Editoriales

El TLC y la educación

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 25 FEBRERO 2018
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El TLC y la educación

La rebatinga de los partidos políticos por sumar a sus proyectos al sindicato de maestros, ha impedido que se ponga atención a la idea de convertir a la educación en un servicio educativo para darle carácter mercantil y alinearlo al modelo neoliberal, como han denunciado pedagogos canadienses al referirse a la renegociación del Tratado de Libre Comercio, que debía iniciar mañana lunes; pero que, se adelantó. 

La séptima ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se realizará en la Ciudad de México del 25 de febrero al 6 de marzo, según informaciones vertidas por la Secretaría de Economía. La fecha que se había fijado era el 26 de febrero; pero, se adelanto de un día, para una reunión técnica en la que habrán de definirse importantes detalles de las mesas de trabajo trilaterales.

Los negociadores mexicanos que encabeza el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, han cedido en la mayor parte de las exigencias de los otros socios, excepto en lo que se refieren a la homologación salarial, el mejoramiento de las condiciones laborales, la equidad de género y el respeto a los derechos humanos, entre los que, desde luego, se encuentra el tema de la educación, que en México están en crisis. 

Esta crisis se deriva de la disparidad de criterios con que se viene manejando: por un lado, el contenido eminentemente progresista del Artículo Tercero de la Constitución y, por el otro, los embates del capitalismo feroz por apoderarse de ese rico filón que es la educación en su conjunto y las escuelas en lo particular. En la educación no se ha ido a fondo en los fines privatizadores por la resistencia de los maestros a ese cambio.

Sin embargo, los poderosos intereses mercantilistas no quitan el dedo del renglón y es posible que logren un sustancial avance durante las negociaciones del tratado que los funcionarios del régimen consideran como un asunto de vida o muerte, cuando todo señala que los vientos soplan ahora en otro sentido. Ceder la formación de las nuevas generaciones al capitalismo es condenarlas a un atraso brutal, a volver a la esclavitud.

El artículo tercero de la Constitución de la República, es el fruto del largo proceso del desarrollo histórico de México. Sus raíces se encuentran en la labor educadora de los frailes españoles que vinieron a México junto con los conquistadores para difundir los más caros valores de la cultura y del conocimiento. Se nutrió de la educación derivada de la concepción lancasteriana de la República instaurada por Guadalupe Victoria; del espíritu de las Leyes de Reforma y desde luego del esplendido legado de la Revolución. 

Luminosas son las palabras del maestro Vicente Lombardo Toledano, uno de los Siete Sabios de México, quien dijo de la educación: “Será nacional, en cuanto, sin hostilidades ni exclusivismos, atenderá a la comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra independencia política, al aseguramiento de nuestra independencia económica y a la continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura”. En el entendido que “Nacionalismo no como una categoría jurídica ni sólo como una tesis política, sino como una programación del aprovechamiento de las riquezas naturales para hacer posible el progreso del país. Nacionalismo, además, para defender la independencia política de nuestra patria…”.

Esa que se encuentra en entredicho por el impacto de los intereses trasnacionales que van por el mundo engullendo la riqueza producida por la mano del hombre y los bienes de la tierra, sin importar el daño que causan a unos y a la otra. En los momentos de cris que vive la educación, el papel de los agentes educativos, de los maestros y demás personas que tienen que ver con la formación de las nuevas generaciones, tienen mucho que decir. 

Porque, como aseguraba Lombardo de la tarea de los maestros: “Requerimos mexicanos de la nueva generación que contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que aporte, a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas, de sectas, de grupos, de sexos o de individuos”.

Maestros que hagan valer, nuevamente, la mística del Art. 3º y el legado de los grandes pedagogos mexicanos; y que impidan que la educación se convierta en servicios educativos regidos por el tanto por ciento. 



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