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La unidad: misión imposible
En el discurso, la unidad se escucha, se ve, y se escribe fácil. Por eso, cuando Ricardo Monreal o Mario Delgado, lo dicen de una forma enfática y elocuente que retumba en los oídos de la militancia y los grupos de Morena, puede que impacte o sensibilice a quienes les está mandando el mensaje.
Mediáticamente puede ser que el llamado a la unidad funcione, pero es imposible lograrla cuando la diversidad de intereses que confluyen en un movimiento tan abstracto, como lo es Morena, se consiga.
Ante lo que se vive, y lo que está ocurriendo en Tamaulipas, el llamado a la unidad es sólo un buen deseo. Incluso, quienes la promueven como Monreal y Delgado, saben que muchas veces se pronuncian solo de los dientes para fuera, pues con sus conductas públicas y privadas no abonan a ese deseo de que todos estén de acuerdo políticamente y asuman que la Cuarta Transformación requiere de eso: caminar todos en una misma dirección para ganar el poder el próximo año.
Es mucho lo que está en juego; es la lucha por el poder; es la guerra. Y en la guerra hay muchas víctimas.
Tamaulipas, no es solo un territorio que forma parte del país: es un Estado diferente a todos. La naturaleza lo colocó al sur del Estado más rico del mundo: Texas. Con mar, puertos, cruces fronterizos, como no lo tienen Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Sonora o Baja California; es la puerta de entrada y salida de un continente; su suerte y destino político y económico no depende del poder en Palacio Nacional; depende de Washington, la capital del mundo. Por eso y por más, la unidad política es un sueño guajiro de quienes lo promueven.
La lucha política en Tamaulipas, está más allá de un deseo del Presidente de la República de ganarlo para satisfacer y demostrar su poder, o el atrincheramiento del PAN y sus gobernantes para mantenerlo. Es algo que está más allá del alcance de partidos y proyectos personales.
La unidad para lograr la candidatura a gobernador en Morena, difícilmente se va a dar, no solo por lo que hemos señalado, sino porque cada grupo que lo busca tiene intereses que no empatan. Los grupos políticos del Estado, históricamente nunca han jugado en equipo, como sucede en Nuevo Leon, por ejemplo, en donde los empresarios de la capital regia se mueven bajo una línea; por eso son potencia económica. En Tamaulipas, los intereses no son los mismos en Nuevo Laredo, en Reynosa, Matamoros, o el centro y sur.
Cuando Mario Delgado afirma: "la división, es traición", a ningún de los aspirantes le va a espantar. Estos van a seguir haciendo su lucha y despedazándose. Pero en algo sí tiene: el adversario, en este caso el PAN, le apuesta a que los morenos se fracturen.
No le alcanza al panismo a remontar la desventaja que tiene, pero sí puede convertirse en un rival electoral que haga sufrir a la poderosa Morena que hoy luce inalcanzable. La confianza y la soberbia morenista son dos factores que sí le pueden hacer daño. Queda claro entonces que el llamado a la unidad en el contexto de esta lucha por el poder, es un bonito y tierno deseo de sus promotores.