andino, cual ave bicéfala, protegen el despliegue del mapa de América Latina, desde el norte de México hasta el Cabo de Hornos, figurando la unificación de los pueblos indianos.

Como primer secretario de Educación fincó las bases de la tesis de la educación como agente liberador. Dividió a la secretaría en tres grandes departamentos: el sistema escolarizado, las bibliotecas y los institutos de bellas artes. El primero comprendía la enseñanza científica y técnica tanto teórica como práctica. El segundo el complemento de las campañas de alfabetización y un servicio para quien no podía inscribirse a un sistema educativo formal. El último ofrecía canto, dibujo y gimnasia dentro de las escuelas a cargo de la Academia de Bellas Artes, el Museo Nacional y el Conservatorio de Música. Creó el Instituto Tecnológico de México y la Escuela de Ciencias Químicas.  

Con resolución apoyó la obra de la Escuela Mexicana de Pintura, que incursionó en el mundo en respuesta a la corriente impresionista europea, dándole un sólido sentido humanista. Como titular de la SEP apoyó el desarrollo de la pintura mural, auspició las obras de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Esta fue su manera de defender la identidad nacional mexicana integrada al proceso de cultura iberoamericana y universal. En la mayoría de los edificios importantes de la Ciudad de México aún se admiran las obras de estos y de otros notables talentos del muralismo.

Su influencia se reflejó en la música, en el cine y en prácticamente toda la vida de la nación mexicana que se proyectó al mundo como lo anticipó, con un firme impulso creador que hizo posible la fusión de las corrientes más avanzadas del pensamiento universal para dar paso a una idea de solidaridad y entendimiento basada en la justicia social, que se nutre de la esencia juarista. Vasconcelos murió en 1959, y sus propuestas se están revalorando por los pensadores y políticos con mayor entendimiento en el mundo actual.

Sus aportes indiscutibles a la cultura universal son: La teoría del Apriori Estético, que en el fenómeno de la belleza obedece a formas específicas: Ritmo, Melodía, Armonía y Contrapunto; la teoría de la coordinación mental que liga conjuntos heterogéneos, para lograr una existencia en armonía; y la combinación armónica y estética, no intelectual, para producir efectos de conjunto, perfectamente inteligibles y sensibles. Por esos años, otro genio, Albert Einstein, anunciaba su Teoría de la Relatividad, que se entendió y aplicó mucho tiempos después.

Ora que emergen ideas supremacistas, habría que recordar a la raza cósmica, que es la fusión de razas.


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