Editoriales

La Virgen que forjó una Patria

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 12 DICIEMBRE 2019
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La Virgen que forjó una Patria

La película de Julio Bracho de 1942, cuyo título lleva la columna, es una de las bellas aproximaciones del acontecimientos guadalupano que da lugar no sólo al nacimiento de una nación, sino a una serie de sucesos que adelantarían el fin de la Edad Media y el arribo de esa época luminosa conocida como El Renacimiento, ahijado desde la Universidad de Alcalá de Henares por el genial religioso y estadista que fue el Cardenal Cisneros. La aparición de la Virgen tiene propósitos de unidad, identidad y fraternidad.

Por esa razón, la Virgen de Guadalupe ha estado presente en los grandes eventos nacionales en los que el pueblo mexicano sale victorioso proclamando los ideales de libertad, justicia, paz y concordia. Estuvo al inicio de la nueva nación, durante la Colonia, en la Guerra de Independencia, en la Reforma y la restauración de la República, en la primera revolución social del siglo XX y está ahora. Bajo su amparo, México va con paso firme consolidando el proyecto que habrá de dejar atrás la noche oscura.

¿Qué tienen que ver la Virgen de Guadalupe con la reina Isabel la Católica, el Cardenal Cisneros, fray Bartolomé de las Casas, el obispo fray Juan de Zumárraga, Carlos V y el papa Pablo II? ¡Mucho! Para saber de ello quizá sea necesario leer el libro Vitrales de Nuestra Señora de Guadalupe en Reynosa, que a partir de hoy está disponible en la librería virtual de Amazon, bajo la firma del autor, con un tiraje muy pequeño en papel para ponerlo a disposición de la comunidad regional en ambos lados de la frontera.

Se trata de un libro que inicialmente estaba encaminado a dar a conocer los extraordinarios vitrales del templo de Nuestra Señora de Guadalupe. 24 piezas, algunas de enormes dimensiones, en las que se narran tres momentos claves en las apariciones de la Virgen a san Juan Diego, y otras en que 14 ángeles portan igual número de símbolos de las letanías lauretanas con las que se rinde pleitesía y devoción a la Madre de Dios; además de 7 piezas con motivos sagrados de la Religión Católica, bellamente creados.

Sin embargo, al abundar en las investigaciones de sucesos ocurridos hace dos mil, o hace 500 años, o más de medio siglo, fueron apareciendo evidencias de que la Virgen de Guadalupe sale del ámbito puramente religioso para tener un papel relevante en los acontecimientos políticos, sociales y culturales más importantes y cumple una encomienda de unidad para la paz. Así fue diez años después de la caída de la Gran Tenochtitlán, al inició de México como nación independiente y a lo largo de toda su historia.

En Reynosa, fue el elemento cohesivo de las diversas corrientes migratorias que poblaron esta urbe y que encontraron, a mediados del siglo XX, una tarea y un esfuerzo común en la construcción del nuevo templo de Guadalupe, logrando levantar una edificación magnífica, con los materiales más valiosos de la época, incluso mármoles traídos de Italia y vitrales espléndidos fabricados por Casa Montaña bajo la inspiración de los muralistas mexicanos. Empeños que fueron coordinados y dirigidos por doña Bertha González de Garza Zamora y doña Dolores Reséndez de Calderoni al frente de la UCFR.

Precisamente, del legajo documental que la familia de doña Bertha entregó al Archivo Municipal a fin de que fuera una permanente fuente de consulta para quienes se interesen en conocer más de la historia de este municipio, pudimos obtener parte del material que conforma una de las tres partes del libro. En la primera, se habla de los orígenes del sentimiento religioso, de la Revolución del Amor, que trajo al mundo Jesús, llamándose hijo de Dios, por quien desde hace dos mil años vivimos en la era cristiana.

La segunda parte, presenta y explica los 24 vitrales, con algunas observaciones pertinentes que permiten identificar el sitio y los elementos propios del lugar en que ocurrieron las apariciones en el Valle de México, al pie de los grandes montañas Iztaccíhuatl y Popocatépetl, que se ven coronadas de nieve. La última parte, da cuenta de la tarea que cumplió doña Bertha como promotora de Reynosa.

A lo largo de la obra se citan expresiones de intelectuales de alto reconocimiento como Octavio Paz, quien dice en su Laberinto de la Soledad que: "La Tonantzin-Guadalupe, una verdadera aparición, en el sentido numinoso de la palabra; una constelación de signos venidos de todos los cielos y todas las mitologías, del Apocalipsis a los códices precolombinos y del catolicismo mediterráneo al mundo ibérico precristiano. El más puro producto de la mentalidad criolla que supo amalgamar, para consumo de todos los estratos raciales y culturales, los elementos prehispánicos e hispanoárabes. Así, la Virgen es la gran madre que necesitaban todos, indígenas, criollos y mestizos, imaginándola y experimentándola a su modo y según sus intereses". Es la Virgen que forjó una Patria. 

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